Soy La Villana De La Historia
PARTE 1
AMELIA
Cientos de cuerpos empapados en sudor se mueven junto a mí, el ambiente está cargado de tensión sexual. Siento como distintas manos recorren mi cuerpo, estoy absolutamente extasiada. Me muevo entre aquellos que desean tocarme, la música suena alta y clara por los parlantes dispuestos alrededor de la pista, luces parpadeantes que se ubican estratégicamente para hacerte perder el sentido de orientación. Veo a muchas parejas deseosas por quitarse la ropa y devorarse mutuamente como si fuera el fin del mundo. Mi vista se vuelve borrosa debido a todo el alcohol que he consumido en estas horas, pero no pienso detenerme; no quiero detenerme.
Este es el único sitio donde puedo olvidarme de todo, olvidarme de quién soy y de lo que me he convertido. Porque esto es mucho mejor que el mundo real, mejor que la crueldad en que me muevo a diario. Donde permanezco rodeada de personas falsas, que solo te sonríen por el peso que tiene tu apellido y por los millones de dólares que mueves a diario en tus cuentas bancarias. Estoy segura de que, si mi situación fuera otra, ninguno de ellos voltearía ni siquiera a mirarme.
Mi familia ha vivido rodeada de lujos y extravagancias desde siempre, mis antepasados crearon una dinastía en la que el poder y el dinero es lo único que importa. No hay lealtad, ni respeto por los demás; nos movemos en un círculo vicioso, lleno de ambición. Puedo decir con mayor seguridad de que fueron ellos, quienes crearon al monstruo en que me he convertido. Si creen que el dinero lo compra todo... pues déjenme decirles que es totalmente cierto. El dinero ha comprado el silencio de muchas personas y ha mantenido a mi familia lejos del ojo de aquellos que quieren destruirnos o de los que ya lo han intentado, y no se ha vuelto a saber de ellos.
Muchos dicen que soy el fiel reflejo de mi padre: Implacable, cruel, manipuladora y ambiciosa. Pero, que sin duda poseo la belleza de mi madre y por supuesto su inteligencia y talento para dominar al sexo masculino. Ellos hacen lo que yo quiero y cuando quiero.
Continúo moviéndome al ritmo de la música, mientras mis pensamientos destilan odio puro. Dejo fluir la ira y el rencor acoplándome a cada nota, envolviéndome en este mar de personas.
De pronto unas manos fuertes me abrazan desde la cintura y me voltean suavemente, sacudiéndome toda la ira que me embargaba. Esos ojos marrones que conozco a la perfección me observan con preocupación y anhelo.
- Señorita Amelia -aquella voz termina por devolverme a la realidad - Señorita Amelia, ¿se encuentra bien?
- No jodas Rafael ¿Por qué me interrumpes? – me aparto molesta.
- Porque son más de las 3 de la madrugada y mañana tiene una junta importante.
- No te traje aquí para que hagas de niñero, te traje para que te diviertas.
La irritación es clara en mi voz, tengo ganas de asesinarlo. Si no lo hago en este momento, es solo porque sería un desperdicio; este hombre practica el mejor sexo oral que he tenido en mi vida.
- Sabes - digo acariciando sus musculosos brazos - deberías aprovechar de distraerte, olvídate esta noche de que tenemos trabajo o de que tienes una novia esperándote en casa.
Veo cómo el arrepentimiento aparece reflejado en sus ojos. No hago más que sonreír, una sonrisa cruel y malvada, ideal para infiltrarme hasta su alma. Camino frente a él haciendo que retroceda, hasta caer sentado en uno de los sillones ocultos por la oscuridad. Apoyo un pie a su costado, mientras mi vestido se desliza por el muslo dejando ver más de lo debido. Jugueteo con mi cabello y lo observo desde arriba, esta posición me excita. Tenerlo a mi completa merced, me encanta.
- Y dime Rafael, ¿dónde piensa Carmín que estás? - pregunto con un tono de voz meloso.
- Haciendo horas extras en la compañía - responde apartando la mirada, pero sin quitar la mano de mi muslo.
Suelto una carcajada y luego me siento a horcajadas sobre él. No puedo ver muy bien su rostro en este sector del club, pero sé que refleja deseo y culpa; como siempre.
Rafael es dos años mayor que yo, tiene novia, una casa y hasta creo que un perro, ¿y ustedes creen que me importa? Pues no. Llegó hace tres años a la compañía, buscando una oportunidad mejor de trabajo y yo se la di sin pestañear, sabía que sería de utilidad en algún momento. Es algo tímido a veces, pero en la cama es fuego, todo lo que deseo de un hombre. Su novia llamada Carmín trabaja también en la empresa de mi familia, ni se imagina las cosas que hago con su novio cuando estamos a solas en la oficina. Con su cara de ángel cubre toda la perversión que demuestra en la habitación.
- Muy bien cariñito - digo rozando sus labios con los míos - creo que es hora de irnos a casa. Vendrás conmigo ¿verdad?
- No creo que sea buena idea, señorita Amelia. Además, tengo que llegar a casa o Carmín puede comenzar a sospechar.
En eso tiene razón, pero ¿a mí qué me importa? Si descubre la verdad, solo él se verá envuelto en problemas, aunque si lo pienso bien perderé a mi fuente más cercana de distracción. Y, a pesar de que no quiera admitirlo, Rafael ha sido leal a mí durante todo este tiempo. Es el único en quien confío y eso ya es todo un reto. Tengo muchos enemigos, algunos heredados y otro lo he ganado a pulso; es por eso por lo que me cuesta tanto creer en las personas, pienso que en cualquier momento me apuñalarán por la espalda.
- Está bien, vete a casa. Pero primero tienes que llevarme al departamento - anuncio a la vez que observo mi perfecta manicura.
- Por supuesto - dice sin quitar sus ojos de mi escote.
Antes de levantarme de su regazo, acerco mi rostro y lo beso. Un beso intenso, que refleja lo mucho que deseo sus caricias. Muerdo su labio inferior y escucho como se le escapa un pequeño gruñido y no solo eso, puedo notar el bulto en su pantalón que va creciendo con cada roce. Me refriego contra él, al punto de sentirme aturdida debido a la oleada de deseo que me embarga. Rafael comienza a moverse más rápido, pero me detengo de golpe obligándome a reprimir el impulso de quitarme la ropa aquí mismo. Ambos queremos mucho más, cruzar la barrera de la decencia siempre se convierte en un objetivo para mí; su rostro trasmite la desilusión de dejar el momento a medias, mientras intenta regular su respiración.
- ¿Entiendes ahora de lo que te perderás por ser tan moralista? - digo al mismo tiempo que me levanto y arreglo mi vestido.
- Está bien, entendí el mensaje - responde tenso - si no voy con usted, perderé una noche increíble de buen sexo.
- Ajá... eso mismo. Además, sabes que en la cama es el único lugar donde puedes dominarme y someterme a tu antojo.
Veo cómo sus ojos se oscurecen debido a mi comentario. Sabe perfectamente que es cierto lo que digo, puedo ser una total bruja y arpía cada día, pero en el dormitorio es el único lugar donde permito que me dominen. Intuyo el debate que debe estar ocurriendo en su mente.
- Está bien, si es así, no tengo donde perderme. Voy con usted - dice por fin.
Ahora entienden lo fácil que me resulta manipularlos. Dales un poco de agua y van a querer beberse el vaso completo.
- Sabes que Rafa... si no lo hubieras pensado tanto, quizá no estaría tan molesta. - digo acariciando su rostro - vete a casa, pediré un taxi.
Dicho eso le doy la espalda y comienzo a caminar hacia la salida, no volteo a mirar, nunca lo hago. Es algo que aprendí con el tiempo, jamás darte la vuelta o demostrarás debilidad. Esto es lo que me enseñaron durante años, la mirada siempre al frente, barbilla en alto y desconfiar de todos aquellos que me rodean. Aún la voz de mi padre hace eco en mi cabeza "Eres superior a todos querida, algún día me agradecerás lo que he hecho por ti. El mundo se arrodillará a tus pies" Sonrío ante aquel recuerdo, sin duda fue él quien moldeó en definitiva lo que soy hoy.
Durante el viaje a casa recuerdo cada momento en que mi padre corregía aspectos de mi personalidad, tenía que forjar mi carácter, decía él; para que nunca nadie intentara pasar sobre mí. Cada cosa que me hizo hacer me volvía mucho más astuta y rápida que los demás, pero lo que más le importaba era que nunca me temblara la mano al acabar con un enemigo. Tenía que estar dispuesta a cualquier cosa para sacarlo de mi camino y creo que me he graduado con honores. Cierro los ojos ante aquel pensamiento, creo que perdí mi alma hace mucho tiempo. Continúo el viaje mirando por la ventanilla, observando fijamente cómo luce la ciudad de noche.
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Comments
Maria Elena Maciel Campusano
Sí que se ha ganado a pulso el mote de Villana 🤔🤔🤔
Ya me imagino la fichita que es el papá ya que ella debe estar hecha a imagen y semejanza de su padre😒😒😒
2024-07-08
0
👋
q zorra
2024-04-29
0
👋
😨😨como?😨😨
2024-04-29
0