El triángulo de las bermudas.

Yulexi se recupera y le pide a sus padres que la lleven al palacio. Ansía mucho ver a su maté.

— Hija todavía no estas bien. Esperemos unos días más. — Su madre planea sacarla del hospital y llevársela muy lejos. Pero aún no tienen todo preparado.

— No quiero esperar. Lo extraño. Quiero verlo.

— No te portes cómo una niña. Vas a esperar y punto. — Su madre sale de la habitación.

— Esperar. Tal vez aún piensa que soy una niña pequeña que no sabe cuidarse. — Yulexi se escapa del hospital y va al palacio, quiere ver a su maté. Al llegar nota a mucha gente en los alrededores. Corren de aquí para aya.

¿Qué será todo ésto.? Se pregunta a si misma.

— Hola. Buscó al príncipe Victoriano. — Le hablá al guardía de la puerta principal. El ya la conoce, la vió tres meses atrás mientras peleaba con Evelyn.

— Adelante. — Le dice amablemente.

Seguro Victoriano ya les dijo a todos que soy su maté. Piensa emocionada. Y empieza a caminar por todo el lugar. El palacio es tan grande que ella no encuentra a Victoriano.

— Hola. ¿Me puedes indicar la habitación del principe Victoriano.? — Le pide a una criada del palacio, es una bruja.

— El príncipe no está en su habitación.

— ¿Y dónde está.?

— En la Capilla. Hoy es su coronación.

Claro por eso hay tanta gente. Piensa Yulexi.

— ¿No tiene que esperar a su maté para llevar acabo la coronación.?

— Su maté está al lado del principe. — La empleada no sabe que Yulexi es la segunda maté.

— ¿Qué acaba de decir.? — Yulexi se sobresalta.— ¿Dónde está esa capilla.?

— Está atrás del palacio. — Responde asustada la criada. Yulexi sale del palacio y va la parte de atrás. Ve la capilla y entrá en el momento justo que a Victoriano le ponen la corona. Evelin está al lado de el, con una sonrisa de suficiencia y ojos llenos de felicidad.

— ¿Qué es ésto.? — Pregunta Yulexi interrumpiendo la celebración.

— Esto es una coronación querida. — Dice Evelin con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Me puedes explicar porque está ella ahí y no yo.? — Victoriano toma de la mano a Yulexi y se la lleva a una habitación que está en la capilla.

— ¿No se supone que yo soy tu maté?, ¿porqué Evelin está a tu lado ...? — La pobre de Yulexi está al borde de las lágrimas.

— ¿Sabes que soy mitad lobo y mitad vampiro verdad.?

— Si ya lo sé.

— Yo tengo dos mates, una de ellas eres tú y la otra es Evelin. — Al escuchar eso Yulexi quiere salir corriendo.

— Pero tú eres más importante para mí, yo sólo te quiero a ti.

— ¿Si es así porqué no me esperaste.? ¿Porqué fue ella quién te acompañó a la coronación.?

— Porqué mi padre me insistió. Pero yo te juro que sólo te amo a ti. Mi amor y mi corazón son sólo tuyos. — Sus palabras suenan tan sinceras que Yulexi siente que debe creer en ellas.

— ¿De verdad.?

— Si, pero el consejo de lobos no te acepta.

— ¿Porqué.? — Yulexi limpia una lágrima.

— Tienes magia en tus venas, la única forma de que podamos estar juntos es si renuncias a tus poderes.

Yulexi nunca ha utilizado dichos poderes, es fuerte sin ellos, además quiere estar junto a su maté, por el daría su vida. Así de fuete es su amor.

— ¿Serías capaz de renunciar a tus poderes por mí.?

— Lo haré, renunciaré a mis poderes si con eso podemos estar juntos. — Yulexi no duda ni un segundo en darle su respuesta.

Victoriano se pone muy feliz. La abraza y sonríe con malicia. Logró lo que quería y fue muy fácil.

— Tengo que volver a la coronación. Por favor espérame aquí.

— Si.

Victoriano sale de la habitación y encuentra a Evelyn.

— ¿Cómo salió todo.? — Pregunta ella.

— Bien. — Es lo único que responde y se va. Sabe que Yulexi tiene el oído agudo y no se puede arriesgar a que escuché sus planes.

Unos minutos después la coronación termina. Yulexi es llevada al consejo de lobos.

Los que aquí participan son ancianos de aproximadamente 5300 años, aunque todos lucen como personas de 30 y 40.

— ¿Estás segura de que ésto es lo que quieres.?— Pregunta un vampiro muy viejo.

— Estoy segura.

Pasan varios minutos. Uno de los ancianos extrae la magia de su cuerpo. Yulexi queda un muy débil. La puerta se abre y sus padres al verla saben lo que pasó. Ellos intenta protegerla pero le es imposible.

Unos lobos se llevan a Yulexi y ella no puede hacer nada. Días después despierta y sólo ve oscuridad a su alrededor. Ella intenta hacer magia de luz pero le es imposible, ya la magia no corre por sus venas.

— ¿Porqué está tan oscuro.? ¿Dónde estaré.?

Luego de hacer esa pregunta escuchá una voz angelical.

— ¿Quién está ahí.? — Pregunta y una luz empieza a brillar. Lo que ve a continuación la deja atónita. Es una mujer horrible con cola de pescado.

— No es posible... ustedes... debo estar soñando.— Intenta despertarse pero no puede ya que lo que está pasando no es un sueño. Es su triste realidad.

— No sueñas, soy real. — Le aclara la sirena.

— ¿Dónde estoy?

— El triángulo de las bermudas.

— ¿Qué hago aquí?, ¿cómo llegué?, se supone que esté lugar es solo una leyenda.

— Así lo hacemos ver pero en realidad existe.

— Tengo que salir de aquí.

— Es imposible, una vez que entras no sales.

— ¿Cómo es eso posible?

— Esté lugar está encantado, sólo las sirenas podemos ir y venir a nuestro placer pero tú no, a ti te desterraron.

— Eso no es posible. Yo soy la luna del príncipe, ¿porqué me harían eso?

La sirena se apiada de ella y le muestra lo que pasó después de renunciar a su poderes.

Evelin y Victoriano se burlaban de lo tonta que era Yulexi. Sus padre fueron expulsados del reino, tendrían que vivir entré los humanos.

— ¿Eso es mentira?, no puede ser. El me ama, yo soy más importante que Evelin.— Se niega a aceptar su realidad. — ¡El me ama.! — Grita mientras derrama lágrimas.

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