III. Debes estar bromeando

12 de Agosto, 2014

Aza y Agnes son tan divertidas y refrescantes. Es maravilloso tener amigas así, de esas que te siguen el juego con cualquier cosa como disfrazarse de la nada de Cazadores de Sombras o de las que encajan tan bien con tu locura que es como si se conocieran de toda la vida.

Las tres hablamos todos los días y hemos encontrado muchas cosas en común. Agnes es tenista y suele tener entrenamiento cuando Aza y yo estamos libres, así que pasamos esas horas viéndola entrenar y platicando de cientos de cosas. Aza en cambio no hace deporte pero lleva miles de clases avanzadas: biología, química, anatomía y cualquiera relacionada a la odontología porque claro es lo que quiere estudiar.

Parece que las tres encajamos tan bien como los tres chicos encajan entre ellos. He hablado con ellas en estos cuatro días más de lo que he hablado con mi papá en toda mi vida y no estoy siendo sarcástica. La cosa es que me siento en confianza con ellas y es genial porque tengo a dos chicas a las que les puedo contar mi vida, mis problemas y mis pensamientos sin necesidad de que exista un filtro en mi boca.

🌿☀️🌿

14 de Agosto, 2014

Resulta que no porque sean los primeros días de clases vamos a tener un inicio relajado. Mañana tendremos un examen que abarque todas las asignaturas que imparten en la preparatoria. Es un examen que hacen cada año y que cada año vuelve loca a toda la comunidad Soraya Jiménez. Y entonces aquí estamos los seis intentando relajar nuestro cerebro para que mañana no nos volvamos locos.

—Entonces ¿por qué no jugamos a hacer preguntas? —Dice Mati con una sonrisa maléfica. —Pero deben responder completamente con la verdad.

—¿Te refieres a que conversemos? —Le pregunta Agnes ganado una risotada mía.

—Se refiere a que hagamos un círculo y le hagas preguntas a quien esté a tu derecha que debe responder sólo con la verdad. —Explica Jab.

—¡Hagámoslo! Suena mucho mejor que pasar el resto de la noche estudiando sobre la economía de 1954.

—El Milagro Mexicano. —Respondo en automático a las palabras de Alex. Él me sonríe. —Lo siento, fue inevitable.

—Lo sé. —Dice él con complicidad.

Nos acomodamos en un círculo que rodea la mesa de vidrio de la sala de Alex. Sus padres no han llegado a casa y sus hermanos están en su habitación intentando pasar desapercibidos. Como todos dormiremos aquí, la sala ha quedado a nuestra disposición y cada quien se ha adueñado de un sillón que terminan vacíos en un segundo.

Hacia mi derecha quedan: Alex, Aza, Jab, Mat y Agnes que será la encargada de hacerme preguntas.

Las preguntas son suaves y superficiales cuando iniciamos, parece que va a tomar un tiempo que alguien se atreva a preguntar algo incómodo. Me relajo contra el sillón confiada de que no pasará nada más allá de lo que sucede ahora.

—Entonces Matías... en realidad ya sé mucho sobre ti. —Jab se toma un tiempo para pensar en una pregunta. —Dinos ¿Es definitivo tú ruptura con Sandra esta vez?

Matías se pone rojo ante la pregunta de Jab y parece que aquí comienzan las preguntas incómodas.

—Sí. Esta vez no hay forma de que regresemos.

—¿Te gusta alguien más? —Pregunta Aza haciéndose la inocente.

Agnes y yo abrimos la boca con sorpresa y mirándonos en sincronía.

—¡Hey las reglas! —Quiero golpear a Alex por lo que acaba de soltar matando el momento.

—Lo siento. —Dice Aza en un tono que sugiere que es mentira. —Bien Mat hazle una pregunta a Agni. —Remata su orden con un ligero sonrojo que indica que prefiere que no hablemos del tema.

—Okey, okey. Agnes. —Agni lo mira directo a los ojos. —Ah... yo... —Sí, ella causa ese efecto. Hasta yo tartamudeo cuando la veo. —¿Cómo... cómo fue que llegaste a la prepa? ¿Por el tenis?

—En realidad fue por la biología. Uno de los profesores me recomendó y fue aquí que descubrí el amor que le tengo al tenis. Y resulta que soy buena para ambas.

—Eres más que buena Agni. —Jab la alaga y wow por primera vez ella muestra una ligera sonrisa de agradecimiento. Todos asentimos dándole la razón.

Debo pedir un deseo, porque ella siendo así de expresiva no pasa todos los días.

—Gracias Jab. —La sonrisa dura lo que dura un parpadeo. De inmediato acomoda su cabello y me mira de forma inescrutable. —Leilei... ¿Navarro y tú nunca se han besado?

—No, —respondo de inmediato.

—¿Y nunca han querido? —Dice Aza.

—¡Aza! Por favor. —Le dice Alex.

—¿Están diciendo que ni siquiera se les ha pasado por la cabeza?

—Las reglas... —Argumenta Alex.

—¡A la mierda las reglas! —Grita Jab. —Esto es digno de hablarlo.

—¿Qué quieres decir? —Pregunto a la castaña hermosa que está a mi lado.

—Quiero decir que pasan tanto tiempo juntos actuando como una pareja que si dicen que no será decepcionante.

—No estamos juntos.

—No somos una pareja. —Soltamos los dos a la vez.

Comienzo a sentir calor en las mejilla, no me gusta que el tema esté girando en torno a nosotros.

—Ajá, entonces... ¿de donde viene toda esa química entre ustedes?

—¿Es química o tensión sexual? —Matías nunca puede hacer un comentario adecuado.

—Ambas, Mat. —Aza le golpea el hombro con suavidad.

—Solo digo que son una pareja perfecta y tal vez no se han dado cuenta de lo bien que encajan el uno con el otro. —Agnes sigue hablando con nosotros dos. —No sería extraño que se besaran antes, tal vez como juego o para probar.

—¿Besarse como juego Agni? —Le pregunto confundida. —¿Un beso es como un vaso de agua?

—No se le niega a nadie. —Responde Aza cómplice.

—Amén. —Responde Agnes.

Las tres estallamos entre risas que contagian a los otros tres. De reojo miro a Alex que se ha puesto rojo con toda la conversación que tuvimos, nota que lo estoy mirando y me sonríe.

Gracias a una fuerza superior el tema se ve cortado cuando el hermano menor de Alex aparece frente a nosotros diciendo que tiene hambre. Mi amigo se levanta para servirle algo y yo aprovecho para seguirlo mientras los otros se pelean por el tema de los besos.

Él se sienta con su hermano y le acaricia el cabello con todo el cariño que tiene por él. Me siento a su lado y tomo su mano.

—Sobre lo que dijeron hace un rato. —Le aprieto la mano.

—No te preocupes Leilei, sé que fue incómodo y aunque no es la primera vez que nos dicen algo así esto fue...

—Diferente.

—Exacto, porque son nuestros amigos y Agnes no tiene filtro. —Me río aliviada. Alex acaricia mi mejilla con su pulgar. —No tienes que decir nada ¿de acuerdo?

Aunque tuviera que hacerlo, no podría porque no sé qué decir. Ni siquiera sé cómo sentirme respecto a sus comentarios, es verdad que no es la primera vez que los oímos. Como el año pasado que en cada clase los profesores asumían que salíamos y nos hacían decir a coro un "no salimos" que parecía divertir a todo el mundo.

Hoy solo acepto el silencio que me ofrece Alex y me recargo en su hombro dejando que su aroma me llegue y me tranquilice hasta que su hermano termina su comida.

🌿☀️🌿

18 de Agosto, 2014

Lunes que parece comenzar a tomar la etiqueta de lunes de biblioteca. Aza está frente a mí con tres libros de química, su cuaderno y varios marcadores de colores. Yo aporto otros tres libros y mis apuntes que son al menos la mitad de lo que ella tiene. Todo para nuestra siguiente clase que será en dos horas.

Me pica todo el cuerpo por decir que el entrenamiento de Alex será pronto y que deberíamos ir. No sucederá porque ella no es muy fan de ir al gimnasio a menos que sea en las clases obligatorias y porque me gusta que irla a ver a sus entrenamientos sigue siendo algo solo nuestro.

Mi teléfono suena dejando que un mensaje aparezca en mi pantalla con el nombre de Alex. Sonrío leyendo su mensaje y giro para hablarle a Aza en el tono más bajo que mi voz me permite.

—¿Me puedes explicar como comencé a estar contigo cada día de mi vida después de pasar el último año yendo y viniendo con Alex?

—Es imposible que no prefieras esta hermosa cara antes que la de Navarro.

Niego a sus palabras rodando los ojos.

—Es lindo haberte encontrado Aza. Me alegra que seamos amigas.

—Oh Leilei, que lindo que Jabel pensara que era la niña de su kínder o jamás te habrías acercado.

—Que lindo que tu mamá te pusiera un nombre tan difícil de recordar.

—Que lindo que fueras tan persistente como para volver a preguntar mi nombre.

—Que lindo que te gustara one direction.

—Lo sé. —Dice ella matando la dinámica. —Y hablando de gustar...

—Por favor no vayas a empezar a hablar de Alex.

—¿Quien dijo algo sobre Navarro? —Se encoge de hombros.

Me quedo cinco minutos más en silencio esperando que mi huida no sea muy notoria. Adoro pasar tiempo con Aza y conocernos. De hecho haciendo cuentas al final del año pasaré con ella más tiempo que con Jabel y Matías, algo triste pero cierto.

—¿Por qué estás aún aquí? —Su mirada me analiza y me preocupa haber hablado en voz alta.

—¿Qué quieres decir?

—¿No está por comenzar el entrenamiento de Navarro?

—Sí... en cinco minutos.

—Bueno pues ¡ya ve! No quiero que después pase toda una hora diciéndome que te he acaparado por completo. —Antes de que termine de hablar ya estoy recogiendo todas mis cosas. —Oye, déjalo así. Yo te llevaré todo más tarde.

Sí es muy lindo tenerla de amiga.

Sin decir más salgo corriendo al gimnasio donde ya debe estar Alex calentando. Me tropiezo con un chico mucho más alto que Alex, de cabello negro y bastante guapo. O al menos lo parece ahí tirado en el suelo.

—Lo siento. —Me disculpo avergonzada.

—No pasa nada. —Me sonríe y se levanta. —¿Leilani cierto?

—¿Cómo lo sabes? —Suelto asustada.

—Digamos que Navarro no tiene otro tema de conversación. Todo el equipo te reconocería con facilidad. —Me mira toda completa. —Y vaya que eres linda.

Una risa incomoda escapa de mis labios. Diviso en la canasta a mi amigo y sé que ya me ha notado. Corre hacia nosotros más rápido de lo que alguna vez lo he visto correr. Me levanta en un abrazo, esta vez procurando que mi vestido quede en su lugar.

—Leilei, pensé que te quedarías con Aza.

—Me ha liberado de mi castillo por unas horas.

Los besos en la coronilla deberían ser coleccionables. Al menos los de él porque siempre me hacen sentir de maravilla.

—Saldaña, nos vemos luego.

Alex no deja que el chico siga hablando y da la media vuelta evitándolo. Pensé que todos en el equipo se llevaban bien, parece que no es así. Ni siquiera logro despedirme yo del chico cuando ya se ha desparecido.

—¿No es alguien del equipo?

—Lo es, pero ha pedido permiso para librarse del entrenamiento por hoy. —Vaya, debe ser alguien muy bueno si es que lo dejaron.

—Extraño los entrenamientos de voley.

—Tal vez deberías volver. Yo extraño ir a verte.

—Nunca me dejaban jugar. —Le discuto con pesar. —Y tampoco es que jugáramos mucho partidos. Sabes que prefieren otros deportes.

—Yo no iba para ver el juego o a las otras chicas.

—Eso sería tan decepcionante para todas las chicas que pensaban que ibas por verlas a ellas. —Comienzo a bromear sobre lo atractivo que resulta para la mayoría de las chicas heterosexuales de la preparatoria.

—Solo hay una chica que me preocupa no decepcionar nunca. —Lo volteo a ver, tiene los ojos brillantes. —Espero no hacerlo y espero que sepa que solo la veo a ella.

Mi pecho se contrae con fuerza.

—¡Vaya! Debe ser tan afortunada y seguro es envidiada. —Yo la envido y ni siquiera la conozco.

—No lo sé, ¿cómo podría notarlo si siempre la estoy mirando a ella?

Alex está hablando en un tono bajo que me desconcierta y lo que es peor habla de alguien que no conozco y que nunca había mencionado.

—¿La conozco? —Él asiente. —No podrías decepcionarla. Eres mucho más que maravilloso. ¿Quién es ella?

—¿Es en serio Leilei? —Le doy una mirada que dice que nunca he hablado más en serio. —Pensé que era obvio.

—¿Es Agnes? —Pregunto con un nudo en la garganta.

Alex me mira como si le hubiera dicho que soy un unicornio.

—Claro que no. —Como si eso fuera imposible.

—Oh... ¿Aza?

—Tiene que ser una broma. —Me encojo de hombros. —No, no es Aza.

—¿Astrid? —Se me congela la boca.

Como siempre tan oportuno el entrenador llama a mi amigo quien sale corriendo para que no lo pongan a dar las tradicionales 20 vueltas de castigo con sus respectivos 100 saltos con la cuerda. En el fondo de mi cerebro se registra la duda de la chica misteriosa de Alex. Me siento para leer sin poderme concentrar, termino por dejar mi vista en mi amigo de ojos cafés y mi libro abierto en la misma página durante el resto del entrenamiento.

Capítulos
1 Las probabilidades de conocer a alguien (Prólogo)
2 I. Un ensamble perfecto
3 II. ¿Es instinto o terquedad?
4 III. Debes estar bromeando
5 IV. Conversaciones (in)necesarias
6 V. Hey ¿eso fue un empujón?
7 VI. Auch ¿eso fue un rechazo?
8 VII. Okey ¿eso fue una excusa?
9 VIII. Inhar, el rey de los bastardos
10 IX. ¿Es Bieber atractivo?
11 X. Diferente día, mismo problema
12 XI. Momo, no te burles de mí
13 XII. Jabel, el rey de la manicura
14 XIII. Beatus Paulo Moments
15 XIV. Lo pasado pisado
16 XV. Matías, el rey de los niñeros
17 XVI. Molaridad y normalidad
18 XVII. Perfectum Momentum
19 XVIII. Corazón confundido
20 XIX. Las señales están ahí
21 XX. Media vuelta (parte 1)
22 XXI. Vuelta y media (parte 2)
23 XXII. Lo único constante en la vida es que todo cambia
24 XXIII. Amor en el aire
25 XXIV. El día que Antheia apareció (parte I)
26 XXV. El día que Eros apareció (parte 2)
27 XXVI. Girasoles, galletas y sorpresas
28 XXVII. Es mejor pensar (parte 1)
29 XXVIII. Es mejor hablar (parte 2)
30 XXIX. Es mejor actuar (parte 3)
31 XXX. Agnes, la reina de la inexpresividad
32 XXXI. El Sol es una estrella ¿correcto?
33 XXXII. Azahara, la reina del “no pasa nada”
34 XXXIII. Cuando lo ves, cierras los ojos
35 XXXIV. Inhalo, pero no exhalo
36 XXXV. Base, escolta y alero
37 XXXVI. Casus belli
38 XXXVII. Parvus valuable moments
39 XXXVIII. Afrodita está contra todos (parte 1)
40 XXXIX. Afrodita está con todos (parte 2)
41 XL. Los futbolistas incondicionales
42 XLI. ¿A eso llamas una disculpa?
43 LXII. El coloso de Santa Úrsula
44 XLIII. Ápate, Dolos y Hermes
45 XLIV. La práctica hace al maestro
46 XLV. Llegamos a donde pertenecemos
47 XLVI. Un millón de palabras
48 XLVII. Alex, el rey de mi corazón (Final)
Capítulos

Updated 48 Episodes

1
Las probabilidades de conocer a alguien (Prólogo)
2
I. Un ensamble perfecto
3
II. ¿Es instinto o terquedad?
4
III. Debes estar bromeando
5
IV. Conversaciones (in)necesarias
6
V. Hey ¿eso fue un empujón?
7
VI. Auch ¿eso fue un rechazo?
8
VII. Okey ¿eso fue una excusa?
9
VIII. Inhar, el rey de los bastardos
10
IX. ¿Es Bieber atractivo?
11
X. Diferente día, mismo problema
12
XI. Momo, no te burles de mí
13
XII. Jabel, el rey de la manicura
14
XIII. Beatus Paulo Moments
15
XIV. Lo pasado pisado
16
XV. Matías, el rey de los niñeros
17
XVI. Molaridad y normalidad
18
XVII. Perfectum Momentum
19
XVIII. Corazón confundido
20
XIX. Las señales están ahí
21
XX. Media vuelta (parte 1)
22
XXI. Vuelta y media (parte 2)
23
XXII. Lo único constante en la vida es que todo cambia
24
XXIII. Amor en el aire
25
XXIV. El día que Antheia apareció (parte I)
26
XXV. El día que Eros apareció (parte 2)
27
XXVI. Girasoles, galletas y sorpresas
28
XXVII. Es mejor pensar (parte 1)
29
XXVIII. Es mejor hablar (parte 2)
30
XXIX. Es mejor actuar (parte 3)
31
XXX. Agnes, la reina de la inexpresividad
32
XXXI. El Sol es una estrella ¿correcto?
33
XXXII. Azahara, la reina del “no pasa nada”
34
XXXIII. Cuando lo ves, cierras los ojos
35
XXXIV. Inhalo, pero no exhalo
36
XXXV. Base, escolta y alero
37
XXXVI. Casus belli
38
XXXVII. Parvus valuable moments
39
XXXVIII. Afrodita está contra todos (parte 1)
40
XXXIX. Afrodita está con todos (parte 2)
41
XL. Los futbolistas incondicionales
42
XLI. ¿A eso llamas una disculpa?
43
LXII. El coloso de Santa Úrsula
44
XLIII. Ápate, Dolos y Hermes
45
XLIV. La práctica hace al maestro
46
XLV. Llegamos a donde pertenecemos
47
XLVI. Un millón de palabras
48
XLVII. Alex, el rey de mi corazón (Final)

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