AMELIA
Todos avanzamos hacia la entrada, donde un todoterreno se estaciona justo en frente de la puerta. Mi padre toma mi brazo y me jala hasta ubicarme a su costado, sin duda quiere que me vean junto a él. Las puertas traseras se abren y una mujer de cabello rubio se incorpora con ayuda de Joseph, nuestro mayordomo. Un hombre de no más de 60 años camina hasta situarse al lado de nuestra invitada. Pero lo que llama verdaderamente mi atención es quién maneja el vehículo.
La puerta del piloto se abre y un hombre baja dando un portazo, el fuerte sonido me pilla desprevenida. Se acerca hacia nosotros, lleva un traje hecho a medida que se adapta perfectamente a su cuerpo bien definido, tiene el cabello rubio y está muy bien peinado hacia un lado. Una de mis cejas se alza al notar ese detalle, en serio es guapo, pero creo que va exageradamente ordenado. Nuestras miradas se cruzan por un momento, no puedo evitar quedarme sin aliento; sus ojos son de un verde que me recuerda a las esmeraldas. Su boca se tuerce hacia un lado, con un gesto de disgusto mientras recorre mi cuerpo, ¿En serio acaba de desestimar mi aspecto?
- Bienvenidos a nuestro hogar - anuncia mi padre\, abriendo los brazos para dar la bienvenida.
Comienza con las presentaciones, como siempre mi madre es la primera en ser presentada, como ama y señora de esta casa. Aunque no se le vea mucho por aquí, todos saben quién es la señora Moore. Mi padre se gira hacia Sophie y Kayle, los señala lo más rápido posible, como si no fueran lo suficientemente importantes para dedicarles tanta palabra. Mi boca se abre en una amplia sonrisa al presenciar aquello, mientras siento una mirada escrutadora sobre mí. Me volteo y descubro a ese sujeto mirándome con cara de pocos amigos, por supuesto que lo ignoro.
- Y bien... - dice girándose por fin hacia mí- Esta es Amelia\, mi futura sucesora en la compañía. No hay nadie en quien confíe más que en ella.
Todos los presentes me observan, me siento como si estuviera en una exhibición y yo fuera la atracción principal. Los invitados me regalan una gran sonrisa, me evalúan de pies a cabeza para luego asentir con satisfacción. Ahora sé, que son los padres del Neanderthal que está a mi lado, de lo poco que alcancé a escuchar mientras hablaba fue que se llama Francisco y el resto fueron solo gruñidos. ¿Pero eso a quién le importa? Está claro que a mí no.
Todos ingresamos a la casa, el aire frío de la noche hizo que se me erizara la piel. Alzo el mentón y camino con paso firme hacia el comedor tomada del brazo de mi padre. Nos acomodamos en nuestros respectivos puestos, pero para mi mala suerte, sientan a Francisco a mi lado. Creo que está tan cabreado como yo por esta situación, ni siquiera hemos cruzado palabras; desde que nos presentaron asumí de que caería en mi lista negra, y por lo visto yo estoy en la de él. Vamos a ver, cuando conozco a alguien automáticamente se vuelve mi aliado o mi enemigo y este idiota se ganó su lugar en la parte más oscura de mi lista.
Mi padre habla de futuras inversiones, futuras empresas con las que pretende hacer negocio. Se dirige siempre hacia Gregory, el padre de Francisco. En ningún momento me incluye en la conversación, mejor así, estoy totalmente desconectada. Cuando Francis llega con la botella de vino más cara de nuestra bodega, me doy cuenta de que están a punto de celebrar algo.
Mi padre se pone en pie e inicia un discurso sobre la importancia de la lealtad y los beneficios que nos traerá el mantener a nuestras familias unidas, me pregunto si no se habrá equivocado y la frase correcta es "unión de nuestras compañías". Siento como Francisco se tensa a mi lado, sus movimientos son bruscos cuando deja la servilleta sobre la mesa.
- Y bien... - dice posando la vista en mí - Vamos a brindar esta noche por el compromiso de nuestros hijos y por el futuro que les espera.
Alza la copa y la lleva hasta sus labios, Gregory lo imita mantenido una sonrisa en su rostro. Me quedo mirándolo fijamente, no comprendo que mierda está pasando. Los ojos de mi padre tienen un brillo aterrador.
- Disculpa padre\, ¿dijiste compromiso? - suelto una risa nerviosa\, debe ser una broma - No entiendo\, Sophie está casada.
- No me refiero a Sophie cariño\, sino a ti. A ti y a Francisco.
Me volteo rápidamente hacia él y observo cómo aprieta la mandíbula, en cualquier momento se rompe los dientes con la presión que está ejerciendo. Mis hermanos aplauden y les lanzo una mirada envenenada. Mi madre bebe de su copa esbozando una leve sonrisa, ella está de acuerdo con esto. Me levanto de la silla y me dispongo a salir del comedor. No alcanzo a llegar a las escaleras cuando mi padre me arrastra hacia su despacho.
- ¿Se puede saber qué estás haciendo? - dice apretando los dientes\, está enfadado - has sido muy maleducada al salir corriendo de esa manera.
- ¿Qué... que estoy haciendo? ¿Se puede saber qué te pasa a ti? En serio crees que me voy a casar con él.
La furia bulle a través de mi piel, en cualquier momento le lanzo el pisapapeles por la cabeza. No puedo creer que me esté haciendo esto, no puedo creer que me vaya a obligar a casarme.
- Lo harás\, no tienes alternativa - agrega cruzándose de brazos.
- Esto es de lo que querías hablar durante la cena\, ¿verdad? - pregunto mientras paso mi mano por el cabello y me muevo de un lado a otro en la habitación.
- Quería que fuera sorpresa.
Sorpresa ¿en serio? Claro que ha sido la peor sorpresa de mi vida. Y espero que se saque de la cabeza, que me casaré con ese idiota, porque ni muerta lo haré. Por primera vez en mi vida, no estoy de acuerdo con una de sus decisiones; porque esto es algo que me concierne solo a mí, una decisión que yo debería tomar porque quiero y no porque me obliguen.
- Estás consciente de que tendrás que salir ahí y explicar que no habrá boda\, ¿verdad?
- Claro que habrá boda - esta vez su mirada es fría y su voz amenazante - habrá boda\, o tendrás que olvidarte de la presidencia de la compañía.
- ¿Qué estás diciendo? - cuestiono con un dejé de terror en mi voz.
He trabajado toda mi vida para eso, me he preparado lo suficiente para convertirme en la nueva reina de esta dinastía. He hecho todo lo que él ha querido y he dado mucho más de lo que debía, no tendría ni siquiera que estar pasando por esto. Mi padre resopla mientras se acerca a mí.
- Escúchame cariño - dice suavizando un poco el tono de voz - Como mencioné en tu habitación\, todo esto lo hago por ti.
- ¿Por mí? En serio\, ¿en qué me beneficia esto?
- La familia Solari tiene una de las compañías más grandes de exportación en la región. Sus propiedades y negocios están valuadas en millones de dólares.
Me explica detenidamente cada negocio en que está involucrada la familia Solari, sus ganancias y últimas adquisiciones. Sin duda su patrimonio está por encima del nuestro.
- Además\, no sería para siempre - anuncia observándome.
- ¿Qué no sería para siempre?
- Tu matrimonio - y ahora sí que no entiendo nada\, debe haber notado mi cara de póker porque se dispone a explicar con más detalle - El matrimonio tendrá un acuerdo establecido\, si en un año las cosas no funcionan entre ustedes podrán divorciarse y cada uno obtendrá la mitad de los bienes ganados en el matrimonio. Claro está\, que tú ya serás la presidenta de la compañía porque te lo has ganado y Francisco pronto asumirá la cabecera de su familia\, Gregory le traspasará todos los bienes y las riendas de los negocios. El acuerdo prohíbe también la fusión de ambas empresas\, así estarás protegida.
- ¿Y qué obtenemos de todo eso? Si al final nos dividiremos los bienes adquiridos en el matrimonio.
- Esta es la parte donde tú deberás demostrar lo inteligente y astuta que eres.
Su mirada me advierte de que no me gustará mucho lo que dirá a continuación. Mantengo las manos en puño a los costados, estoy tratando de controlarme; si fuera otra persona ya habría explotado. Pero se trata de mi padre, y una parte de mí siempre le temerá.
- El acuerdo de convivencia dura un año -prosigue con la conversación - en ese año tú\, deberás conseguir que Francisco se enamore de ti\, que esté dispuesto a darlo todo por ti. Deberás lograr que traspase todo a tu nombre\, cada propiedad que posea y cada acción de sus compañías.
Me quedo boquiabierta, sabía que mi padre era malvado, pero no hasta qué punto. No imaginé que su ambición fuera tanta como para orquestar un plan así.
- Después de eso\, podrás hacer lo que quieras. Divorciarte y mandarlo a la China si quieres.
Lo que realmente quiere, es que lo deje en la ruina. Siento como la bilis va subiendo por mi estómago, no tengo palabras para explicar lo que pienso en este momento. Odio que me arrastre a esto, pero su sangre corre por mis venas, al final la codicia siempre gana.
- ¿Qué me dices Amelia? ¿Estás dispuesta a gobernar el mundo?
¡Maldita sea! Sabe perfectamente cuáles son mis ambiciones y lo que deseo. Que el puto mundo se arrodille a mis pies. Asiento levemente con la cabeza, a la vez que la sonrisa de mi padre se ensancha. No sé si esto funcionará como él pretende, pero de una cosa estaré segura y es que obtendré lo que siempre he deseado de esta familia.
- Ahora ve ahí y convence a todo el mundo de que eres una prometida feliz. Pero sobre todo... convence a Francisco.
Una leve sonrisa falsa se estira en mis labios y ambos salimos del despacho en dirección a la sala de estar, donde ya se encuentran todos.
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Comments
Maria Elena Maciel Campusano
Pues déjame decirte chiquita que te acabas de meter a la boca del Lobo 🐺, pues no creo que ese 🐺 se deje desplumar por tí y tu ambicioso padre, pero en fin ya verás cuánta azúcar lleva el caramelo a la linda hora😏😏😏
2024-07-09
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