¿El es tu padre?

Lancé una patada pero sentí que me agarró la pierna.

— Si no quieres dormir también podemos hacer otra cosa.

Yo no respondí. Finji estar dormida.

— Qué feo duermes, no te preocupes pronto te acostumbraras a tenerme en tú cama. — Me dió un beso. Que aprovechado es. — Qué ricos están. — Me jaló y apretó su agarré. No me estaba ahogando pero puso sus pesadas piernas sobré las mías. Ya de patadas ni hablamos.

Menos mal que hice mis travesuras con los ojos cerrados, o hubiera sabido que fue a propósito.

Y otra ventaja es que aún no puede entrar a mis pensamientos. Sería feo si pudiera.

...Al día siguiente....

Desperté y me sentía mayugada, (adolorida), parecía que un camión me cayó encima. Dejá que recuperé mi magia y me las pagarás todas lobito apestoso, malvado. feo. Bueno feo no es.

...Javier....

¿Qué debería hacer para que mi luna me acepté?, creó que le gustan las plantas. Le gusta la comida. Pero eso se lo daré todos los días. Mejor mandé traer algunas flores y algunos árboles.

Ella bajó y la invité a desayunar. Come más que 10 lobos juntos. Y ellos en verdad son canelones.

— ¿Quieres hacer algo conmigo?

Yulexi palideció. Seguro su mente imaginó algo que sí quiero hacerle pero todavía no puedo hacerle.

— Señor, las plantas que pidió ya llegaron. — La empleada no dejó que yo pudiera jugarle una broma a mi tímida luna..

— Llévalas al jardín. — Ella se retiró. — Ayer dijiste que te gustan los árboles. Te traje algunos para que puedas plantarlos.

— A, era eso.

— Si. Señorita mal pensada. Sólo te quería dar unos árboles. — No está del todo equivocada en lo que pensó, pero no puedo forzarla. Terminaría muerta y no es lo que quiero. Tantos años de esperar y al final matarla por no contener mis impulsos. Eso no sería muy inteligente de mi parte.

—Ya terminé, podemos ir a plantar cuando quieras.— Se levantó de la mesa. Me levanté y esperé a que pasará pero no quiso.— No se dónde queda el jardín.

Claro ayer olvidé mostrárselo. Le tomé la mano y la guíe. Sus ojos brillaron cuando vieron las flores y los árboles.

— WOW, nunca había visto unas flores tan bonitas.— Hasta parece que quería abrazarlas. Me equivoqué, no parecía, en realidad las abrazó.

Qué chica tan rara. Será una luna débil pero eso no me importa. Puedo defenderla muy bien.

— ¿Dónde están las herramientas?

— ¿Para que necesitas herramientas?

— Para hacer los cajetes.

— ¿Qué es un cajete?

— Es dónde te voy a enterrarte si no me traes las herramientas. — Me miró enojada.

Qué carácter. Entré a la casa y le pregunté a los empleados por las herramientas. Ellos me dijeron cuáles se usan y yo se las llevé.

Yulexi se veía muy contenta sembrando.

— ¿No piensas ayudarme?

— Dime qué hago.

— Cava un pozo y llénalo de abono y hojarascas. Luego mete un árbol y ponle un poco de agua.

Hice lo que ella me dijo. Mi jardín estaba todo secó pero ella lo lleno de flores y árboles. Hasta podría decir que le dió vida a mi casa.

— Listo. Ya terminé. Mínimo tendrás un recuerdo de mí en tu casa.

— ¿Cómo que un recuerdo.? — Mis ojos estaban a punto de ponerse rojos pero los evité.

...Yulexi....

Yulexi fíjate cómo hablas. Recuerda que se pone loco cuando le dices que te irás.

— Un recuerdo de nosotros trabajando. ¿No quieres crear recuerdos conmigo?

— Si pero, por la forma en que lo dijiste pareciera que te irás.

Qué listo eres.

— No me iré, si me fuera no me esforzaria para que nuestra casa se vea bonita.

Javier sonrió.

— Me alegra que me hayas aceptado.

- No tengo de otra. — Y mi aceptación es por ahora, pronto te dejaré.

— Cuándo me vas a dejar marcarte.? — Hay diosa luna. No puedo decirle ninguna palabra bonita porque de inmediato piensa en eso que se hace cuándo se marca a tú pareja.

Nunca. Nunca. Nunca. Yo no quiero estar marcada.

— No aprendes a caminar y ya quieres volar.

— Se volar desde hace muchos años. Por si no lo sabes no sólo soy un lobo, también soy ...

— Señor su padre vino a visitarlo.— La empleada llegó a interrumpir.

— Ven, te lo voy a presentar. — Entramos a la casa y sólo con ver su espalda supe quién era. ¿Qué hace el aquí.? Si sabe que estoy viva no se lo que podría pasar.

— ¿El es tu padre.? — Pregunté con la esperanza de que respondiera negativamente.

— Si, ya sé que parece muy joven pero es normal. Los lobos no envejecemos rápido. — Victoriano se dió la vuelta y observó a Javier.

— Hijo. — Se acercó a Javier y lo abrazó. Luego desvío su mirada y me observó a mi.

No me hagas ésto diosa luna. Por favor que el no le diga a Javier quién soy. Por favor. Por favor. Por favor.

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