Al otro día, Amélie se despertó con un dolor intenso de cabeza. Ella vio que tenía puesta una camisa de Félix, que por cierto era para ir a trabajar. Al verse, quedó paralizada y pensó que posiblemente, borracha, habría tenido su primera vez. Al rato, Félix se despertó.
"Buenos días", dijo Félix entre bostezos.
"Buenos días, amor", respondió Amélie dando un beso.
"¿Recuerdas algo de anoche?", preguntó Félix.
"No, ¿por qué estoy vestida así?", respondió Amélie con otra pregunta.
"Parece que en serio no recuerdas nada. Ibas a tomar mi cuerpo", Félix dijo en tono dramático.
Ella lo miró confundida, alzando una ceja y cruzando los brazos.
"Primero, ya estabas borracha, así que te llevé para que durmieras. Te dejé en la cama y me fui a bañar. Cuando volví, empezaste a coquetear. Te dije varias veces que no. Luego, querías que te ayudara a desamarrar el corsé. Te ayudé y casi te desnudas en frente mío. Después, te sentaste en mis piernas diciéndome que querías hacer el amor...", Félix respondió dando lujo de detalles. Fue interrumpido por Amélie, quien lo besó.
"Ok, creo que ya recordé un poco. Al final, me abrazaste y solo dormimos. Gracias, no sé por qué quería eso en ese momento", Amélie agradeció.
"Bueno, no hay de qué", respondió Félix.
Ella se cepilló, mientras él organizaba la cama, la cual estaba hecha un desastre. Ella salió de la habitación todavía llevando puesta la camisa de Félix y estaba en ropa interior, lo que era muy revelador. Bajó con la intención de prepararles el desayuno a ellos dos y tomar o comer algo para la resaca. Al bajar, se dirigía a la cocina, pero antes decidió ver si la sala estaba organizada. Allí se encontraba Minjoon, Emma y Yomaira, ya que el resto de los invitados se habían ido. Al entrar en la sala, los vio hablando, pero al intentar saludar, vio que estaba en casi ropa interior y se puso roja. Estaba dispuesta a regresar a la habitación.
Al querer girar, sintió que unos brazos la rodeaban. Ella se asustó y casi grita, pero alguien le cubrió la boca. Ese alguien era Félix, que tenía intenciones de asustarla, pero al ver a sus padres, se retractó. Así que la cogió y la llevó en brazos hasta la habitación, donde ella entró al baño y se puso una pijama para disimular.
Al bajar, vio el reloj de la sala y eran la una de la tarde. Ella quedó perpleja ante cómo había transcurrido tan rápido el tiempo, así que saludó a todos. Yomaira había preparado el desayuno, así que les había guardado un poco. Eran unas tortillas con mozzarella, tostadas y un vaso de yogurt. Ella le agradeció y se sentaron en la sala junto a sus padres.
-¿Cuándo creen que deberíamos ir para la cabaña? -preguntó Minjoon.
-Por mi parte, sería mejor dentro de unos tres días. ¿Qué les parece? -opinó Félix.
-Me parece bien, así podríamos aprovechar ese tiempo y organizarla para que sea cómoda -respondió Amelie.
-Sí, ya se arreglaron las habitaciones y se instaló una piscina. Algo bueno de la cabaña es que su ubicación es cerca de un bosque, lo que hace que sea fresca -dijo Emma.
-Antes de irse, Andrés dijo que no podría ir con nosotros a la cabaña porque va a ir con Mary de vacaciones a Italia a visitar a sus suegros -comentó Yomaira.
-Bueno, ¿cuántas habitaciones tiene la cabaña? -preguntó Amelie.
-La cabaña en sí tiene ocho habitaciones. Una de esas está ambientada para niños, por lo que es más pequeña que el resto. Tiene una cocina grande tanto adentro como afuera para hacer barbacoas. Cada habitación tiene su baño con tina y televisor, una sala con chimenea y la piscina -explicó Minjoon.
Todos aceptaron que irían en tres días, es decir, el martes en la mañana a la cabaña. Amélie subió a la habitación donde se iba a bañar, pero primero decidió buscar la ropa. La verdad era que prácticamente no tenía, así que llamó a Félix.
-¡Félix! ¿Podrías venir un momento? -gritó Amélie desde la puerta de la habitación.
-No voy a ir -respondió Félix desde la cocina.
-¿Por qué? -preguntó Amelie mientras bajaba las escaleras.
-Porque no me llamas de otra forma -dijo Félix haciendo puchero.
-Bueno, amor, puedes ir a la habitación un momento -Amelie dijo.
-Sí -respondió Félix.
Sus padres vieron toda la situación y se rieron, ya que nunca creyeron que dos personas con personalidades tan reservadas y frías pudieran llevarse tan bien. Antes de que ellos llegaran a la habitación, se despidieron, ya que tendrían que hacer algunos deberes. Así que Amélie y Félix quedaron solos en la mansión. Los dos llegaron a la habitación y allí Amélie le explicó que no tenía ropa.
- Pues no hay nadie, así que ¿por qué no te quedas como esta mañana? - dijo Félix refiriéndose a la ropa con la que despertó.
- Quisiera, pero ¿si alguien llega? - preguntó Amélie.
- Pues me aseguro de que no vea lo que es mío - dijo Félix en tono serio.
Amélie rodó los ojos con una sonrisa. Ella tenía mucha pereza, además hasta hace poco se le estaba pasando la resaca, así que primero lavó su ropa que tenía sucia, ya que no tendría qué ponerse al día siguiente. Luego regresó a la habitación y sacó una ropa interior de su bolso y una camisa de Félix. Esta era un poco más corta que la anterior. Ella iba a entrar en el baño, pero luego giró hacia Félix:
-¿Nos podemos bañar juntos ahora? -preguntó Amélie sonrojada.
-Sí, pero todavía no tienes resaca -dijo Félix alzando una ceja con una sonrisa coqueta.
-Solo te estoy diciendo que a bañar, no creas eso -respondió Amélie cubriendo su rostro con sus manos, porque estaba muy sonrojada.
Él sonrió y asintió, así que ella entró primero y allí se desnudó y entró en la tina, la cual se estaba llenando. Luego entró él en toalla, y en el baño, allí él también se desnudó y con cuidado entró a la tina. Félix se encontraba sentado y Amélie se había acostado sobre él, quien empezó a jugar con su largo cabello suelto:
-¿Crees que lo haremos bien? -preguntó Amélie.
-¿De qué hablas? -respondió Félix con otra pregunta.
-En nuestra primera vez -respondió Amélie.
-Yo creo que sí, nos amamos y sabremos cómo seguir -dijo Félix agarrando los cachetes de Amélie.
-Te amo -dijo Amélie.
Félix correspondió dándole un beso en la cabeza. Ella se levantó y empezó a lavarse el cabello, así que él se colocó atrás y empezó a lavarle el cabello y fue bajando por la espalda hasta que le dio una nalgada. Ella se dio un pequeño salto y se puso roja. Ella se quedó quieta, él se reía internamente por su reacción. Él se sentó en la tina y ella empezó a lavarle la espalda, ya que parado no podía por la altura.
Mientras lavaba la espalda, ella le empezó a dar besos por el cuello, lo que lo estaba excitando, pero luego ella paró repentinamente y lo dejó con las ganas. Esa era su venganza por la nalgada. Ella se colocó la ropa interior y se puso la camisa, mientras que él se puso una pantaloneta y estaba sin camisa. Amélie bajó con la intención de hacer las palomitas, ya que pensaban ver una película. Al intentar bajar la bolsa de maíz, recordó el momento en el que casi se daban su primer beso, en ese mismo lugar.
respondió Félix sonriendo.
Ella subió a su departamento y comenzó a empacar sus cosas, mientras que Félix se encargaba de llevarlas al coche. Después de un par de horas, todo estaba listo y se dirigieron a la cabaña.
Durante el camino, Amélie iba emocionada, pensando en la nueva vida que tendrían juntos. Félix, por su parte, estaba concentrado en la carretera, pero no podía evitar sentirse feliz al lado de Amélie.
Finalmente, llegaron a la cabaña y comenzaron a desempacar. Amélie se encargó de la cocina, mientras que Félix armaba la cama. Después de un rato, todo estaba listo y se sentaron a descansar.
La noche llegó y se acostaron juntos, abrazados. Amélie se sentía segura y feliz al lado de Félix, mientras que él no podía evitar sentirse afortunado de tenerla a su lado.
Así comenzó una nueva etapa en la vida de Amélie y Félix, juntos en su cabaña, disfrutando de la tranquilidad y el amor que se tenían mutuamente.
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