La verdad que Leo Gutiérrez, siempre vió a Elisa, como una muchacha linda. Pero nunca intentó apegarse a su casa para conquistarla en su primera juventud.
Desde muy temprana edad, se dedicaba a cortejar mayores de veinte años. Tuvo varias mujeres, y decían que tenía hijos regados.
Elisa era inteligente. No querría cargar con hijos recogidos. Pero Leo era un hombre apuesto, de barba bien rasurada y facciones duras.
Leo, era un poco mayor que Estanislao, y en la época, fue uno de los más cotizados que nunca llegó a casarse. Y ahora se convertía en un buen partido para ella, por todas las propuestas hechas, pero con el sencillo factor negativo, de que, si en verdad la diosa estaba sola, no así desamparada económicamente.
Froilán vuelve y los encuentra en total silencio. Leo mueve los hombros, salvando culpa. Elisa levanta la vista a la pregunta de Froilán:
— ¿Has leído esa revista? Tenemos contacto con Cuba y México y estamos invitados a esa conferencia en noviembre. Me gustaría que vayas con nosotros. Será importante. Debemos alzar vuelo junto con todos los países que están entrando en el rubro de forma industrial y en grande. Si es así, convertiremos a Santa Cruz en una metrópoli en menos de diez años.
—Precisamos caminos —exhorta Elisa.
—Sí, pues los caminos que tenemos dan pena —interviene Leo.
—Todo vendrá por añadidura. No podremos estar siempre a la espera que la economía andina nos dé una solución. Tenemos que proponer al mercado internacional nuestros intereses y ellos probarán nuestra caña, levantarán la industria necesaria abriendo no solo caminos sino autopistas asfaltadas como esa tal Panamericana que ya está uniendo el Perú y ya unió a Venezuela y Colombia con Norte América.
—Bien tío, no me entusiasme antes de que ingrese yo en el consorcio.
—Lo siento, pero es Leo el que seguramente te ha dicho algo...
—En realidad... —balbucea Leo.
—Quiero participar, pero necesito que me dé usted, los datos numéricos de las acciones gananciales de acuerdo a las inversiones en activos y pasivos de mi participación.
—Por supuesto, ya debí hacerlo. ¿Quieres también el detalle de todos los socios?
—Eso después, cuando tengamos todos los papeles en la mesa.
—Invitaré a todos para una reunión general.
—Aquí no hay campo para una reunión —adelanta Leo.
—Lo haremos en el club social.
—Si asisto al club entre puro varones, creerán que soy la secretaria.
—No te preocupes de eso, advertiré a los socios que sois mi sobrina y el papel que tendrás en la empresa. ¿A propósito Leo, qué es de la secretaria, no sabes por qué no ha venido? Quería que le hubiera mostrado todos los documentos a Elisa y precisamos que inmediatamente haga una citación e invitación para un té de agasajo a nuestra distinguida nueva socia.
—La buscaré y le diré...
La brisa fuerte da un resoplido anunciando un posible cambio de tiempo. Mueve las palmeras, levanta las faldas de las mujeres, vuela sombreros y papeles de estudiantes que vienen al lugar donde se instalará la Universidad René Moreno en la plaza principal. Esa esquina es crucial y al frente hay un café, dónde se reúnen otros viejos pueblerinos que discuten sobre el petróleo del Chaco y los arreglos del Gobierno con las multinacionales interesadas en el área.
Al parecer, se teje, un gran problema continental.
De pronto la brisa del atardecer se convierte en fuerte viento que azota las palmeras de toda la ciudad, arrancando gajos de los hermosos árboles floridos de tajibo, amarillos, rosas y blancos.
Se pronostica un nuevo surazo que hará temblar hasta las tejas. En todo este tiempo hubo varios cambios, pero siempre julio es más fuerte. En el hotel Alaska, ubicado al otro extremo en plena esquina frente a la plaza y la catedral, cierran las ventanas del predio de dos plantas. Arriba, en una de las piezas con vista al paseo central, sobre una mesa, alguien asienta una copa de vino.
—Has perjudicado la reunión.
—Siento mucho, estaba muy cansada... Vos me desvelaste mucho.
—Eres una loca.
—Vos tenéis la culpa
— ¡Carajo!... no me eches la culpa a mí. Tenías que mostrar los papeles.
— ¿Me queréis?
—No sé querer, sé desear.
—Eres un animal —lo besa y lo muerde — ¿Dime che, harías todo por mí?
—Me has hecho quedar mal con Froilán. Casi me descubre. No supe qué decirle.
— ¿Nadie te vio entrar en el hotel?
—El muchacho que cuida, pero no falta un viejo mirón. Tuve que correr de la puerta lateral de la catedral, hasta aquí, para que nadie me vea desde la plaza.
— ¿Entraste a la catedral?
—Sí...
— ¿Vos en la catedral?... ja, ja, ja. Podías quemarte —se burla Lila Beltrán, la secretaria de la «Santa Cruz Sugar Company S.A.», que no hace mucho tiempo, lucía flamante, bien vestida y recatada y ahora en la cama, con los cabellos alborotados, despierta de una larga siesta de toda la tarde.
Se le larga, abriéndole el pecho a punto de casi soltarle los botones de la camisa: «Caramba che que sois violenta...», le dice Leo. Ella, lo desnuda y se le sube como una yegua desbocada que se echa a correr en las pampas que bajan desde allí hasta el sur. Lo posee, dichosa y desenfrenada, triunfa el juego de la seducción.
... ...
... ...
... ...
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 73 Episodes
Comments
𝓐𝓷𝓰𝓲𝓮 𝓭𝓮 𝓢𝓾𝓪𝔃𝓪 🦋
El único paso que hay de Colombia a centro América es el tapón del Darién qué es la frontera con Panamá, pero no hay carreteras para pasar por ese sitio y nunca las han habido pues su topografía selvática lo impide. Siendo además conocida como la selva más peligrosa del mundo
2025-01-04
2
José Luís DURÁN
¡Lila Beltrán un personaje para película!
2023-02-21
3