Capitulo 2

CAPITULO 2

DIEGO GAMIER…

Siendo el hijo mayor de tres hermanas y único heredero de las empresas de mi padre Eriberto, con tan solo 22 años me hizo cargo del 50% de la empresa más grande de la cuidad DORADA, las que estan dedicadas al comercio, a la tecnología, comunicación, y en el espectáculo, “EMPRESA GEMER”  y para poder heredar por completo el imperio de mi padre debo cumplir con su requisito, un pequeño e insignificante requisito, como el “matrimonio” y para eso tengo plazo de dos años los que han pasado en un abrir y cerrar de ojos, y solo me queda menos de tres meses para que se cumpla, yo un hombre de 24 años apuesto y con una reputación intachable, con un cuerpo bien definido, de ojos azules que derriten a las mujeres con solo mirarlas y se arrodillan a mis pies, ¡debo casarme!.

Mi madre Amalia, se ha empeñado en emparejarme con la hija del viejo socio de mi padre quien ahora es la mayor competencia para unir nuestras empresas.

Mi negación a esa unión es rotunda, no puedo casarme con una mujer arrogante, vanidosa, superficial y sobre todo materialista, se cuáles son sus intenciones y no quiero perder lo que mi padre con tanto esfuerzo ha logrado construir, con mi madre vivo en las contantes peleas por dicho matrimonio.

Amalia… hijo por última vez te lo repito, cásate con Alondra, es la mejor opción para ti.

Diego… madre, te quiero con todo mi corazón pero no me pienso casar con esa mujer, no es de mi agrado.

Amalia… eso lo dices por que no la conoces bien, veras que después del matrimonio se enamoran y podrán vivir felices.

Diego… no madre, y por última vez, no me busques una esposa que no quiero casarme.

Amalia... Debes hacerlo, sino las acciones de tu padre se irán a las manos de la competencia y eso le destrozaría a tu padre, piensa en ello, solo tienes dos meses para que el trato se cumpla y………

Diego... Madre, yo sabré decidir cuándo y con quien casarme, pero con esa mujer nunca, ¡me entiendes mamá!

Amalia… sino es Alondra tu esposa, no aceptare a ninguna, y no quiero sorpresitas ¿entendiste Diego?

Diego… déjame en paz madre quieres? Ya no soy un niño al que puedes manipular, yo tomare mis propias decisiones en mi vida.

Asi han sido mis peleas, hasta que conocí una mujer un tanto irritante, pero muy hermosa, sin duda seria la esposa perfecta, mataría dos pájaros de un solo tiro, claro también fastidiaría a mi madre ya que ella es una mujer a quien le importa la clase social.

Cada día pienso en aquella mujer que choco conmigo, y me dejo con la palabra en la boca, sin duda tiene agallas para hacerlo ya que ninguna mujer lo ha hecho, mi chaqueta se ha vuelto un pequeño recuerdo, las semanas pasan y justo hoy cuando decido que hacer con mi vida, recibo una visita desagradable.

Joel… señor, tiene una visita, se trata de la señorita Alondra, ¿desea que le haga pasar?

Diego… ¿Alondra está aquí? ¿Y ahora que quiere esa mujer?

- Hazla pasar.

Joel… Si señor.

Diego… ¿Qué haces aquí?

Alondra… no puedo pasar a visitar a mi prometido?

Diego… oh! Felicidades, no sabía que ya te habías comprometido.

Alondra… no te hagas el desentendido, sabes que estamos comprometidos.

Diego… ¿quien te ha metido esas ideas en la cabeza? Porque que yo no recuerdo haberme comprometido con una mujer como tú.

Alondra… no seas tan duro conmigo, solo he venido a invitarte a comer, debemos pasar más tiempo juntos ya que pronto nos casaremos.

Diego... Te deseo suerte en tu matrimonio, pero conmigo ni creas que lo vas a contraer.

Alondra… No querrás ver sufrir a tu madre si me haces este desaire o sí?

Diego… no tengo tiempo para tus estupideces, será mejor que te vayas y no vuelvas.

Alondra… claro que volveré, eres mi prometido y tengo el derecho de hacerlo.

Sale hecha una furia….

No entiendo cómo es que mi madre insiste en este matrimonio, sabe que jamás va a suceder, prefiero casarme con una vagabunda a que con ella.

Diego… Joel, necesito salir, cancela todos mis pendientes y no me pases ni una llamada, ha y ven conmigo, tengo un trabajo especial.

Joel… sí señor, ahora mismo.

Ya en el coche mis pensamientos me invaden, pero tengo un asistente que es muy peculiar..

Joel… ¿ha donde lo llevo señor?

Diego… solo conduce, ya veremos.

Joel… disculpe que me meta señor, pero la señorita Alondra será su esposa?

Diego… ¿quien te a dicho eso?

Joel… eso es lo que ha dicho en toda la empresa, todos estamos al tanto de su compromiso con ella.

Diego… ¡¡Increíble!! ¿Cómo siendo yo el supuesto prometido no sabía nada de esto?

Joel… eso es lo que hoy a dicho en toda la oficina.

Diego… puedes estar seguro que esa mujer jamás será mi esposa y que en la oficina piensen lo que mejor les parezca, ahora si no tienes otra pregunta llévame la café de siempre.

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