Capítulo 8: El daño perdura con el tiempo...

Tomás:

Durante el resto del día, ella me evitó, sin lugar a dudas eso me molestó, pero por lo menos hizo su trabajo profesionalmente que era lo que importaba.

Sin embargo, mañana tendríamos un evento y por apariencia al menos teníamos que llevarnos bien. Así que me ofrecí a llevarla a su casa.

Ella me miró como intentando descifrar la situación. Frunció su seño y siguió  guardando las carpetas sin prestarme atención.

Suspiro enojado "Mira Crystal, no lo hago por gusto, mañana tendremos un evento muy importante para la compañía y no nos pueden ver así. Claramente, no nos soportamos" cada palabra la sentí pesada en mi lengua, no quería ser tan duro

Ella se ríe sin gracia, su mirada se torna fría, muy distinta a la que acostumbraba a ver en el pasado, una punzada de tristeza, atravesó mi corazón, sabía Dios que era el causante de este comportamiento.

"Pues contratar a otra persona, tienes el poder de hacerlo, así me ahorrarías el tener que fingir" lanza sus palabras llenas de enojo.

Me quedo mirándola tanto tiempo, mientras termina de organizar y recoge su bolsa dispuesta a salir. Me observa un momento como decidiendo si debería decir algo más, pero al final se despide.

Mi mano se aprieta en un puño en estos últimos cinco años, no he tenido que soportar así a una mujer, la clase de mujeres con las que trataba eran fáciles... pero Crystal no,  ella me daría fuertes dolores de cabeza.

Sonreí entretenido, "Que comience el juego" dije en voz alta.

No me quede allí de pie la seguí para hacerle entender que tendríamos que llegar a una especie de acuerdo.

Cuando la veo a la vista me acerco, tiene su móvil en la mano, la veo sonreír por lo que sea que esté viendo. Su sonrisa.... siempre hizo cosas extraordinarias en mí, siempre saco lo mejor de mí incluso ahora, mi frío corazón se calentó un poco.

Pero a pesar de esto me dije a mi mismo "Detente" no podía ablandarme. Era claro que ella me odiaba y yo saldría perdiendo en todo esto. Me dispuse a acercarme hacia ella pero me detuve en seco cuando noté que se reúne con un hombre, y mierda no es cualquier hombre es el mismo con el que me engañó hace cinco años.

Los vi abrazarse y sonreírse afectuosamente, deje de mirar y me di la vuelta saliendo de allí. No crei que Crystal pudiera afectarme tanto después de cinco años, pero lo hacía, debía tener cuidado o volvería a romperme el corazón.

Crystal:

"Tu silencio, es bueno o malo?, has estado así por alrededor de dos horas" Antón suspira y me mira estrechando sus ojos, él sabe que pasa algo, jamás he podido ocultarle nada "que pasa cuéntame" se sienta en el sofá esperando paciente.

Hace una hora que llegamos, y me mantuve en silencio, recordando todo el día de hoy.

"Está bien te lo diré... solo déjame tomar algo de valor " su mirada se torna curiosa

"Está bien" él sonríe, si supiera que lo que le voy a decir borrara la sonrisa de su rostro se arrepentiría de escucharlo

Me levanto de mi asiento y tomo la botella de vino que me obsequiaron en mi fiesta de graduación de la universidad, no es un vino tan bueno, pero lo que importa es que servirá para adormecerme durante al menos un momento.

Antón me sigue a la cocina y dice "déjame a mí y espérame en la sala" asiento, estoy algo nerviosa, durante todo el día me mantuve así.

Me forcé a prestar atención en mi trabajo, pero era inevitable no pensar que justo a mi lado estaba su oficina, a cada tanto estuvo comunicándose conmigo por medio del teléfono,  para pedirme que llamara a una que otra empresa para el evento que se llevara a cabo mañana... su voz me inquietaba y me hacía sentir cosas que pensé ya estaban muertas en mi interior.

De esta situación no resultaría nada bueno estaba segura, porque no dejar que me vaya y contratar a otra mujer?, esto sin duda era una estratagema por parte de él. Pero no sabía por qué lo hacía, no sabía la respuesta a eso, pero lo averiguaría de cualquier forma.

"Crystal toma" la voz de Antón me hizo aterrizar a tierra, tome la copa y le agradecí.

Él me observo detenidamente, sin esperar me bebí el contenido de la copa de un solo trago, él frunció su ceño " bien Crystal dímelo, sé que no puede ser bueno" dijo él.

Me preparé para soltar las palabras "Resulta que la empresa que me contrató es de Tomás Ferreira" observe cada una de las expresiones de  Antón, desde sorpresa desconcierto y por último con la cual me sentía reflejada enojó.

"¿Qué?, esto es imposible, como de todas las personas puede ser él"

"Exacto" dije pensando lo mismo, tome la botella y me serví otra copa.

"Crystal, estás bien con esto?"

Lo miré y dije " Por supuesto que no, pero ya firmé el contrato y me amenazó con la policía si no atendía a sus órdenes" mi voz sonó cansada.

Me quité mis tacones y subí mis piernas al sofá.

"Ese idiota" dice Antón, flexionando su mandíbula en tensión, él continúa hablando "pero como es que no te diste cuenta de que era él?", en sus ojos se ve la confusión.

"Si sé lo que piensas, pero no tuve el tiempo de pensar necesitaba el empleo y estaba emocionada, lo firmé sin pensar, mi error .... además siento que esto es un plan de Tomás, pero la razón no la sé"

"Porque crees eso" dice él tomando un pequeño sorbo de su copa.

Recordando y analizando todo él no se sorprendió al verme y estaba también su reticencia a que me quedara, incluso me amenazó. Respondí " solo lo sé, lo conozco más de lo creés"

Antón se pasa una mano por su cabello frustrado "Cómo esperas aguantarlo?, sabes todo lo que te hizo en el pasado, él te destruyo, aún hoy tienes secuelas por su culpa" dice enojado.

Mis lágrimas amenazaban con salir pero las detuve. El daño que él ocasionó no se había ido del todo de mí, después de terminar el Instituto en otra ciudad, no fue lo mismo, me costaba hacer amigos. Temía que alguien pudiera hacerme daño, estuve en psicólogo por unos 6 meses. A pesar de eso aún quedaban esas pequeñas secuelas en mi mente.

Y ni hablar de cuando entre en la universidad, me enfoqué en mi estudio y no salía con nadie, aunque muchos chicos les interesaba, opté por apartar el amor de mi vida por un rato.

Hasta el día de hoy me había convertido en una ermitaña, solo salía o con Antón y su esposa o con mis padres; y si salía sola, solo lo hacía por obligación.

No sabía como lo soportaría, cuando veía a Tomás sentía mucho dolor y rencor. "No lo sé" dije y mi voz se quebró. Antón deja su copa en la mesa y se posiciona a mi lado y me abraza. Justo esto necesitaba un abrazo, con Antón siempre podía ser sincera y me hacía sentir mejor.

"Todo estará bien, buscaré la forma de sacarte de allí, entendido?" Asentí sin querer hablar "ese idiota no se saldrá con la suya".

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