ELLA ES MÍA

El salón entero hizo silencio sepulcral cuando la hermana Sarah entró. Después del extraño temblor que hubo apenas y dieron unos minutos de descanso para que los alumnos más nerviosos se recuperaran y volvieran a las aulas, así de estrictos eran en el colegio. Luego mientras tomaban la clase de literatura, la hermana Sarah interrumpió al profesor para dejar entrar a los alumnos nuevos. Elizabeth ya se encontraba en el colegio pero no oficialmente en un salón. Sino que apenas y se ponía al corriente… Jessica sonrió al ver que la habían asignado en la misma aula que ella. Pero Liz no venía sola. Un guapísimo muchacho de mirada ambarina también usaba el uniforme. Las muchachas del salón se le quedaron mirando como idiotas, incluso ella misma tenía que admitir que el tipo estaba para comérselo…

-perdón por la interrupción profesor, el hermano Gabriel asignó a los chicos en esta aula.

-oh no se preocupe hermana Sarah, deje a los jóvenes conmigo, veré presentarlos con la clase y que se pongan al día.

-Gracias, muchachos, una vez más, bienvenidos, los veré después…-La mujer salió del salón y un intenso bullicio se escuchó apenas hubo cerrado la puerta del aula, el profesor aplaudió ligeramente para llamar la atención y poner orden

-a ver, jóvenes, guardamos silencio por favor, dejemos que se presenten los muchachos… chicos yo soy el maestro Dumas, y doy la materia de Literatura y también historia, así que nos vamos a ver seguido… por favor preséntense ustedes con la clase, la señorita primero…

-eh… hola, mi nombre es Elizabeth White… y … vengo del primer convento de Saint Claire…

-¡bruja! -gritaron en la parte de atrás. Liz apretó los labios pero no dijo nada, el resto de la clase estalló en risas.

-¡cállate idiota! -soltó Deimos delante de todos cruzando los brazos con una pequeña sonrisita desenfadada, Liz arqueó las cejas sorprendida

-¡muchachos por favor! -alzó la voz el maestro- ¡no se falta al respeto a un compañero, caballero!

-¿me reprende a mí por poner a un imbecil en su lugar, en vez de marcarle un alto usted por insultar a una señorita?… tsk, ¡vaya, con los maestros aqui!

-eh… no, claro que no, solo… por favor ese lenguaje no lo permito en mi clase, y usted, el gracioso de la última fila, ¡salga al pasillo a cargar cubos de agua mientras reza el salmo de Saint Claire el resto de la hora…!

El muchacho que hizo la broma se levantó de su asiento y pasó junto a ellos golpeando a Elizabeth con el hombro, ella se echó hacia atrás y Deimos estiró la mano en un movimiento tan veloz que apenas fue visible, cuando el maestro y los demás se dieron cuenta, el pelinegro ya tenía al otro chico cogido por la camisa y con los pies a varios centímetros del suelo, alzándolo sin dificultad, el maestro tembló como gelatina pues no se esperaba una cosa así, el otro pobre chico apenas y se podía mover, mirando con espanto al recién llegado que sin esfuerzo lo tenía del cuello

-¡Ngh…! Su…suéltame, tú…

-oye bien esto, sr. Cómico, ¡vuelve a meterte con ella, y haré que te arrepientas!

-¡¡¡por favor, muchachos!!! Ya, bájalo, que lo bajes!!! ¿No me oíste, joven? ¡Baja a tu compañero o te mando a detención! -Deimos amplió más su sonrisa y un brillo amarillo refulgió en su mirada, el otro pobre muchacho palideció al instante, con los ojos fijos en su atacante, y su rostro reflejó el más puro miedo que podía experimentar un ser vivo…

-Deimos por favor, no importa, déjalo… -suplicó Liz tomando con suavidad el brazo del moreno, este le miró un par de segundos y ella le dedicó una pequeña sonrisa. El chico suspiró y soltó al otro pobre infeliz, que se arrastró al rincón tosiendo y respirando a bocanadas

-como quieras… -dijo escueto cruzando los brazos delante de su “ama”

-no… por favor…¡¡lo, lo siento mucho!!, es mi culpa!!! ¡¡¡No lo volveré a hacer!!! -chilló horrorizado el muchacho antes de salir corriendo del salón a cumplir su castigo.

Todo el salón enmudeció al instante, incluso Jessica. Liz se mordió el labio, ¿y ahora que iban a hacer? El maestro carraspeó la garganta y luego de pensar un poco lo que diría miró al nuevo alumno con algo de nervios.

-eh… mira, jovencito, se que no estuvo bien lo que hizo tu compañero pero no resolvemos nada con violencia, ¿esta bien?…-la mirada amarilla y penetrante del joven demonio cayó como plomo sobre su maestro y este volvió a temblar- lo, lo dejare pasar esta vez…preséntate con la clase y tomen asiento…

-soy Deimos Fulker, -dijo cruzado de brazos y con esa mirada de fría indiferencia que usualmente siempre tenía- vengo del mismo lugar que Elizabeth…

Sin esperar instrucciones del pobre profesor Deimos tomó la mano de la muchacha y la guió hasta las sillas vacías en la última fila cerca de la ventana. Todos en el aula les observaban y el ambiente era una mezcla entre ansiedad miedo y expectación. Más de una de las chicas siguió al pelinegro con la vista, y es que llamó tanto la atención…

-eh… bien, chicos… lean el capituló siguiente de su libro, tendremos test mañana, yo… debo ir a llevar unos informes, vuelvo en un momento…

-Deimos… -Liz le habló suavemente, el joven le miró sin decir nada. La muchacha le regaló una hermosa sonrisa- Gracias por lo de hace rato.

-no, no fue nada…-murmuró en voz baja desviando la mirada. De pronto sintió algo cálido muy cerca y arqueó las cejas asombrado viendo a Elizabeth posar un beso tímido en su mejilla…

-de todos modos, gracias…

El joven demonio sintió como el calor subía a sus mejillas, ¿a caso se había sonrojado? ¿En serio? ¡estupido cuerpo adolescente! No tendría por qué reaccionar así, y menos con una niña humana. Y sin embargo aún molesto por ello no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa…

-si, bueno… te, te lo dije, yo voy a protegerte…

Jessica fue la primera en levantarse de su silla y acercarse a los recién llegados. Todos los demás parecian tener algo de miedo, la rubia se sentó en un lugar vacío junto a ellos y sonrió contenta a Liz, ella le devolvió el gesto.

-¡al fin te asignaron! Se tomaron su tiempo, ¿eh?

-si… bueno, me alegro que fuera esta clase.

-lo mismo digo, ah, no hagas caso a los idiotas del salón, sobre todo Fred, siempre se mete con los demás… ¡que bien que el chico lindo le dio su merecido! -Jessica se volvió hacia Deimos y levantó el dedo pulgar- ¡muy bien hecho!

El chico no dijo nada y le miró con cierta indiferencia, a Jezz no pareció importarle mucho pues siguió charlando con su amiga sin quitar el buen ánimo del momento. Deimos pudo sentir varias miradas más sobre él. Incluso una de las muchachas de la fila de adelante pareció sonreírle de forma extraña. Bueno, ciertamente el mundo mortal había cambiado mucho desde la última vez que estuvo aquí, sobre todo las mujeres, estaban más deshinibidas que antes…

-oye Liz, ¡tengo que decir que no es justo! -dijo la rubia en tono juguetón- soy tu única amiga en el cole, ¡y no me habías dicho nada de tu novio! ¡Es guapísimo!

-mi… ¿mi qué? -dijo toda colorada y casi atragantándose

-¡tú novio! Niña, que suerte tienes, no solo es súper guapo, se ve que te adora, ¡te cuida muchísimo Liz !-Jessica sonrió pícara, la castaña no supo ni qué responder a eso ¿como pensó que eran novios? Quizá por la forma tan protectora en que Deimos actuaba, aunque el contrato entre ellos era ese…

-Jezz, no, bueno… no es lo que tú piensas, nosotros…. -Liz sintió un pequeño nudo en la garganta, no pudo evitar pensar en la advertencia de Gabriel… aunque desechó la idea de inmediato. Él jamás le haría daño.

- tranquila, en el colegio no está prohibido tener novio, no tendrás problema, aparte es súper bueno porque tú me habías dicho que fuiste la única en Salvarse del incendio… debes estar súper feliz de que él se encuentre a salvo y contigo

-eh, si, lo estoy …-Liz sonrió nerviosa Jessica siempre era tan entusiasta que todo le parecía “súper”

-pero no me contaste nada de tu príncipe, ¡que mala!

-es… es que… bueno…-Elizabeth se empezó a poner muy nerviosa ¿y ahora qué diría?

-llegué ayer. -dijo él en un susurro, Jezz sintió mariposas en el estómago ¡que voz tan sensual y encantadora! Se escuchó muy bravo hace rato cuando amenazó a Fred, así que no imaginó que su voz habitual se oyera así…

-¿Deimos, cierto? -el asintió- que bueno que lograste encontrarte con Liz, estaba muy sola, ¡y lo qué pasó ahí fue horrible! No imagino lo que sufrieron ustedes dos…

-supongo… -dijo indiferente

-¿supones? -Jessica parpadeó un par de veces extrañada de esa respuesta- ¿como así? ¿No extrañas a tus amigos o… tu casa?

-no me importa nada más que estar con Elizabeth, mientras ella esté conmigo estaré bien…

-¡¡aaaaayyy que romántico!!! -chilló la rubia suspirando y con estrellitas en los ojos. Las demás chicas en el aula miraron a la castaña con envidia y antipatía mientras ella se sonrojaba hasta las orejas.

-De…Deimos, no digas esas cosas…-dijo nerviosa

-¿qué tiene de malo? eres mi dueña, lo sabes, Elizabeth…

Ahora los murmullos y risitas se escucharon por todo el salón, Liz sentía arder la cara de tan roja que la traía, Deimos por otro lado no parecía tener inconveniente con eso, se miraba tan tranquilo y estoico como siempre. La castaña se levantó de su silla y cogió de la mano al muchacho para luego salir del salón, Jezz les miró salir y sonrió ilusionada

-¡ay, ojalá yo encontrara un novio así!

-¿ocurre algo, Elizabeth? -dijo deteniéndose en el pasillo delante de la chica

-no deberías decir cosas así delante de los demás

-¿qué cosas?

-co…como, ¡eso que dijiste!

-¿que eres mi dueña? -ella asintió- pero es verdad… no veo dónde está el problema.

-que… bueno ellos, lo… lo mal interpretan, y pues… -la muchacha volvió a sonrojarse.

-no comprendo. -meditó unos segundos y luego pareció captar lo que ella intentaba decirle- ah, ya sé, te refieres a que pensarán que estamos en una relación, ¿cierto? Lo que ustedes los humanos llaman amor.

-¡e-exactamente! ¡Jezz creyó que eras mi novio!

-ya veo. Y dime ¿eso es problemático?

-para ti podría ser un inconveniente -susurró jugando nerviosa con sus dedos.

-no lo es, de hecho… de hecho sería todo lo contrario- dijo meditando seriamente el pelinegro, ahora fue Liz quien no entendió bien lo que quiso decir su guardián

-¿como que todo lo contrario? -la chica arqueó las cejas

-si saben que eres mía nadie se atreverá a tocarte…

-eh, pues…

-¡ahí están, tórtolos! -Jessica salió al pasillo buscando a la pareja- será mejor que entren, no tarda en llegar el profe

-claro, gracias. -Sonrió el pelinegro cambiando totalmente de actitud, Jezz quedó encantada con esa sonrisa que iluminaba el mundo.

Deimos tomó de la mano a Elizabeth y siguieron a la rubia para entrar de nuevo al aula. El resto de los compañeros estaban cada quien en lo suyo, Liz se encaminó a su lugar, el Demonio negro curvó una sonrisa maliciosa en sus labios, estiró la mano alcanzando la muñeca de la chica y tiró de ella hasta acercarla a él, Elizabeth abrió grandes los ojos sorprendida al verse presa en los brazos de su guardián. Delante de toda la clase Deimos Plantaba un apasionado beso en los labios de su protegida…

Y Elizabeth White sentía como se le detuvo el mundo en ese preciso momento. Rodeando el cuello del muchacho con sus brazos correspondió al gesto sin oponer resistencia…

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