Un Legado En Peligro

Un Legado En Peligro

PROLOGO

Mañana es treinta y uno de octubre. Mi cumpleaños.

–Cuando cumplas dieciocho años, princesa, lo celebraremos en la casa de tu tía Ruth.

–¿Lo dices en serio, papi?

–Claro, mi princesita. Iremos todos y estaremos una temporada con tu tía. Puede que hasta pasemos navidad en Nueva York. ¿Te gustaría eso, cielo?

–¡Oh, papi, sí!

–Es una promesa, princesa.

Mañana es treinta y uno de octubre. Mi cumpleaños.

Mañana cumplo dieciocho años. Ese día que tanto esperé por fin llegó. Sin embargo, no siento alegría ni nada que se le parezca, sólo dolor. Uno tan grande que me cuesta respirar.

Mis padres me sonríen desde la foto que está colgada en la sala. Las lágrimas caen desde mis ojos sin poder evitarlo. Odio mi facilidad para llorar, me gustaría poder anestesiarme y no sentir nada.

Hace 8 meses que mis padres murieron en un accidente, ocho meses en que el dolor no ha disminuido ni un ápice. Temo que nunca lo hará.

Mi familia era la mejor, la mejor de todas las familias. Éramos tan unidos. Vivíamos nuestros días como si cada día fuera el último. Es comprensible, teniendo en cuenta a lo que se dedicaba papá; traficar armas. Éramos una de los mejores, la competencia existía, pero como papá siempre decía, la competencia te hace mejorar. Es una lástima que mis hermanos no entendieron eso.

Mis hermanos… Hace dos días murió Miguel, el último que quedaba y a diferencia de mis padres no puedo sentir nada, supongo que no los puedo perdonar, a ninguno de los tres. No sé si los pueda perdonar en algún momento. Destruyeron con su ambición el legado de mi padre. Acabaron con todo lo bueno, y les tomó tan poco tiempo… Supongo que cuando el infierno se desata, el fuego consume todo rápido, tanto, que eres consciente de ello

cuando ya no queda nada. Sólo cenizas y dolor.

Mataron a casi toda la competencia y no se conformaron con nada, siempre querían más y más. Cuando me di cuenta del daño que estaban haciendo quise detenerlos, pero no fui lo suficientemente lista y me descubrieron espiándolos. Me tuvieron encerrada tres meses. Tres meses sin ver la luz del sol, tres meses sin hablar con nadie, excepto ellos y cuando lo hacían era sólo para obligarme a confesar, pero soy hija de mi padre y no les dije nada. Le di mi palabra a David y cómo me decía papá, la palabra es una de las cosas más importantes que le puedes dar a otra persona.

No des tu palabra en vano, mi princesa. La palabra es un bien muy apreciado, debes valorarlo.

–Oh, papi, lo hice. Cumplí mi palabra, no cedí.

Mañana es treinta y uno de octubre. Mi cumpleaños. Mañana seré adulta y podré hacer lo que quiera.

Miro la foto de mi padre y sé que haré. Cumpliré nuestra promesa.

*****

–¿Qué haces, Campanilla?

–David.

Me giro sorprendida al escuchar su voz.

–La puerta estaba abierta –explica.

Asiento. No puedo cerrarla. Me da terror pensar que no podré abrirla más y volveré a estar encerrada.

–Yo… lo olvidé.

Me mira preocupado, sabe cuando le miento. Me conoce y yo lo conozco a él.

–Sam, no te preocupes, no tienes que explicarme nada.

Se acerca y me abraza.

Ahogo un suspiro. Mi cara queda en su pecho y puedo apreciar su aroma, es embriagador. Supongo que es una de las pocas cosas buenas de ser baja.

Acaricia mi cabello y yo cierro los ojos, disfrutando de su contacto.

Lo amo. Siempre lo he amado y me aterra pensar que siempre lo amaré.

Cuando revuelve mi cabello mi pecho duele, porque me confirma lo que de todos modos ya sabía, lo que siempre he sabido. Sólo soy su pequeña amiga, nada más.

Me obligo a alejarme de él. Me acerco a mi maleta y sigo ordenando.

–¿Te vas? –Me giro rápidamente hacia él, impresionada de las emociones que creo escuchar en su voz. Tristeza,

desconcierto y algo de miedo, pero no puede ser, David no le teme a nada.

–Sí. No puedo seguir aquí.

–Claro que puedes, tu vida está aquí –dice con voz firme y seria, para nada como él.

–No puedo… yo no podría quedarme aquí. Mis hermanos… Ellos hicieron mucho daño. Sólo piensa lo que le hicieron a tu prima. Yo… tengo que irme.

–No

–David, no tengo a nadie aquí.

–Eso no es verdad –dice acercándose a mí–. Me tienes a mí, Campanilla.

–No, no lo hago. Estoy sola, mi familia murió, no queda nadie...

–Yo seré tu familia. Por favor no te vayas. Eres una niña, no puedes sólo irte y comenzar de nuevo.

Sus palabras consiguen aumentar el dolor.

–No soy una niña, mañana seré una adulta y podré hacer lo que quiera.

Toma mi rostro en sus manos.

–Sam, no quise ofenderte, pero no puedes irte.

–Tú no entiendes.

Me alejo y me siento en el sofá. Sin poder evitarlo comienzo a llorar. Seco mis lágrimas para que David no se dé cuenta, pero lo hace.

–Hey, no llores.

Sentir sus dedos en mi piel me hace llorar más. El saber que lo amo de la forma en que lo hago y que él no lo hace, me provoca dolor. Un horroroso y profundo dolor. Es como si mi corazón se estuviera fragmentando y cada vez pierdo un pedazo más grande.

–Déjame sola, por favor –le pido mirando esos ojos color oro que tanto amo.

–No puedo –responde.

Comienza a secar mis lágrimas y luego besa mis parpados. Mi cuerpo tiembla al sentir la calidez de su beso. Luego besa mi frente, mi cabello, mis mejillas y mi nariz. Sé que quiere hacerme sonreír o por lo menos consolarme, pero no está provocando en mí lo que desea.

Cuando me mira, estamos tan cerca que nuestras narices se tocan. Miro sus labios y de pronto siento la boca seca.

Nunca he besado a nadie, cómo podría si mi corazón lo entregué hace tantos años y aún no me lo devuelven y el ladrón está justo aquí.

Subo mi mirada hacia sus ojos, sólo para descubrir que está mirando mis labios.

Suspiro y tiemblo a la vez.

Avergonzada miro a David y veo sus ojos distintos, el dorado se oscurece poco a poco.

–Yo… Lo siento. No puedo evitarlo –dice antes de tomar mi rostro y acercar sus labios a los míos.

No me atrevo a moverme.

Mi respiración queda atascada en mi garganta.

Suspiro al sentir su aliento en mi boca, tan delicioso.

Luego su boca presiona mis labios de la forma más dulce y tentadora. Tiemblo al sentir su boca moviéndose sobre la mía, tentándome. Cuando juega con mis labios, me siento incomoda. No sé qué hacer y no quiero arruinar esto.

David chupa mi labio inferior y un calor que nunca he sentido se derrama por mi cuerpo como miel caliente. Es tan agradable que no puedo hacer otra cosa que suspirar. Cuando siento la lengua de David acariciando mis labios, los abro indecisa sobre lo que viene, pero ansiosa por descubrirlo.

Sus manos toman mi cabello con fuerza y me acercan más hacia él. Luego sólo puedo sentir su lengua.

Esa pecaminosa lengua.

Su sabor intoxicante, picante y prohibido, atormenta mis pupilas gustativas. Me olvido de todo y me dejo llevar.

Lo acaricio con mi lengua y llevo mis manos a su hermoso cabello. Jadeo al sentir un intenso cosquilleo en mi piel y un calor en mi vientre. Me muevo y me acerco más, necesitando más contacto.

El beso se torna salvaje. Me pierdo, sin saber si estoy adentro o afuera, arriba o abajo, pero eso no lo hace malo, sino todo lo contrario. Es excitante.

Mis pechos pican y duelen. Un pensamiento como un rayo cruza por mi cabeza.

Como quisiera esa lengua pecaminosa sobre ellos.

Siento más que veo, que caemos hacia abajo en el sofá.

Se aleja y me mira.

Jadeo al ver sus ojos entornados y oscuros.

–Eres tan dulce y tierna –dice antes de besarme de nuevo.

Luego siento sus labios en mi cuello y un pequeño gemido sale de mi boca. El calor que sentía empeora, concentrándose en mis pechos, en mi vientre y entre mis muslos. Cuando entiendo que lo que siento es deseo, me dejo llevar.

Acaricio su hermoso cabello, sus hombros y su espalda, hasta que lo escucho gruñir. David se tiende completamente sobre mi cuerpo. Cuando siento algo duro en mi pierna todo mi cuerpo tiembla.

Arqueo mi espalda bajo su cuerpo, empujando mis pechos, que pican, hacia su pecho, exigiendo más cercanía. Siento la mano de David bajando desde mi cuello pasando por mi clavícula y luego deteniéndose en mis pechos. Siento como mis sensibles puntas se endurecen al punto del dolor. Gimo fuerte y empujo mis pechos a su mano.

Después de unos segundos se aleja de mí, llevándose el calor y la bruma. Lo busco con la mirada y lo encuentro sentado, cubriendo su cara con ambas manos.

Me siento también y lo miro asustada.

–¿Hice algo mal? –pregunto avergonzada.

–No… Lo siento, Sam. No puedo creer lo que pasó… Estuve a punto de…–Me mira asustado y confundido–. Perdóname, por favor –ruega.

–No entiendo. Yo quería seguir besándote –digo y siento como mi cara enrojece de vergüenza.

–¡No, ¿no lo ves? Eres una niña!

Su comentario se siente como una bofetada. Lo miro dolida.

–No, no lo soy. Mírame –pido llevando mis manos a mi blusa y desabrochando los botones, con una valentía que consigue sorprenderme–. No lo soy –digo antes de abrirla.

David me mira horrorizado y contorsiona su rostro como si sintiera dolor.

–Lo eres, por favor cúbrete. Eres una niña. ¡Por Dios, mírate! –dice haciendo un gesto que únicamente puedo interpretar como asco.

Es entonces cuando pierdo todos los fragmentos de mi corazón, quedando con un vacío en mi pecho.

El dolor me hace volver a llorar una vez más…

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Comments

Tere Roque 🇨🇺

Tere Roque 🇨🇺

k malo, bueno 👍🏻 es k el amor 💘 🤷🏼‍♀️ tb duele x mmtos y nos hace sentir miserables muchas veces, pr simplemente es bello y cd lo vives y sientes desde tús entrañas pués ése amor 💘 💕 ♥️ 💖 es puro y podrás doler x ser incomprendido pr te llegará al alma y llenará de calor, fuego 🔥 y pasión tú vida 💛 y empezarás a comprender k además de causar dolor algunas veces, causa más ➕️ placer, y felicidad k nada y ahiíííííííííí mismo se olvidan los mmtos de dolor, de sufrimiento y te llenas de 1 inmsa felicidad y paz k noooooooo podrás seguir viviendo ignorando ése sentimiento llamado AMOR 💘

2024-06-04

0

Santa Bello

Santa Bello

aqui vamos otra vez con otra historia bonita

2024-03-03

3

Valentina Rocha

Valentina Rocha

sigo instalada en el perfil de esta estupenda autora!!
siiii! yo sabía que Sam estaba enamorada de David y obvio el también aunque no lo sepa o acepté, muero por leer su historia!!!

2023-11-15

4

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