Nueva vida

Un día necesitábamos salir a comprar comida, íbamos juntas (Doña Teodora, Gabi y yo), si solo iba una teníamos miedo de que nos pudiera pasar algo estando separadas, fuimos a un centro comercial por comida, ya habíamos pagado, cuando vemos que comenzaron a correr todas las personas de nuestro alrededor y gritar, de repente escuchamos disparos, había tres personas de ropa negra y con mascaras también negras que no dejaban ver sus caras... tres personas... salimos del centro comercial corriendo, tomamos un taxi, nos llevo a casa, cuando llegamos le pusimos seguro a las puertas y ventanas, aunque talves eso no iba servir de mucho por qué esos tipos ya habían entrado varias veces aunque estuviera todo con seguro, no sabíamos cómo lograban entrar, talves con un duplicado de las llaves de la casa o no se, pero ya no estábamos seguras ni en nuestra propia casa, pasaron algunos días y los tipos no habían venido por las noches; una carta de Josué llegó, está decía:

Para: Isabella

Hola flaquita, espero se encuentren bien, no se que esté pasando por allá, pero Pablo y yo nos peleamos a golpes y me dijo que si no le pagaba ese dinero que se perdió, ustedes iban a sufrir las consecuencias, váyanse de Michoacán, Pablo es capaz de cualquier cosa con tal de recuperar lo que perdió y aunque no tengamos el dinero, él piensa que ustedes lo tienen, espero que estén bien, las amo, cuídense mucho mi amor.

Att: Josué

Que estaba pasando con esos tipos, ya habían llegado a un límite, nos estaban buscando para matarnos, que diablos les pasa, nosotras no teníamos el dinero, porque hacían eso, ellos ya se debieron de haber enterado que el dinero no llegó, ya no lo soporto más, no se que hacer, está situación nos está poniendo muy mal.

Días después mi suegro Don Joaquín llegó del trabajo, le contamos sobre todo lo que había pasado en esos últimos meses y él también estaba asustado, no se regresó a trabajar, comenzó a buscar a alguien que le comprará la casa donde vivíamos, era grande, así que le darían bastante dinero, días después consiguió a alguien que quisiera comprar la casa, la compraron, le dieron 300 mil pesos por la casa, dinero suficiente para nosotros irnos de Michoacán, como mi suegro tenía un tráiler, no fue necesario pagarle a nadie por la mudanza, si por fin nos íbamos a ir de Michoacán, de ese infierno.

Cuando comenzamos a mudarnos, cargamos todas las cosas al tráiler y las acomodamos de modo que pudiéramos dormir adentro, ya que adelante en la cabina del tráiler solo podían ir dos personas, nos fuimos de Querétaro en la noche, como a las 8 pm para que no se dieran cuánta de que nos íbamos, aunque se darían cuánta tarde a temprano, pero nosotros ya no estaríamos ahí, nos mudariamos a baja California, fue un viaje largo, muy largo, un viaje de 4 días, nos parábamos a comer y al sanitario, cuando llegamos a baja California, mis suegros buscaron una casa, tenia 3 habitaciones, era mucho más pequeña que la casa de Michoacán, rentariamos esa casa, estaba bien ubicada, estaba cerca de supermercados, y de varias escuelas, estaba bien, por ahora eso era lo que necesitábamos.

Cuando terminamos de bajar las cosas, yo dormía en un cuarto con Gabi, no se pero no pude dormir ni esa noche, ni en varias noches, se que ya estábamos muy lejos de Michoacán, pero todavía sentía esa inseguridad, ese miedo de que nos iban a encontrar, de que iban a entrar a la casa, ya no podía escuchar ruidos fuertes, porque me asustaba al igual que Gabi, con ella era peor, si escuchaba un ruido fuerte se asustaba y se ponía a llorar, también ella sufría mucho, pero ahora estamos seguras, no nos encontrarán aquí, ya estamos bastante lejos.

Días después Gabi comenzó a volver a ir al preescolar, ya solo le faltaba menos de un año para terminarlo, yo empecé a buscar trabajo, mis suegros los años anteriores nos habían estado manteniendo, yo ya tenía que buscar trabajo, encontré trabajo de cocinera en una empresa, seguimos viviendo con mis suegros, cada que me iba a trabajar volteaba a ver a todos lados, me sentía insegura, aún sentía que alguien me estaba vigilando, pasaban los días y esa sensación de inseguridad no se iba, así que tuve que ir con un profesional que me ayudará, con un psicólogo y no solo a mí sino también a Gabi, estábamos traumadas, asistimos varios meses y tipo después nos sentimos mejor.

Gabi entro a la primaria, era muy lista, sacaba buenas calificaciones vivíamos bien, bien dice una frase "Después de la tormenta, siempre sale el sol", a pesar de lo que llegamos a pasar, ahora ya todo parece estar bien, tenemos un techo donde vivir, tenemos trabajo, tenemos salud y estamos seguras, que más podríamos pedir.

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