Visita a mis padres

Lucia _ no dejare que todo termine aquí hermana, ya no soy la misma de antes, ya no soy aquella niña ingenua, ni una joven con miedo a sus padres, ahora soy una mujer, una mujer que recuperara a su familia, ya no me pueden controlar, no pueden intervenir en mi vida como antes, no creo que nuestros adorados padres acepten a Lucas como yerno, no dejarían que nuestro gran apellido sea manchado.

Cuando Lucia acaba de darse un baño habla con Eduardo.

- ¿Qué te parece si mañana vamos a visitar a mis padres? – sonríe.

- ¿Por qué quieres visitarlos? Cuando todo este tiempo ni si quiere los has llamado, ni por sus cumpleaños, ni año nuevo, ni nada.

- Ya que estamos aquí y es fin de semana podemos verlos, claro si no te molesta – le da un beso corto en los labios -, otro día iremos con tus padres ¿está bien?

- No puedo negarte nada, mañana vamos a visitarlos, sería bueno que los llames no me gustarían ir y no encontrarlos o incomodarlos.

- Puedes llamarlos por mí – se sienta en las piernas de Eduardo -, por favor.

- Lo hare – sonríe.

Eduardo llamo a los señores Almería para ver si podían ir mañana a visitarlos, ellos les dieron una respuesta positiva que alegro a Lucia. Al día siguiente ambos se prepararon y fueron a la hacienda.

- Carlita: abue, abuelito – camina a los brazos de Rogelio.

- Rogelio: ven mi niña, ven con tu abuelito – sonríe y estira los brazos -, cada semana crece más.

- Sofía: tienes razón papá, cada día está más grande – sonríe.

- Piedad: fue suficiente, ven mi vida, ven con tu abuelita.

- Rogelio: no vas a quitarme a mi nieta, pídele a Sofía y Lucas otra porque yo soy el abuelo preferido de mi Carlita, verdad – sonríe y mira a la niña.

- Carlita: shi – sonríe y abraza a su abuelo.

- Eduardo: Buenos días – aprieta un poco la mano de Lucia para que reaccione.

- Lucia: Buenos días – dice sorprendida por la

situación.

En cuanto la ven el ambiente se vuelve tenso, enseguida Rogelio se pone de pie y a marca a Carlita.

- Rogelio: Lucas ten a la niña – Lucas se acerca y abraza a su hija.

-  Piedad: Buenos días, por favor pasen, bienvenidos es bueno volverlos a ver.

- Rogelio: bienvenidos, sigan, debemos hablar es algo necesario, lo siento Lucas, Eduardo por favor espérennos.

-  Lucas: no se preocupen nosotros les esperamos, verdad hermosa.

- Carlita: ti papi – le abraza.

La familia Almería se fue al despacho hablar a solas, mientras que Eduardo, Lucas y Carlita fueron al establo a ver a los caballos.

- Rogelio: primero te debemos una disculpa Lucia por nuestra forma de actuar durante todos estos años, espero que algún día puedas perdonarnos por no saber tratarte como una hija.

- Piedad: Rogelio tiene razón no supimos entender que eras una niña y no tenías la culpa de nada. Yo me cegué por el odio, por la

tracción, lo siento, fui demasiado dura incluso trataba ignorarte porque me recordabas que mi esposo me fue infiel

 Narra Piedad

Todo comenzó cuando Sofía tenía dos años comenzó a gatear con facilidad incluso ya se ponía de pie por breves segundos después se caía por eso decidimos contratar a otra persona que nos ayude solo con el cuidado de Sofía al ser mi primera hija temía que algo le pasara, no sabía que eso casi destruiría mi matrimonio.

Paso un año desde que la contratamos para mí era una buena empleada, para Rogelio era mejor ya que comenzaron acercarse cada día más, aquella muchacha cayo en las palabras de amor de su padre, sus promesas, ese infeliz solo mentía y ella fue muy ingenua en entregarse a él en ese tiempo la sociedad

no permitía que una sirvienta alguien de su clase se una con la nuestra Rogelio no podía dejarme, así como yo no podía divorciarme la típico que decían “marido es así maten desde que nos casamos tendríamos que estar juntos hasta que la muerte nos separe. Eso no importa ahora, ella termino embarazada logro cubrirlo por un tiempo hasta que se lo noto y no nada podía hacer para ocultarlo, nunca me dijo quién era el padre hasta que vino aquí con una niña en

brazos.

- Perdón señora yo lo siento – menciona llorando.

- ¿De qué hablas? – pregunta Piedad.

- Es que fui muy bruta, el patrón ya no me quiere, pero necesito su ayuda – se pone de rodillas -, yo no tengo dinero para criar a

la niña.

- ¿Por qué dices que no te quiere? ¿Cuándo te quiso?

- Esta niña es hija del patrón, mírela – la descubre -, es blanquita como el señor.

- No, mi esposo no pudo engañarme con alguien como tu ¡Rogelio! – grita -, ¡Rogelio! Ven aquí enseguida.

-¿Qué pasa mujer? Porque gritas vas asustar a la niña – Rogelio tiene a Sofía en brazos -, estaba por dormirse cuando gritaste.

- Dame a mi hija – le quita a Sofía -, mira ahí tienes a tu hija – señala a Lucia -. ¡Ahí tienes a tu mujer! A nosotras déjanos en paz – se va con Sofía a su habitación.

No sé nada más, en ese momento tome a mi hija hice una maleta pequeña, cuando baje no encontré a nadie, pedí a un trabajador que me llevara a la casa de mis padres, no volví por meses hasta que no tuve otra opción que regresar, mis padres me obligaron a volver junto a mi esposo, no fue fácil regresar a este lugar. Desde ese momento deteste tanto a Lucia, era el recuerdo de una traición y lo peor tenía que fingir que es mi hija.

...

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