Episodio 3

...☆ ~ Lissette/Jaden ~ ☆...

Mis manos desnudas se encontraban acariciando el suave y corto cabello de Jaden y no puse evitar desear tocar más allá.

Soy codiciosa y lujuriosa cuando se trata de este hombre.

—¿Cuándo será?.—Pregunté sin despegar mi mirada de la suya y con mis dedos aún entrelazados contra su cabello.

—Será antes que el día de tu boda llegue.—Sus manos se encontraban tocando mi cintura, provocando mi cuerpo de mil maneras distintas.

No lo voy a negar, ahora mismo me gustaría quitarle toda su ropa y tocarle en los lugares que solo él ha tocado hasta ahora.

—¿No podemos irnos ahora?, sin pensarlo demasiado, solo tú y yo.—No quería esperar más tiempo, deseaba ser libre con Jaden a mi lado, pero incluso yo sé que eso es imposible.

Un solo error y podrian descubrir nuestros planes e impedir que logremos nuestro objetivo.

—Sabes que no podemos irnos, aún necesito hacer algunos arreglos para que todo salga bien.—Dio un suspiro y se alejó de mí, eso me hizo sentir un poco triste.—Espera por mí unos días más, juro que vendré a buscarte antes que tengas que decir el si en el altar.

—Confío en tí, Jaden.—Contesté sin dudar.

Ahora me siento un poco emocionada, pensar que hay una posibilidad de pasar el resto de mi vida junto a él, me hace verdaderamente feliz.

Tal vez en unos días más, finalmente podré verlo sin toda esa ropa que cubre ese cuerpo que tanto he ansiado ver y tocar.

—Señorita, deberías dejar de verme como si quisieras comerme.—Dijo mientras apartaba su mirada de la mía.—incluso yo puedo avergonzarme.

¿Acaso soy tan obvia?

Pero demonios, Jaden tiene un cuerpo digno de contemplar, tanto su rostro como su voz, todo de él es tan provocador.

Sin mencionar que es alto.

Rayos, ¿qué mujer en su sano juicio no sentiría la urgencia de ver a este hombre en sus fantasías?

—No se de que hablas.—De acuerdo, soy una pésima mentirosa, pero nunca voy ha aceptar enfrente de él que quiero comérmelo pero de otra manera.

—Eso dices, pero sigues viéndome como si fueras un depredador acechando ha su presa.

—Jajajaja de acuerdo, tal vez no estés muy equivocado.—Me encanta estar con Jaden, él es el único que puede hacerme reír como ahora.

—¿Así qué no piensas negarlo?.

—Bien sabes que muero por tenerte.—Respondí sinceramente, aunque de igual manera me sentí avergonzada por decir eso.

Prácticamente le acabo de confesar que quiero llevarlo a mi cama y aunque no es mentira, de todos modos no creo que una señorita deba decir estas cosas tan abiertamente.

—Me encanta tu sinceridad.—Jaden rodea mi cintura con su mano izquierda y con la otra acaricia gentilmente mi cabello.

En verdad amo a este hombre.

—La sinceridad de una de mis mejores cualidades.—Sonreí al escuchar mis propias palabras, pero que mentirosa eres Lissette.

—Que mentirosa.—Contestó él e inmediatamente después comenzó ha acariciar la comisura de mis labios.

Oh vamos, Jaden sabe cuanto lo desea mi cuerpo y aún así me hace esperar por él.

—¿Por qué eres tan cruel?.—Pregunté.

Él sabe que estoy locamente enamorada de el y Jaden sabe que tiene sentimientos por mí.

¿Entonces por que no puede ser un poco más sincero consigo mismo y dice que también me desea?, he intentado ser sincera con mis sentimientos desde un principio para no formar malentendidos entre nosotros, pero Jaden no me ayuda si guarda silencio.

—Creo que ya es momento de volver, princesa.—Contestó sin más.

—¿Me has ofrecido escapar antes de mi boda con el príncipe Henry y ni siquiera dirás que te gustó?.—Hice un puchero con la boca, pero ni eso funciono para poder escuchar lo que quería oír de Jaden.

Él simplemente me dio una sonrisa de boca cerrada y me llevo de vuelta a mi habitación.

Sana y salva, como lo había prometido.

Nadie supo de mi pequeña salida con el sirviente de mi padre.

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Como prometí, dejé a mi princesa sana y salva en su habitación. Pero para la mala suerte de alguien, fuimos descubiertos por una sirvienta cuando nos encontrábamos en el lago de la mansión.

Su presencia era tan molesta que no me permitió disfrutar el poco tiempo que le pude robar a mi princesa.

—Tú eres Elora, la sirvienta de la señorita.—Dije mientras sostenía a la joven contra un árbol no muy cercano a la mansión del Duque.

Su rostro estaba pálido, probablemente por causa del cuchillo que estaba a un centímetro de cortar su garganta.

—Si.. me asesinas.. tendrás problemas.—Dijo tartamudeando mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.—Soy la..hija de un Barón..

—Y eso me importa una mierda.—Lleve el cuchillo hasta sus labios.—¿Me pregunto a quién le eres leal?, tal vez simplemente debería acabar con tu patética existencia ahora.

—¡¡Soy leal a la señorita!!.—Contestó, la estúpida se había movido por la desesperación y no pude evitar que se cortará con el filo de la cuchilla.

La sangre comenzaba a brotar de sus labios.

Sé perfectamente que las mujeres tienen como prioridad tener un rostro limpio y sin cicatrices, mi idea era matarla con un corte limpio, es algo estúpido, pero las mujeres prefieren morir hermosas antes que tener algún "defecto" en su cuerpo.

—Si le eres leal a nuestra princesa, ¿entonces por qué robas sus joyas?, ¿crees que me he dado cuenta?.—Elora quedo atónita ante mi acusación.

Lo cierto es que, no me imporba que robaran esas joyas porque la mayoría eran regalos del príncipe heredero. Incluso yo hubiera robado esos accesorios con tal de que Lissette no utilice algo regalado de otro hombre.

Pero eso no viene al caso ahora.

Lo que en verdad importa es que esta sirvienta escucho la conversación que tuve con mi princesa y debido a que le roba las joyas a su señorita, eso significa que su vida no es necesaria para Lissette.

—Por favor.—Suplicar.—No quiero morir.

—No puedo confiar en que guardarás silencio cuando solo eras otra rata ladrona en la mansión del Duque.

Elora intento inútilmente alejarme, pero con un corto y rápido movimiento, la cuchilla que tenía en mis manos ya había cortado su garganta.

Ella cayó al suelo y se retorcía como un gusano hasta que simplemente dejó de moverse, su sangre mancho el largo césped como también ensucio parte de mí ropa.

Odió estar tan acostumbrado a ver un cuerpo sin vida, me hace pensar que soy un monstruo.

Pero cuando veo los ojos de ella, todo lo que creo o pienso, ya no tiene importancia. Mientras Lissette me siga mostrando ese amor incondicional, entonces todo lo que he echo hasta ahora por sobrevivir cobra sentido.

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