Capitulo 5

Lucrecia:

Me habia levantado mirando que no tenia ni una sola llamada de Bastian, hoy era la noche mas importante se haría publico mi compromiso con Bastian, el hombre de mi vida, el único hombre que hace que mi corazón lata a mil por hora.

Sali de mi habitación buscando a mi madre donde ella andaba dando instrucciones para la fiesta de mi compromiso. Esta vuelto una loca. Baje las escaleras.

- Ya te despertaste cariño.

- Si y Samuel aun sigue con sus mal de amores.

- Lucrecia por favor! No quiero que lo molestes con ese tema. Vino demasiado tomado y todo por culpa de esa niña.

- Esta maldita chacha, con Samuel no se va a quedar mami, no te preocupes, he llamado a una amiga que se muere por Samuel y como ella estará aquí le diré que no lo deje ni a luz ni sombra.

- Quiero a esa mugrosa lejos de mi hijo.

- Solo a ti se te ocurrió decirle que venga.

- Tu padre como siempre.

- Oye mamá esa niña sabe sobre la herencia de Samuel?

- No, no creo.

- Piensalo, debes hacer que modifique su testamento cuando antes. Acuerdate que no tiene mucho que habló al notario para que modificará el testamento de samuel que se hará valido en 2 meses que cumple 18 años.

Mire cuando mi madre se quedo con la angustia ya que no fue permitido que asistamos a la modificación de su testamento.

Tome el móvil de nuevo marcando a Bastian pero como siempre seguía sin atenderme la llamada, estaba mas que furiosa, si él cambia de opinión después de lo que pasó anoche juro que mataria lentamente a esa mugrosa.

Renata:

Me levante estirando mi cuerpo, no podía quitar de mi mente el hecho de volver a estar bien con Samuel, revise mi móvil, viendo sus mensajes…

Mensaje: “Eres el amor de mi vida asi tenga que enfrentarme con viento y marea estaré junto a ti siempre”

Sonreí besando la pantalla del móvil, lo que es ser muy cursi, pero no me importaba. Me metí al baño para darme una ducha y empezar a prepararme para ir al trabajo, hoy no quería dar motivos para que tenga la oportunidad la señorita Lucrecia de decirme de cosas o dejarme mal de nuevo frente a sus invitados.

- Reni, hija ya esta el almuerzo.

- Ya salgo!

Me apresuré, la casa de los Ferretti debia estar hecho un total caos. Asi que tenia que llegar un poco temprano para ayudar en lo mas que pudiera además que vería a Samuel por ratos eso me hacia sentir mucho mejor.

Sali del baño tallando mi cabello, deje la toalla en una pequeña silla, mientras estaba en mi habitación acomodaba un poco, cuando empecé a escuchar a mi madre que estaba tosiendo, corri atenderla cuando mire el piso lleno de sangre..

- Mamá pero que ha pasado…

Empecé a dar pequeños golpes en su espalda para aliviarla un poco, fui rápido por un poco de agua.

- Es por la enfermedad?

Mi pobre madre empezó a respirar un poco profundo asintiendo con la cabeza lo que le preguntaba.

- Pense que era cancer de mamá y que eso no lo causaba.

- No lo sé Renata, mañana tendre que ir con el oncólogo.

Atendí a mi madre para cuando me fuera ella estuviera bien y no se quede con el pendiente de hacer algo. Termine por limpiar el piso mientras que ella estaba recostada en su habitación, termine de almorzar y me fui a despedir de ella.

- Mami me llamas cualquier cosa… si?

- Si hija, cuídate, por favor no hagas nada imprudente y mantente lo mas lejos pero de la señorita Lucrecia.

- Si mamá.

Me acerque a ella dejandole un beso en la frente, la arrope y Sali de su habitación. Acomodé dejando todo bien en la casa y Sali cerrando con llave. Sali a la avenida tomando un taxi, el conductor ya me conocía, siempre andaba por esos rumbos asi que enseguida tomo el camino para poder llegar donde seria mi destino.

Mi móvil sono viendo en la pantalla que era Samuel. Tome la llamada.

Llamada:

- Hola hermosa!

- Hola Guapo!

- Ya vienes?

- Si.

- Tendre que mantenerme lo mas que pueda lejos pero a la vez cerca.

- Como es eso?

- Muy sencillo si te encuentras en la cocina estaré ahí pero sin hablarte.

- No creo que a tu madre le haga en gracia eso.

- Ya veremos. Te amo.

Sonreí al terminar la llamada, el conductor solo me miro por el retrovisor. Cuando me indico que habia llegado. Me baje agradeciéndole al hombre, que como siempre le pague y el señor se alejo.

Tome un gran suspiro, entre como siempre por la puerta de atrás, Maria me saludó con una gran sonrisa, en seguida me ocupe haciendo lo que me indicaban, estaban todos en un gran movimiento.

Lucrecia: Maria no te dije que quería rosas blancas, dije rosas blancas, que no entiendes…

María: Señorita su organizador las cambio por petición del Señor Bastian.

Miré cuando la señorita Lucrecia me miraba de pies a cabeza, pero volvi en lo que estaba haciendo.

Lucrecia: TÚ ESTUPIDA QUE HACES AQUÍ?

María contesto por mi, al ver que deje de inmediato de hacer lo que estaba para poder responder.

María: Su madre pidió que este aquí, no se preocupe ella estará en la cocina.

Lucrecia: ESO ESPERO, NO QUIERO QUE ENSUCIE ALGO DE MI FIESTA!

Lucrecia salió de la cocina con ese aire de grandeza que tiene, la verdad no me importaban sus ofensas muchas personas viven pensando que lo mejor seria rendirse pero esto para mi no era opción, tenia que terminar este trabajo además que en cualquier momento podría ver a Samuel aunque sea con su mirada cautivadora me acostumbraría.

Maria: Cariño no le hagas caso, ella siempre anda de malas.

- No, paso de sus competarios.

Samuel: Hola Maria me regalas un poco de eso que preparas.

- Se lo sirvo joven!.

Samuel: Gracias Renata!

María: Señor Samuel, usted no debe estar aquí. Si lo ven cerca de la niña Renata lo regañaran.

Samuel: Para lo que me importa lo que digan mis padres, en cuanto a ella, no te preocupes solo vine por un poco de la comida, tampoco me interesa quedarme y admirar tanta belleza de Renata.

Sonreí negando con la cabeza, estaba mas que claro que con esos comentarios María no se los pasaria.

- Aquí tiene joven!

- Me llamo Samuel, o Samuelito para las niñas bonitas!

Segui en lo que estaba, en cualquier momento los padres de Samuel podrían entrar y vernos aquí. En verdad Samuel, solo estaba hablando con María aunque en cada palabra me veía a mi pero eso no me importaba, podía sentir su presencia y su compañía aunque sea que no nos dirijamos la palabra.

Madre: SAMUEL QUE HACES AQUÍ, YA ES HORA QUE TE CAMBIES!

Samuel: Es necesario que este presente.

Madre: Tú niña, ve a ver si hace falta algo en el comedor.

Samuel: Negativo, Renata no ira, tu adora hijo prohibio que salga del lugar de la cocina, ni modos madre tendrás que ocupar a otra.

Mire cuando Samuel se levanto saliendo de la cocina, me di la media vuelta terminando de limpiar las copas, pero sentía la mirada de la madre puesta en mi aunque no la viera, eran obvia en lo que hacia que solo de pensarlo que tuviera dos balas ya me hubiera disparado.

Maria: Vamos Reni, estarás conmigo en el comedor para ver si algo hace falta.

En todo momento estaba junto con María, los invitados habían llegado, de hecho el prometido de Lucrecia habia llegado, lo mire demasiado elegante y a pesar que estaban ellos juntos parecía como si no hubiera la mínima química de amor entre ellos, eran como el agua y el aceite pero a lo mejor por eso se llevaban y hasta se iban a casar por ser iguales, nunca lo conocí ni lo trate.

Madre: María donde esta Samuel?

María: Lo envió a cambiarse!

Madre: Pero ya se tardo, y Lucrecia trajo a Melissa para que este con él esta noche.

Baje mi mirada, era obvio que algo asi harian para poder alejarlo de mi, pero ni con eso lo iban a lograr.

Madre: Renata ve a buscar a Samuel, pero le dices y con la misma bajas.

- Si señora.

Me aleje de ellas, empezando a subir las escaleras, la habitación de Samuel era la ultima del pasillo.

- Que raro!

Entre empujando un poco la puerta mirando que la luz del baño estaba encendida, empecé a palpar la pared hasta que di con el apagador, encendí la luz…

Mire hacia abajo en el piso, entre muy despacio, el piso estaba cubierto de sangre, empuje la puerta del baño, que estaba todo cubierto de sangre.

- Sa… sa.. Samuel?

- Re.. re..

Gire mi cuerpo mirando a Samuel tirado en el piso del otro extremo de la habitación, corri hacia el. Pase mi mano por debajo de su cuello para alzarlo.