Llegué a la casa de la manada y todos estaban tan ocupados que no notaron mi presencia. La señorita perfecta se encontraba en el patio junto a las omegas hablando de su ceremonia de apareamiento con una sonrisa en su rostro. Todas reían alegremente, lo que me llenó de rabia. Esas chicas eran mis compañeras de manada, pero parecían más felices de tenerla a ella que a mí.
Con cuidado caminé por la casa tratando de no tropezarme con nada que tuviera al frente, ya que mi visión no era muy buena. Fue parte de mi castigo por desafiar a la madre naturaleza, lo que me dejó medio ciega, pero eso era algo que nadie sabía aún.
Olfateé el aire tratando de localizar a Marshall. Logré seguir su olor hasta su habitación. Cuando estuve frente a la puerta, volví a mi forma humana, quedando completamente desnuda. Puse mi mano en el cerrojo y la abrí lentamente. Pude distinguir a duras penas su figura de espalda frente a la ventana, parecía distraído mirando algo en específico.
- Marshall - lo llamé, haciendo que se volteara hacia donde yo estaba. Su rostro mostró sorpresa al verme en ese estado y de inmediato tomó una manta y la puso sobre mi cuerpo para cubrirme. Su reacción me dejó decepcionada. No era lo que esperaba. Si bien no soy muy atractiva, tengo un hermoso cuerpo y ningún hombre se resistiría a mí, sin contar que yo era su pareja.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó luego de cubrirme con la manta. Parecía un tanto desconcertado, pero no estaba nervioso ni excitado. Más bien, parecía incómodo de tenerme ahí.
- Quiero que hablemos - le dije. Él me ayudó a sentarme en el sofá que estaba en la habitación, cerca de la ventana. Miré hacia afuera, dándome cuenta de que había estado mirando a Marshall. No era nada más que Albania y las omegas hablando alegremente en el patio trasero. "¡Otra vez esa mujer!" Ya empezaba a aborrecerla con todo mi corazón.
- Te escucho - dijo Marshall, quedándose de pie frente a mí. Su majestuosa figura me dejó boquiabierta. Su cabello estaba alborotado, la camisa blanca que llevaba puesta estaba desabotonada, dejando al descubierto su perfecto y tonificado abdomen, y sus pies estaban descalzos. Era hermoso en todo sentido y jamás dejaría que esa mujer se lo quedara. Él era mío, solamente mío.
-¡No te cases con la señorita Green! ¡Quédate conmigo, yo te amo, Marshall! Por favor, elígeme a mí, yo puedo hacerte feliz.
Le dije entre lágrimas mientras observaba su reacción. Marshall lanzó un suspiro de frustración, maldiciendo entre susurros.
-No puedo hacer eso, Roxanne.
Dijo con voz calmada. Sus palabras fueron como un puñal que se enterraba en mi corazón, otra más que tenía que soportar.
-¿Por qué?
Dije sintiendo como un nudo se formaba en mi garganta y mis lágrimas comenzaban a caer por mi rostro. Marshall se estaba impacientando, podía verlo y sentirlo. Odiaba ser cuestionado, pero en ese instante no me importaba.
-Albania podría estar embarazada.
Sus palabras fueron como un balde de agua fría. Eso no podía ser cierto, ella no podría quedar embarazada tan rápido a menos que estuvieran juntos durante su celo.
-¡No, no, no!
Fue lo único que pude pronunciar mientras agarraba mi cabeza y negaba con fuerza. Fue un golpe duro. El hombre que amaba tendría un hijo con otra, se casaría con otra y formaría una familia con otra.
-Lo siento mucho, Roxanne.
Escuchar sus disculpas no me hacía sentir mejor, todo lo contrario, me enojaba y frustraba más.
-¡No lo acepto!
Grité, dejándolo sorprendido. Me importaba un carajo si la princesita de papi estaba embarazada. Jamás dejaría a Marshall.
-No tienes por qué casarte con ella solo porque está embarazada. Lo de ustedes fue un error, podemos solucionarlo.
Propuse inmediatamente. Marshall arrugó el entrecejo y se cruzó de brazos. Conocía esa expresión, la hacía siempre que estaba enojado.
-¿Cómo podemos solucionarlo?
Preguntó con su voz de alpha. Sus músculos estaban tensos, algo le había molestado.
-Ella no es tu mate, ese niño nunca debió existir.
Me arrepentí en ese momento de mis palabras. Su mandíbula se tensó y su aura se hizo pesada.
-¿Según tú, ella debe abortar para que estemos juntos?
-Yo...
No supe qué responder en ese instante. Su voz era profunda y tenebrosa. Lo último que quería en ese momento era que su parte salvaje tomara control de él, o eso no terminaría bien para mí.
Un error o no, jamás sería tan egoísta para matar a mi propio hijo. Sé que esto para ti es doloroso, pero nunca quise que fueras mi luna. Te lo dije muy claro, no tienes lo que se necesita para gobernar a mi lado.
- ¿Y ella lo tiene? ¿Qué tiene ella que yo no?
Estaba enojada y dolida, no me importaba perder el control y parecer una loca. Era mi felicidad lo que estaba siendo arrebatada. Él se quedó en silencio, haciendo que me frustrara más. Perdí el control y me quité la manta antes de que él pudiera reaccionar. Me lancé sobre él y lo besé con fuerza. No me importaba nada, yo no lo perdería.
- Interrumpo.
Marshall me empujó con fuerza, haciendo que cayera al suelo. Levanté la mirada y vi de quién se trataba. Albania Green estaba parada en la puerta, tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido. Su aura se había vuelto sofocante, sentía que me aplastaría.
- ¡Albania, no es lo que parece!
Marshall corrió a su lado, intentando excusarse con ella. Se notaba nervioso y asustado en su presencia. Ella miró en mi dirección, su mirada era tan fría que sentía que mi cuerpo se congelaba. Temblé de miedo, nunca había visto una mirada tan siniestra, aparte de los Alphas de mi manada.
- ¿Entonces qué es? Porque según puedo ver, hay una mujer desnuda en tu habitación y te estaba besando con ella.
Albania me señaló de forma despectiva. Cuando la conocí, me pareció una mujer amable y muy dulce. Pensé que si un día nos viera juntos, saldría llorando a buscar a su padre y refugiarse en sus brazos, pero parecía que me había equivocado.
- ¡No, Alba, déjame explicarte!
Él intentó acercarse, pero ella puso una mano al frente como advertencia, dejándolo congelado en su lugar.
- Puedes continuar lo que estabas haciendo. Iré con mi padre y le diré que no voy a casarme contigo.
Albania salió de la habitación, dejando a Marshall parado frente a la puerta. Él miró en mi dirección con mucho enojo antes de echarse a correr detrás de ella, mientras gritaba su nombre, dejándome ahí tirada en el piso, sola y desnuda, yéndose detrás de ella, importando un carajo cómo me encontraba yo.
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Updated 42 Episodes
Comments
Claudia Reveca Diaz Rodriguez
Que giro me encanta
2023-05-24
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Maria Cristina Barrionuevo
ahora entiendo Alba es su verdadera mate.La diosa lyna le dio ese caracter para que puedan estar juntos ya que su otra mate fue antinatural
2023-05-18
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