Eres guapo.

Javier me dió cada detalle de lo que ha pasado. Mis padres intentaron recuperar mi magia pero no pudieron. Las brujas viven cómo en el año 1821. Las cosas están muy feas para ellas, ya no viven en aldeas pero los lobos y vampiros que controlan las empresas más importantes les pagan muy poco por sus labores.

No sé bien que es una empresa, en mis tiempos no se escuchaba mucho ese término. O tal vez nada.

Mañana iré a la biblioteca. Debo conocer bien cómo funciona el mundo ahora. Hace décadas que no tocó un libro. Antes me gustaba mucho leer. Seguro que aunque no tenga los reflejos de una vampira aún soy buena en la lectura.

Tal vez hasta me ayudé a encontrar a mis padres. Y hablando de ellos. Tengo que evitar que este lobo apestoso les haga daño.

— Javier. — Le hablé luego de pensar en ésto.

— Dime.

— Si te pido que no mates a esa familia, ¿lo harías?

— ¿Porqué te interesa ésa familia.? — Obviamente no le puedo decir la verdadera razón. Yulexi usa la imaginación, inventa una historia, rápido, piensa en algo.

— ¿Cómo te lo digo?, yo los conozco. — ¿Eso fue lo mejor que se te ocurrió.? ¿Ahora que sigue.?

— ¿Los conoces.? — Me miró extrañado.

Era momento de inventar una historia muy creativa.

— Un día me perdí en ... Piensa bien lo que dirás. No puedes decir ningún dato erróneo o no te va a creer. — Me perdí en un bosque y un coyote me atacó. Yo estaba muy herida y esa bruja me llevó a su casa para curarme, usó su magia aunque sabía que yo soy humana. Por eso cuando te vi convertirte en lobo no me asusté tanto. Ya sabía de la existencia de algunos seres sobrenaturales. Gracias a ella y a su esposo yo estoy bien, por favor perdona su vida. — Creó que mi historia si suena convincente.

Javier se quedó pensando un momento. ¿Será que no me creyó.?

— Sin ella tu no estarías a mi lado. Claro que la perdonaré. — Uff, suspiré con alivió.

— Muchas gracias.

— Sobre marcarte. — Y dale con la bendita marca. ¿Con que piensan los lobos.? ¿Con lo que tienen abajo parece.?

— En un mes.— Para entonces ya estaré muy lejos de ti. Por fin dejaré de escuchar todo el tiempo tu discurso de querer marcarme.

— Es mucho tiempo, ¿no puede ser antes.? — Qué impaciente me salió.

— En 20 días.

— Qué sea antes.

— 20 días o nada. — Fui muy firme en mi decisión.

— Está bien.

No sé cómo voy a soportarte otros 13 días, eres el hijo de mis peores pesadillas, ¿que clase de broma me está jugando la diosa luna.? Parece que ella también me odia.

...Al día siguiente....

Me desperté muy temprano. Bajé a la biblioteca que me mostró el primer día que estuve aquí. Me puse a leer y leer. Escuché la puerta abrirse de una fuerte patada.

— Estás aquí. — dejó escapar un suspiró.

— No. Estoy en Francia, ¿que no me ves.?

— ¿Porqué estás ...? — ¿En la biblioteca.? ¿Leyendo.? ¿Porqué no terminó de hacer la pregunta.?

— Me gusta leer. Ahora llévame a desayunar porqué muero de hambre. — Me levanté de la mesa sin soltar mi libro y pase por su lado. Javier me tomó en sus brazos.

— ¿Que estás ...? — Intenté bajar. ¿Acaso esos músculos nunca se cansan.?

— Dijiste llévame a comer, ¿no te refieres a ésto.? — ¿A qué me cargué.?

— No, absolutamente no, bajame ya, te lo ordenó.

Javier ignoró mi orden, me llevó hasta el comedor y me dejó en la silla.

— Pensé que me harías sentarme sobre tus piernas. — Díganme que no lo dije en voz alta.?

— Si es lo que quieres yo no tengo ningún problema. — Se acercó y puse mis manos al frente para detenerlo.

— Así estoy bien gracias.

— Enserio no tengo ningún problema.

— ¡Dije que no.! — Grité un poco molesta.

— Está bien no he enojes. — Trajeron el desayuno y ho me puse a comer todo lo que me cabía en el estómago.

— Si vas a comer deja de leer. — La lectura era muy interesante. Por eso no podía despegar mis ojos de ese maravilloso libro.

— No me molestes.

— Eres débil y desobediente.

¿Débil.?¿Me llamó débil a mi.?, ja, sólo por unos días más, pronto seré más poderosa que el mismísimo Alfa Victor.

(Víctor es el abuelo de Javier. El Alfa más poderoso que ha existido hasta ahora.)

— ¿Porqué debería obedecer?, soy tu maté no tu esclava. Si me sigues tratando mal no me culpes por dejarte. — No se de qué me quejó. El no me ha tratado tan mal. Sólo las veces que se pone loquito.

Javier tomó un aparato extraño e hizo algo raro con el.

— Ya terminé, iré a leer, no me molestes hasta que llegué la hora de la comida. — Leer también me servirá para estar lejos muy lejos de el. Así tal vez no me siga insistiendo con eso de marcarme. Porqué se que aunque le he dado una fecha aún va insistir para que sea antes.

...Javier....

Sigue soñando con abandonarme, ya le mandé un mensaje a mi beta, va a reforzar la seguridad de está casa. Hasta que no estés marcada no saldrás de aquí.

Eso tenlo por seguro lunita.

Me fuí a la biblioteca y efectivamente estaba leyendo libros. Llevaba más de veinte. Nunca ví a una humana leer han rápido. Se nota que ama leer.

Me quedé espiandola, no tengo nada mejor que hacer. Tal vez si pero mis ocupaciones las dejaré para después. Ahora sólo quiero enfocarme en ella y en lograr que me dejé marcarla. O mínimo darle besos. Ni siquiera eso deja que yo haga.

A la hora de la comida la llamé y fuimos juntos al comedor.

Comió mucho, menos mal que soy millonario, no se cómo podría mantenerla un humano común y corriente.

— Ya terminé, iré a leer.

— ¿Porqué tanta insistencia en leer.? — Una se quiere mantener alejada de mi o dos quiere volverse muy inteligente. Prefiero pensar que es la dos.

— Porqué me gusta leer. — Respondió ella.

— ¿Y yo?

— ¿Tú qué?

— ¿Te gustó.? — Al menos eso debería sentir por mi. Es el primer paso hacia el amor.

...Yulexi....

No. no me gustas, de hecho te odió. Odió hasta que me mires. Te odió porque eres el hijo de las dos criaturas que destruyeron mi vida. Tal vez tú no tengas la culpa pero pagan justos por pecadores.

— Yulexi responde. ¿Te gustó.? — Ojalá pudiera decirle la verdad.

— Eres guapo.

— No te pregunté si soy guapo, te pregunté si te gustó. — ¿Me dejas marcarte.? ¿Te gustó.? ¿Porqué hace preguntas tan incómodas.?

— Claro, me gustas. Si no, no estaría aquí.— Me siento más mentirosa que Victoriano. Pero debo tranquilizarme. Sólo le voy a mentir por unos días.

— Bueno ve a leer querida. Te llamaré para cenar.— Dijo el muy alegre.

— Nos vemos.

Me fuí a la biblia y seguí leyendo.

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