Capitulo 1.1.

En el pueblo en que viví de pequeña, solía correr un rumor en el que se decía que se acercaba el final de los tiempos; fueron pocos los que entendieron aquel mensaje que por meses se estuvo regando como el fuego por los valles en un incendio, y aún más pocos los que se percataron de su verdad.

En medio de todo, el lugar era bastante pintoresco. Con cabañas y granjas, era común ver jugar a los niños. Vega no se escapaba de esto, y junto con sus primos y hermanas, corrían por todo el ancho plano de la verde hierba en aquel soleado día de verano. Cerca del mediodía, una mujer de cabello castaño, atado a una coleta baja, salió de la casa mientras sostenía una bandeja con una jarra de refresco y algunos bocadillos.

- ¡Vega\, ven a tomar algo! – gritó la mujer. – la pequeña\, sin esperar mucho\, giro y salió corriendo en dirección de la mujer.

- ¡Mamá! – contestó\, y en un momento estuvo cerca del pórtico donde en una mesa se encontraba los bocadillos.

- ¿Quieres comer? – dijo la mujer\, quien se acercó y tomó a la pequeña en sus brazos y la sentó en una de las sillas acompañantes. -. Luego podrás continuar jugando\, pero ahora\, debes limpiarte un poco y comer. – la pequeña asintió y tomó uno de los emparedados que se encontraba en la charola. La mujer dejó a la pequeña por un rato y fue a buscar al resto de los niños\, quienes estaban jugando sin contenerse.

Vega permaneció sentada mientras mordisqueaba con lentitud el emparedado de pollo. De vez en cuando, giraba y se concentraba en cómo su Madre convencía a sus hermanas por venir junto con ella a comer y relajarse un poco.

- Es linda\, ¿verdad? – pronunció un hombre\, Vega giró y al verlo\, asintió lentamente. -. A Mamá no le gustará ver que estés toda embarrada con el pan. – dicho esto\, el hombre sonrió gentilmente.

- Está rico.

- Sé que está rico. Ahora\, ven aquí. – se acercó y se hizo en una de las sillas cercanas a la pequeña. -. Mamá podrá ser muy linda\, pero como todas\, da verdadero terror cuando se enoja.

- ¿Le tienes miedo?

- Lo dejaremos en respeto\, así no pierdo tantos puntos. Pero entre tú y yo\, sí\, suelo temer cuando se enoja.

- Pero\, Papá\, ¿sirve de algo el que me digas que es un secreto entre nosotros cuando todos ya lo saben?

- Pequeña Vega\, en ocasiones\, solo debes seguir la cuerda.

- ¿Por qué?

- De esa manera no lastimarías a tu queridísimo Papá.

- Entonces\, ¿prefieres vivir en un mundo donde suplantes la palabra miedo por respeto?

- Sacaste la lengua de tu Madre. – y la pequeña sonrió. -. No es un halago.

- Lo es si pretendo que lo sea.

- ¿Qué dices?

- ¿Ves a Calvin en la pradera al ser sostenido por Mamá\, mientras lo trae casi obligándolo? Bueno\, descubrí que para obedecer\, nada más debes dar un halago\, o pretender que lo que te digan sea uno. Con Calvin no funcionan porque él es un marciano\, y los marcianos son seres que escapan de las reglas comunes entre humanos.

- Entiendo. – contestó el hombre que mantenía fija la mirada en la mujer rodeada por niños.

- Sucede lo mismo cuando vas a comprar algo en el centro. Entras a una tienda y ves una prenda\, y se te acerca un vendedor. Si esta persona tiene las palabras y argumentos suficientes\, podrá convencerte de llevarte la blusa o camisa que hayas visto\, pero no solo por ello\, al hablarte\, puede que te diera un halago y te convenciste de que esa prenda es una buena prenda. Meses después notaras que pudo ser la peor compra en años\, pero el tiempo habrá pasado y el vendedor seguirá vendiendo\, y gente como tú abundara. – la pequeña terminó y en seguida\, se acercó al vaso con el sorbete y tomó del líquido color rosa del refresco.

- Sin duda sacaste la lengua de tu madre.

- Gracias. – sonrió nuevamente. -. Sobre todo porque ella tuvo razón al decir que tu camisa de la banda de los años 80\, quienes únicamente tenían idea de la existencia de esta eran los integrantes\, fue la peor compra.

- ¿Escuchas a escondidas?

- Todo el condado lo sabe. Te compadecen y se identifican también. – el hombre intentó mostrar una expresión de molestia\, pero tan solo logro esbozar una mueca incomprensible\, seguida de un estallido en risas. -. Es bueno reír.

- Así es. – el hombre terminó de limpiar a Vega\, luego solamente se dejó llevar por la brisa que soplaba gentilmente por la zona. Las ramas de los árboles se agitaban y con ello\, comenzaban a pronunciar el sonido característico que hacía creer que el viento silbaba. La pequeña se percató del silencio\, y observó cómo su padre miraba fijamente a su madre. -. Vega.

- ¿Si?

- ¿Aceptarías un obsequio de más este año? Quedamos en él trato de darte libros sobre cuentos clásicos\, pero\, ¿podría darte uno que es muy importante para mí?

- Dime quién lo escribió.

- Es un secreto. Pero sé que te gustara.

- ¿Al menos conozco al escritor?

- Conoces muchísimo sobre ese escritor.

- ¿Eres tú?

- Fallaste. Soy pésimo escribiendo. Únicamente debes prometerme que una vez que lo recibas\, lo mantendrás en secreto. Un auténtico secreto entre nosotros.

- ¿Por qué?

- Porque aquel libro\, es tan valioso como doloroso. Además\, también deberás leerlo hasta tu decimoctavo cumpleaños.

- Papá\, ¿entiendes que solo tengo diez años?

- Sí.

- Entonces comprenderás que me será superdifícil esperar para leerlo casi ocho años.

- Tienes varios libros.

- Pero ahora\, el que me darás me interesa aún más que cualquier otro.

- Vega\, sé paciente. El trato dice que recibirás los libros en el día de tu cumpleaños.

- Ni siquiera los adultos son pacientes cuando les cuentan que les van a dar algo.

- Es porque muchos no tienen dominio sobre sí mismo.

- ¿A si? – la pequeña sonrió y luego de unos minutos\, habló. -. ¿Sabes qué te va a dar Mamá de cumpleaños? – el hombre se volvió a Vega en el mismo momento que la pequeña hizo la insinuación.

- ¿Betty ya me tiene mi regalo? – dijo mientras se abalanzaba sobre su pequeña hija. -. Dime\, ¿Qué es? ¿Es lindo? ¿Es algo hecho por ella? – Vega no dejo su expresión de satisfacción y solo guardo silencio. El hombre entendió la intención con la que venía tal pregunta\, por lo que se alejó y carraspeó para aclarar su voz como señal de tomar el control. -. Entiendo.

- No\, Papá\, no entiendes. Mi regalo lo recibiré en unas cuantas horas\, pero\, en cambio tú\, deberás esperar por él casi seis meses.

Vega se bajó como pudo de la silla en la que estaba, sacudió las boronas que tenía en su vestido de volados y caminó en dirección de las escaleras del pórtico para volver al campo.

- Vega 1\, Papá 0. – sonrió y salió corriendo.

- Pequeña escurridiza. – masculló el hombre.

No prestó mucha atención. Fijó nuevamente su mirada en el campo y suspiró, lenta y pausadamente. Betty se encontraba junto con los niños. Era una mujer de tez clara y mejillas rosadas, con ojos verdes como esmeralda y cabello rizado. Vega era bastante similar, pero en su lugar había sacado los ojos azules y penetrantes de su padre. Un índigo profundo.

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Comments

Blanca Montero Angulo

Blanca Montero Angulo

toda una cerebrito Vega.😂😂😂

2024-04-05

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