Capítulo 10

*Sofia*

Hoy es el día en el que debo ir al palacio, la verdad no se me ocurre un motivo para que la emperatriz me quiera ver, solo queda ir y averiguarlo, tampoco es como que pueda elegir no ir.

Ayer en la mañana salí a comprar el vestido y por suerte no me encontré con el tipo ese, es realmente molesto, sobre todo porque por las noches se me viene a la cabeza y no puedo dormir.

- Este vestido me queda realmente hermoso\, me encanto desde que lo vi\, además es muy cómodo.

Les digo a las tres mujeres que me acompañan, mi nana, la señora Celia y Esperanza.

- Mi niña todo lo que te pones\, se te ve precioso y lo sabes aunque estás un poco delgada.

Me dice mi nana y es que para ella nunca tengo el peso adecuado y siempre estoy delgada.

- Gracias nana\, pero sabes que así me siento bien.

- Para mí se ve muy bonita señorita Sofia.

- Gracias esperanza\, eres muy amable.

- Te vez espectacular Sofia\, pero mi pregunta es ¿por qué te arreglas tanto si no es un evento tan importante?

Me dejo sin palabras, ni yo sé por qué me arreglé tanto.

- Como que no es importante\, es la primera vez que voy a ver a la emperatriz\, debo dar una buena impresión\, ya saben que mande una carta al emperador con la intención de obtener un título y aunque no hay respuesta puede ser una buena estrategia llevarme bien con ella.

- Bueno\, eso es verdad\, dice que el emperador siempre escucha a la emperatriz. (Responde esperanza)

- Yo siento que es algo más\, pero lo dirás cuando estés lista.

Me dice la señora Celia y yo solo asiento, sé que no les puedo ocultar nada, me conocen bien, pero es un tema que ni yo tengo claro, por eso es mejor no hablarlo por el momento.

- Bueno\, ya me tengo que ir\, no quiero llegar tarde.

- Ya está el cochero esperándote afuera.

- Gracias nana y a ustedes también\, realmente no sabía por donde comenzar a arreglarme\, son mis salvadoras.

- Si si ya vete\, o llegaras tarde.

- Bien\, ya me voy.

Cuando íbamos de camino mis nervios comenzaron a aflorar y es que me mortifica no saber el motivo de su llamada, algo me preocupa y no sé que es.

- Vamos Sofia cálmate\, respira profundo\, tú puedes con esto y más\, es solo una reunión.

Apenas el cochero me aviso que llegamos, me comenzaron a sudar las manos, nunca estuve en frente de la realeza, solo me queda dar lo mejor de mí.

- Gracias Carlos\, no creo que tarde entonces espérame por favor.

- Claro señorita\, yo la espero y no se ponga tan nerviosa\, seguro le va a caer muy bien a la emperatriz\, se dice que es una mujer muy amable.

- Gracias Carlos\, lo intentaré.

Ya en la entrada, le entregué la invitación a uno de los guardias, este me llevo con el asistente de la emperatriz.

- Sígame señorita.

- Por supuesto.

Llegamos a un salón hermoso, lleno de naturaleza, en medio se encontraba una mesa blanca decorada con hermosas flores, el lugar era simplemente mágico.

- Espere aquí\, en un momento vendrá la emperatriz.

- Gracias.

Cuando el asistente se fue me dedique a admirar el lugar que tenía frente a mí, las flores son muy exóticas, está exquisitamente decorado, cada flor parece tener su propio lugar, ninguna desentona, todo allí encaja a la perfección.

Estaba tan concentrada en la belleza del lugar que no me di cuenta que la emperatriz ya había llegado.

- Veo que te gusta\, es mi lugar favorito del palacio.

Cuando la escuche casi me muero, Dios, porque me castigas de esta manera, un día voy a morir si sigo así.

- Saludos a la emperatriz madre del imperio. (dije mientras hacía una reverencia y ocultaba mi vergüenza por no notarla desde el comienzo)\, Lo amento mucho\, no fue mi intención ser irrespetuosa.

- No te preocupes\, señorita Sofia\, esa expresión que había en tu rostro es la que quiero generar en todas las personas que lo vean\, quise que eso pasara desde que lo cree y me alegra mucho que valores la belleza de este lugar.

- Es realmente mágico\, espero poder tener algo parecido en mi casa algún día.

- ¿Acaso te gustan las flores?

- Me encantan\, vivo rodeada de ellas\, pero estas es la primera vez que las veo.

- Si realmente tenerlas todas juntas me ha costado mucho\, provienen de muchos imperios diferentes\, buscarlas fue todo un reto.

- Es realmente maravilloso.

- Bueno\, dejando un poco eso mejor sentémonos\, ya ordené que trajeran el té y los bocadillos.

- Gracias majestad.

- Te invité hoy porque sé por mi marido que deseas obtener un título.

- Así es\, quiero evitar que los nobles menosprecien a mi familia y la mejor manera de lograrlo es siendo uno de ellos.

- Sabes que aun siendo noble habrá algunos que lo hagan.

- Lo sé\, pero la mayoría no lo hará y lidiaré con el resto.

- También debes saber que para obtener un título debes casarte o ser heredera\, no es tan simple como comprar un dulce

- Lo sé\, pero nada pierdo con intentarlo.

- De hecho te tengo una propuesta.

- ¿En serio?

- Por supuesto\, ¿por qué ten mentiría?

- De que se trata

- Como puedo notar no eres una heredera y para obtener un título necesitas casarte.

- A donde quiere llegar

- Te propongo que te cases

- No entiendo\, si le escribí al emperador fue precisamente porque no quiero casarme y además ¿con quién me voy a casar?\, esa no es una posibilidad para mí.

- No me dejaste terminar\, En el imperio hay un duque muy joven\, él necesita una esposa solo de nombre y tú necesitas un título\, ambos ganan.

- No se me deja desconcertada

- Mira que tal si lo piensas y vienes mañana\, yo lo cito a él y así hablan\, se conocen y llegan a un acuerdo\, yo pienso que ese matrimonio les trae muchos beneficios\, ya que ninguno se quiere casar\, es una gran oportunidad para ambos de obtener lo que quieren.

- Está bien\, lo pensaré y pasaré mañana con una decisión.

- Solo piénsalo y no te decidas hasta que se conozcan\, este matrimonio puede ser la solución a sus problemas.

Cuando terminamos de hablar me despedí educadamente y salí a buscar el carruaje, necesito llegar a la casa y pensar bien en todo esto.

Pero para completar, por andar como siempre perdida en mis pensamientos, choque con algo duro, cerré mis ojos esperando el fuerte golpe, cosa que no paso, cuando me di cuenta me estaban sosteniendo de la cintura, así que decidí abrir los ojos y realmente empiezo a creer que Dios me odia.

- ¿Por qué nunca te puedo encontrar de una manera normal?\, cuando no me ves desnudo\, te me sientas encima o me golpeas\, parece que siempre tendrás una manera diferente de saludarme.

- Ni quien quiera saludarte\, además tú te atravesaste en mi camino\, deberías tener más cuidado y no estorbar.

- Ahora es mi culpa que la señorita no vea por donde camina.

- Sabes que no voy a perder mi tiempo contigo\, ADIÓS.

Me fui realmente enojada, pero no con el sino conmigo, qué diablos me pasa cuando está cerca, no puedo estar nerviosa cada vez que me lo encuentro, si sigo así lo va a notar.

*A lo lejos la emperatriz observaba el encuentro\, (parece que ese matrimonio es la mejor idea que se me pudo ocurrir\, ya caíste Esteban y ni siquiera te has dado cuenta).*

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