3.

—Buenos días, presidenta —saludaban las mujeres que veían a Val llegar. Los guardias la seguían por detrás igual que siempre.

Eran cinco hombres grandes que no se despegaban de su lado ni cuando iba al baño. Vestían ropa negra y anteojos negros. Llevaban armas listas para disparar y matar a quien fuera.

—Buenos días, ¿cómo estuvo el fin de semana? —preguntó de forma amable mirando a sus trabajadores.

Una chica un tanto torpe que era su secretaria llegó donde ella corriendo sosteniendo un capuchino de vainilla y una agenda. Su cabello castaño se encontraba suelto y sus ojos color miel eran claros.

—Buenos días, presidenta. Aquí tiene su capuchino como todas las mañana. Para hoy no hay muchas cosas que hacer, así que puede estar tranquila, aunque el joven Barry llamó nuevamente e insiste en que salga con él a tomar una taza de té —contó mientras leía lo que tenía escrito en su agenda.

Ella asintió mientras bebía un poco de capuchino. Caminaban de forma lenta por la compañía de la que estaba encargada. El tiempo había transcurrido rápido, así que ya era una mujer adulta, respetable y la presidenta de la compañía tecnológica. Su padre se mantenía al margen siempre porque sabía que su hija era lo suficientemente inteligente para manejar lo que fuera, además ya estaba en los sesenta años.

—¿Ya le dijiste sobre que tenía citas pendientes?

—Sí, presidenta, pero se molestó porque es lo que le he estado diciendo hace dos semanas. No es tan imbécil como usted asumía. Y también el señor Morgan la ha estado buscando. A él no supe qué decirle porque es el amigo de su padre, no es tan sencillo como decirle que se fue de viaje porque él sabrá que no fue así.

Val soltó un suspiro porque ese hombre la había estado siguiendo desde siempre. Estaba cansada de sus miradas cargadas de perversidad. Ni siquiera se había controlado cuando era una niña, mucho menos lo hacía ahora cuando era adulta.

—Bien, entonces dile a Barry que salí del país por unas reuniones. Del señor Morgan me encargo yo luego.

—Presidenta, creo que es mejor que lo vea o se pondrá como loco. Su padre quiere que se case con él, ¿por qué simplemente no lo hace?

—Y, ¿tú te casarías con alguien que no amas?

Se detuvieron cuando entraron al ascensor. Vio la chica con cara dudosa pensando en qué responderle, pero era obvio lo que iba a decir. Las personas solían casarse con otras por amor y eso era bonito, sin embargo, habían algunas que se casaban con otras solo por el interés monetario, al menos, Val no pertenecía a ese montón y su secretaria tampoco.

—No, pienso que las personas se deben casar con aquellos que aman realmente. El estar encadenado a quien no se ama debe ser horrible.

—Así es, Merry —dijo Val.

Salieron del ascensor estando en el último piso de las oficinas EVERMOR ILIMITADAS. Aparte de todo lo que ya tenían, en los últimos años se habían vueltos prestamistas, por lo que mucha gente iba a sus oficinas para pedir dinero sabiendo que quedarían endeudados por toda su vida, pero tranquilo por el hecho de que sus hijos tendrían para comer y donde dormir.

Val no le gustaba atender aquellos asuntos, pero algunas veces le tocaba y era algo extremadamente desagradable. Nunca le había gustado hacer sentir menos a las demás personas, le costaba ser cruel y sabía que eso le iba a jugar en contra en algunas ocasiones. Jamás había podido ser cruel como su padre que insultaba y hacia sentir menos a cualquiera sin el menor problema. A él le encantaba cuando las personas llegaban suplicando donde él por dinero y le gustaba aún más cuando les tocaba quitarle todo lo que tenían por haberse atrasado en una cuota del préstamo.

Caminaron de forma lenta. Los tacones de Val resonaban en el suelo, llevaba una cartera grande de las mejores marcas y de un cuero fino. Su vestido se ajustaba a sus caderas y llegaba hasta sus rodillas. Todos los empleados la saludaban de forma amable y Merry le seguía leyendo las cosas que tenía para hoy de su agenda.

—Ah, lo olvidaba. Hay un nuevo CEO que quiere invertir con ustedes en el ambiente tecnológico, dicen que están trabajando en la cobertura 6G.

—¿6G? Si acaba de salir la 5G. ¿Quién es?

Merry se quedó leyendo su agenda con lentitud buscando el nombre de aquel CEO que había hablado con ella.

—Baire Blanshe. Es de la agencia del sureste cerca del mar. La que se especializa en embarcaciones, antenas satelitales y tecnología, además de su flota de aviones que, según lo que revise, son de los más solicitados por los habitantes por su seguridad y comodidad.

—Ya veo.

—Es nuevo, como muchos han salido durante este tiempo, pero él insistió mucho en que quería tener una reunión con usted en privado. Hablaba de forma amable y se notaba que era bastante educado.

—No tengo tiempo. Dile que se busque otro lugar donde invertir.

Al entrar a la oficina, dejó su bolso colgado y se quitó el abrigo que fue recibiendo Merry de forma lenta. Vio que su escritorio y toda su oficina estaba más que ordenada igual que siempre. Odiaba el desorden, odiaba ver incluso un lápiz en un lugar incorrecto. Todo debía estar en su debido sitio o estaba de mal humor todo el día. Merry era nueva, solo llevaba un mes, pero jamás había encontrado un papel en el suelo. Se encargaba de que todo estuviera bien siempre. Tal vez era torpe, se ponía nerviosa y se le olvidaba que Val era su jefa, pero ella le había querido dar una oportunidad porque lo que más tenía era ganas de aprender.

—Por supuesto, presidenta. ¿Necesita algo más?

—No, puedes retirarte y dile a Blake que me traiga las copias de los contratos de los nuevos empleados, incluyendo el tuyo.

—De inmediato.

—Y, ¿de quién son esas flores? —preguntó al ver que había un enorme ramo de flores en un jarrón.

Se veían demasiado bonitas y su aroma estaba por toda la habitación.

—Ah, lo había olvidado. Son enviadas por el CEO. Dijo que esperaba que le gusten y que son una muestra de su respeto y admiración por usted. Pareciera que la conoce.

Val se puso de pie y estiro su mano para tomar los pétalos de una. Se sentía suave y eran demasiado hermosas. Por un instante, el recuerdo de un chico a quien no debía recordar y que siempre le daba flores, le asaltó la cabeza.

—Sácalas de aquí y no recibas nada más que te dé.

Merry no supo el motivo de su enojo, pero solo hizo lo que le pidió con rapidez.

El día transcurrió de forma lenta. La mayoría del tiempo le tocaba revisar papeles, firmar documentos, asistir a reuniones y más. No se hacía nada sin su aceptación, así que debía estar siempre pendiente de todo lo que sucedía en la empresa sin falta. Por cualquier despido, contratación y más se le preguntaba a ella.

Merry le trajo algunas fotocopias y recibió más de alguna llamada que le provocaba dolor de cabeza. Merry hacia un gran esfuerzo en dar excusas que sacaba incluso debajo de las rocas, pero las personas eran demasiado insistentes, en especial el señor Morgan, amigo del padre del Val. Merry, al verlo caminar hasta su puerta, se puso de pie para detenerlo porque sabía que iba a obtener un regaño si no lo hacía.

—¡Lo siento, señor, ella está en una junta muy importante! Por favor, vuelva en otro momento.

Él simplemente la ignoró como siempre lo hacía.

—Señor, por favor, no...

No tuvo oportunidad de nada, cuando el hombre solo abrió la puerta. Ella quiso darle una patada porque era el hombre más insistente que había conocido en su vida.

—Presidenta, lo siento mucho. Le dije que no podía pasar.

Val lo quedó mirando. Llevaba un traje de color gris y un abrigo porque afuera hacia frío. Soltó un suspiro porque era lo que menos deseaba. Se puso de pie y camino hasta Merry. Le indicó que se podía marchar y que no sucedía nada. Cerró la puerta para darle una mirada al hombre que solamente le provocaba desagrado.

—¿Le ha dicho a mi padre que ha venido a verme? —preguntó mirándolo de forma atenta y sin la más mínima intención de verse amable.

—¿Por qué tendría que hacerlo? Solo me paso para verificar que no tengas problemas con tus empleados —dijo con una sonrisa —. Te ves muy bien hoy, sin duda alguna ya no eres una niña, eres toda una mujer.

—Di rápido lo que tengas que decir. No tengo tiempo.

Comenzó a caminar para ir a sentarse cuando sintió como le tomaba la mano.

Se liberó de su agarre con brusquedad porque estaba cansada de él y le producía asco. No lo toleraba y ya no sabía qué decirle para que la deje en paz. A ojos de su padre se veía como un buen amigo y alguien que se preocupaba por la familia, pero cuando estaba a solas con Val mostraba sin ninguna duda la obsesión que tenía por ella desde que era una niña.

—No me toques —exigió —, lárgate ahora mismo si no tienes nada que decir porque no te quiero cerca de mí.

—Vamos, Valerie, sabes lo que realmente te conviene. ¿Por qué estar con un niño cuando podrías estar con un verdadero macho? —preguntó mientras daba un paso hacia ella, pero retrocedió con rapidez —. Si fueras inteligente, ya estarías conmigo.

—Tiene cincuenta, yo tengo veintitrés, no me interesa en lo absoluto. No quiero ni lo más mínimo de usted ni aunque me esté muriendo.

Él la quedó mirando unos segundos porque se veía como una chica difícil, pero eso no lo hacía querer alejarse, sino que solo le volvía más divertido su juego. Estaba cansado de las chicas fáciles que decían que sí sin dudarlo por un puñado de dinero y Val se había mostrado indiferente hacia él desde un inicio.

—Eres una muchachita muy inteligente, puedo asegurar que, en algún momento, vas a saber lo que es mejor para ti y para tu padre. ¿Prefieres que entre un desconocido a tu familia o alguien que has conocido siempre y que se preocupa de ti?

—Largo —habló sosteniéndole la mirada sin dejarse ver débil —. O me veré en la obligación de llamar a mi seguridad para que lo echen de una manera no muy beneficiosa para su apellido y reputación.

Él estiró su mano para tocar su cabello. Estaba tomado en un moño alto, pero, debido al transcurso del día, algunos mechones se habían salido de su lugar.

Ella retrocedió un paso y pudo ver su rostro serio todo el tiempo, pero él tenía uno lleno de burla y diversión.

—Escuche que tu padre tiene un pretendiente para ti y que quiere que su única hija se case pronto. Veremos como solucionas eso —habló mientras abría la puerta, pero se detuvo para mirar sobre su hombro dándole una sonrisa y agregó—: Si necesitas ayuda para convencer a tu padre de que no quieres un casamiento aún para centrarte en la empresa, no dudes en buscarme, Valerie. Yo puedo hacer lo que quieras por ti.

Ella no dijo nada, solo lo vio salir y soltó un suspiro porque le daba miedo, pero sabía que, el verse débil, solo iba a provocar que él tome ventaja de aquello.

Merry abrió la puerta para poder disculparse por lo que había sucedido.

—Presidenta, perdóneme, por favor...

—No te preocupes, Merry, sé muy bien como es. Por favor, dile a mis guardias que, para la próxima, no lo dejen entrar sin importar que sea el mejor amigo de mi padre.

Ella asintió y se lo comunico a los guardias de inmediato.

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Comments

Dolli Edit Sosa

Dolli Edit Sosa

NO ES presidenta es PRESIDENTE sea cualquier género

2023-10-11

0

Graciela Peralta

Graciela Peralta

que pasara ahora con ella

2023-08-06

0

LA _LOCA_MISAKI

LA _LOCA_MISAKI

ese tipo si que da asco 🤪🤪🤪🤪

2023-08-03

0

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