Esas clases de historias jamás me habían causado miedo ni mucho menos, me encantaba la manera en que papá contaba cada detalle como si se tratara de un archivo de la policía o algo por el estilo, pero por alguna razón esa noche me dio un escalofrío horrible en todo mi cuerpo, como si la historia que papá me había contado me hubiera llegado hasta lo más profundo, pero no quise preocuparlo con tonterías que quizás solo eran producto de mí imaginación, así que solo dejé me diera el beso de buenas noches y que saliera de la habitación, pero esa noche me costó mucho conciliar el sueño. A la mañana siguiente, amanecí con un dolor de cabeza algo horrible y me costaba mantener los ojos abiertos, fue cuando me levante lo más rápido que pude para ir a tomar desayuno con mis padres y pude observar por mi ventana que una patrulla se hallaba a las afueras de la casa de uno de mis amigos, me apresuré para bajar por las escaleras y fui a ver qué era lo que estaba pasando, ahí fue cuando pude observar que mi amigo estaba en el suelo llorando y moviéndose de atrás hacia adelante diciendo una y otra vez la misma frase que mi padre me había contado la noche anterior y que me hizo sentir ese mismo escalofrió que había sentido en la noche.
-No solo los perros lamen, no solo los perros lamen, no solo los perros lamen-al escuchar esa frase otra vez, mi cuerpo se estremeció por completo y casi le arranco la cabeza a una muñeca que traía por el miedo que estaba sintiendo en ese minuto. Lo único que pude hacer en ese minuto fue correr velozmente a mi casa y meterme debajo de la mesa del living temblando de miedo, es allí donde mis padres me vieron al momento en que me metí debajo de la mesa y fueron a verme rápidamente, como te digo eran unos papas que se preocupaban mucho por mí y no me dejarían estar sola, aunque se los pidiera.
-Rebeca, Rebeca, ¿Está todo bien? ¿Qué pasa? ¿Qué te ocurre pequeña?-mi padre miro que estaba pálida, que mi rostro solo mostraba miedo, algo que mi padre nunca había visto en mí, por lo general mis padres siempre me veían sonreír a todo momento, nunca había mostrado ni siquiera una lágrima en todo lo que llevaba de vida-puedes decirme lo que te pasa hija, tu madre y yo p
-El vecino... el vecino... mi amigo... no solo los perros lamen... ¡no solo los perros!-fueron las únicas palabras que les pude decir a mis padres antes de desmayarme sin razón alguna, me sentía demasiado agotada en ese instante por no haber dormido bien en la noche, lo último que pude escuchar fueron los gritos de mi padre que trataba de despertarme incansablemente y también pude oír el llanto de mi madre que se oía desesperada al no saber que era lo que me estaba pasando, después de eso ya no pude escuchar nada por un largo tiempo, había perdido el conocimiento.
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