Tengo miedo

Nos quedamos a dormir el cuarto de mi suegra, ya tenemos miedo de que algo nos pueda pasar, todas la noches le ponemos seguro a las puertas y ventanas y dormimos en su cuarto, para estar un poco más tranquilas, casi ya no llevo a Gabi al preescolar, solo va dos o tres días a la semana, es todo un martirio para mí llevarla, de tan solo pensar de que nos tienen vigiladas, me da escalofríos, don Joaquín viene de ves en cuando y después se va a trabajar de nuevo, le contamos todo lo que pasó y el se quedó muy sorprendido al escuchar lo que le contamos, él se fue a trabajar muy preocupado, pero al igual que nosotras no podía hacer nada.

Al pasar de los días, ya no había sucedido nada, empezamos a llevar a Gabi al preescolar todos los días con doña Teodora, ya no nos había seguido los tipos, ni entrado a la casa, pero seguían afuera de la escuela siempre, eso ya me estaba desesperando y me estaba dando mucho miedo, me estaba dando miedo de que quisieran secuestrar a Gabi, los dos hombres siempre tapaban a la mujer, no se le podía ver el rostro, pero estaba casi segura de que era Silvia, la esposa de Pablo ya no sabía lo que querían en realidad. Pasaron los días y seguían ahí.

Ya estábamos un poco más tranquilas con doña Teodora porque ya no nos habían seguido, ni entrado a la casa, pero sabíamos que algo querían, algo que nosotras no teníamos, querían los dos millones de dólares que supuestamente nos había enviado Josué, pero ese dinero nunca llegó.

Al pasar el tiempo, seguíamos durmiendo en el cuarto de mi suegra, aunque ya no era necesario, bueno eso pensaba... hasta que un día, a la mitad de la noche, eran como las 2 de la mañana escuchamos un fuerte ruido, provenía de adentro de la casa, se escuchaban pasos y voces, me desperté con el ruido y doña Teodora también despertó.

Teodora: ¿Que fue eso? ( me dijo susurrando)

Isabella: Entraron, no lo sé pero creo que son los tipos de la escuela, sus voces suenan muy parecidas

Teodora: No, no, no, ¿crees que esto sea todo porque Pablo lo pidió?

Isabella: Talves... Shhh... (escuchamos que las voces se acercan al cuarto, hablan sobre Pablo, pero no entendemos bien lo que dicen)

Esa noche no pudimos dormir, los tipos se fueron después de como una hora de haber llegado, no se cómo rayos entraron, pero nuestras sospechas eran ciertas, todo era por órdenes del maldito Pablo, ahora todo tenía sentido, desde que nos vigilaban en la escuela de Gabi, cuando nos persiguieron, el hombre que se escondió en el patio, hasta cuándo entraron a la casa, todas las piezas se unían en una sola persona... Pablo.

Ya habían pasado dos años desde que Josué se fue para Estados Unidos, y Gabi ya tiene 4 años y 7 meses, ha pasado el tiempo, tengo miedo de que nos pueda pasar algo.

Sin Josué me he sentido muy sola, pero tengo a alguien por quien no sentirme así, ahora tengo una razón por la cual luchar día a día, mi hija, mi hija me necesita y no la voy a defraudar, voy a luchar con uñas y dientes por ella, quiero ser su ejemplo a seguir siempre estaré para ella y me aseguraré de que ella no repita patrones, como al parecer yo repetí el patrón de mi mamá.

Al pasar los días, llevamos nuestra vida normal... hasta que por varias noches seguidas esos hombres con esa mujer entraron a la casa tiraron cosas y las rompieron, las mañanas siguentes todo estaba en el piso, todo regado y roto, como si alguien hubiese entrado a robar, teníamos mucho miedo de salir hasta del cuarto, afortunadamente no nos hicieron nada, era como una advertencia, si pudieron entrar a la casa también fácilmente pudieron entrar al cuarto y secuestrarnos o matarnos, pero no lo hicieron, ¿por qué? aún no lo sé, solo quieren asustarnos para poder talves controlarnos para pagarles el dinero.

De la casa solo salíamos a comprar comida o lo necesario, no salíamos por mucho tiempo, teníamos miedo, mucho miedo, de tan solo pensar de que había tantas desapariciones que había día con día en Michoacán, cada vez que salíamos de la casa siempre volteaba a ver a todos lados para confirmar que nadie nos venía siguiendo, y ya no llevábamos a Gabi a la escuela.

Se estaba volviendo un infierno, ya no podíamos dormir, ni salir de la casa, estábamos tan vulnerables ante esos tipos, tan inseguras, ya no sabíamos que hacer, ya no podíamos quedarnos con las manos cruzadas, teníamos que hacer algo y dejar de salir, encerrandonos por completo no era la solución.

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