CAPÍTULO 11

Terminamos de mercar y mientras volvemos a casa hablamos de nuestras vidas en los últimos doce años.

-Dime Tara, ¿Como te va siendo la Doctora Villa?-

*Le pregunto y ella sonríe*

-Bien, me gusta atender personas que sé realmente me necesitan, estaba trabajando en emergencias en un hospital público en ciudad N, pero renuncié antes de venir a verte como ya sabes tengo pensado viajar fuera del país y no sé si regresar sea una opción-

*Da un gran suspiro*

-Parecera increíble, pero realmente extraño mi trabajo, espero poder volver a ejercerlo en algún momento cuando pase todo esto con mi madre-

*Palmeo su pierna y nos sonreímos*

-Estoy seguro que lo harás en algún momento, ahora solo preocupate por la tía Violeta, estoy seguro que todo estará bien con ella y tu vida volverá a la normalidad para que vuelvas a estar rodeada de agujas y sangre-

*Le digo entre risas y ella afirma con su cabeza*

-Sí, espero que todo este bien, no puedo imaginar mi vida sin mi mamá, sabes que ella es mi única familia, no quiero quedarme sola-

*Dice con su voz entre cortada y yo me detengo ingresando al parqueadero inmediatamente para abrazarla*

-Todo estará bien con la tía Violeta y sabes que nosotros somos tu familia también, nunca te dejaríamos sola, eres como una hija para Noah, hasta el punto que juraría te quiere más a ti que a las gemelas además cada uno de los integrantes de mi familia te ama y yo sin importar nada siempre estaré contigo y para ti, te prometo que nunca estarás sola ¿Ok?-

*Levanto su barbilla y ella afirma con su cabeza, limpio la lágrima que baja por su mejilla*

-Gracias Dom, pero mi madre... Ella-

*Comienza a llorar sin poder seguir hablando y yo la abrazo con fuerza para consolarla*

-Tu madre es una mujer fuerte que podrá con todo lo que se interponga en su camino y heredaste esa fuerza de ella por lo que sea que este sucediendo sé que no se van a derrumbar-

*Le doy un beso y mientras nos besamos escuchamos que tocan la bocina de otro auto detrás de nosotros para que nos movamos*

-Debemos parquearnos bien, las demás personas también quieren ingresar al edificio-

La escucho y arranco nuevamente el auto para parquearlo, pero no puedo dejar de pensar en lo que puede estar pasando en su vida respecto a la tía Violeta. Bajamos del auto y subimos al ascensor para subir al apartamento.

-Tara, esa amiga tuya, ¿También es médico?-

*Le pregunto y ella sonríe afirmando con su cabeza*

-Sí y de las mejores, en la universidad compartíamos dormitorio, pero ella iba dos semestres más adelante que yo y era la mejor de su clase, se graduó con honores y hace poco terminó una especialidad, ella es grandiosa y muy inteligente-

*Me dice con alegría al hablar de esa persona*

-Supongo que para llevarse bien contigo debe ser alguien muy buena y aplicada en cada cosa que hace-

*Se bufa de mis palabras y parece recordar algo que le causa gracia*

-Es alguien muy buena en casi todo lo que hace, pero... estoy segura que se llevaría muy bien contigo si se conocieran, juraría que tienen muchas cosas en común, creo que más que conmigo, su vida es un caos, pero al igual que tú logra equilibrarla con su trabajo-

Me dice con cierto tono de ironía, pero el ascensor abre y ella baja de inmediato sin darme oportunidad de preguntar nada más. Bajo con las bolsas e ingresamos al apartamento donde comenzamos a organizar la alacena, no hablamos más del tema de su amiga, pero parece ser que son muy cercanas y de cierto modo eso me brinda un poco de tranquilidad por que al menos a tenido a alguien a su lado para cuidarla y lograr que sonría en medio de todo el sufrimiento que le he causado en su vida. Me dedique a escucharla hablar de lo mucho que ama su profesión y su vida, esa de la que he estado excluido desde que tenemos quince años.

Terminamos de arreglar y me siento en la sala un poco cansado por lo que hemos estado haciendo el día de hoy, cosas que de manera normal en mi vida nunca hago. La miro a través de la apertura que hay entre la sala y la cocina.

-Dom, ven para que hagamos el almuerzo-

Me dice en medio de burlas por que ella sabe que no sé cocinar, es más, ni siquiera sé dónde van las cosas de mi propia cocina, todo lo que tengo en ese lugar es por que la señora que me hace la limpieza las a comprado. Me río de sus palabras y la miro levantando una ceja.

-Supongo que debe ser gracioso para ti decirme eso aun sabiendo que soy pésimo cocinero, pero te diré que hago una leche hervida muy deliciosa-

Ella se ríe y la puedo ver buscando en la alacena los trastes para comenzar a cocinar, yo me levanto del sillón y camino hacía ella.

-Si al menos no se te derrama podría creerte-

Nos reímos mientras la sostengo por la cintura atrayéndola a mí y dándole un apasionado beso mientras acaricio su cuerpo. La levanto sentándola en el mesón de la cocina al tiempo que levanto su blusa hasta sus pechos y ella suelta mi corbata hasta que escuchamos que abren la puerta haciendo que nos detengamos.