Margot y los demás esperaban mi respuesta. No quería darles la razón, pero no había nada que pudiera hacer y me veía obligada a elegir.
No era por miedo, no era por vanidad, no era por soberbia...
Mi infancia estuvo rodeada de amor, mis padres del corazón se aman locamente y junto con mis hermanas soñábamos con encontrar a esa persona especial. Pero al crecer te das cuenta lo afortunados que son todos los demás de poder elegir.
Yo nunca tuve opción…
Reina- dice Margot y me hace volver a mi triste realidad.
Moví mi mano con suavidad sobre los bordes de la silla y gire mi cabeza, lleve mi mano derecha debajo del mentón. Tratando de ganar tiempo. El hombre que eligiera para compartir el trono tendría que tener mis mismos ideales, pero no existía esa persona o quizás no la conocía.
Estoy de acuerdo- dije con voz calmada y seria. Escondiendo el temor y la ansiedad de esa decisión.
La cara de Margot recuperó su color natural, ella entendía que tocar este tema siempre fue delicado para mí. Ambas queríamos demostrar que ser mujer no te hacía inferior.
Tengo varios candidatos que debe conocer su alteza, yo misma he evaluado cuidadosamente a cada uno de ellos y me gustaría que los considere- Margot parecía más entusiasmada que yo por encontrarme un esposo.
Muy bien si no hay nada que requiera mi atención, me retiro- Trato de mantener la compostura y como es habitual me escondo para llorar.
Siento que alguien entra en mi habitación y al escuchar las risas era imposible no reconocerlas, Sofy y Astrid. Las amaba, pero ahora mismo las envidiaba. Seque mis lágrimas antes de que me vieran.
¡Amira estas aquí!, terminaron muy rápido- dijo Sofie mientras tomaba mi cabello para peinarlo.
¿Te encuentras bien?. Tus ojos están rojos- dijo Astrid mientras tomaba suavemente mi mano.
Esto… Que me tiene… Yo solo…- Intentaba hablar, pero no salían las palabras, pero si brotaban las lágrimas.
Amira respira y cuéntanos- dijo Astrid.
Tengo que elegir un Rey- solté y se miraron entre ellas.
Sabíamos que este momento llegaría, pero no tan pronto- dijo Sofie.
Sé que no te va a gustar lo que te voy a decir, pero debes verlo como una oportunidad de compartir esta carga con alguien más. Día a día vemos como te vas apagando y consumiendo. Quizás encuentres a alguien bueno, amable y respetable- dijo Astrid.
Ellas solo intentaban alentarme, pero no habían visto la crueldad y la doble moral de muchos nobles. Era difícil confiar en las personas para mí.
Me hablaron de una adivina que es muy buena. Hay alguien que fue a verla y a los días termino conociendo al amor de su vida. Yo quería ir a verla hoy para hacerle unas cuantas preguntas- dijo Sofy. Con Astrid nos miramos y comenzamos a reír. Sofy era una persona muy particular y tenía cada ocurrencia. Mientras que yo era muy escéptica a esas cosas. Pero ya estaba todo perdido, un par de monedas no harían la diferencia.
Bien que la traigan ahora mismo- dije para darle el gusto a Sofy.
Ahora si se volvieron locas las dos- dijo Astrid llevando su mano a la cabeza.
¡Oye, no estoy loca! Amira no funciona así debemos ir hasta su casa- dijo Sofy
Bien iremos hoy mismo, pero debe ser a escondidas- digo divertida. Sofy brinca de la emoción y Astrid parece molesta.
Se van a meter en un problema, si alguien las descubre…- dijo Astrid
No te preocupes, vamos a ir disfrazadas y nadie se va a dar cuenta- Digo, me sentía segura de salir porque nadie afuera del palacio conocía mi rostro.
Mientras Astrid distraía a los guardias y les da vino con sedantes. Sofy y yo nos cambiamos de ropa. Tomamos prestada la ropa de los sirvientes.
El palacio contaba con varios pasajes secretos para que los nobles y el Rey pudieran escapar ante un ataque. Solo algunas personas conocían de esos pasajes. Un hombre nos esperaba del otro lado del muro y nos ayudó a remover una piedra que tapaba la salida.
El hombre se llamaba Jorge y no tendría más de treinta años, parecía perdido por los encantos de mi amiga. No lo culpaba porque la belleza de Sofy era inigualable, su tez era blanca y sus ojos eran verdes con tonalidades marrones, igual a una muñeca. Si no fuera por su hermana ya se hubiera comprometido con cualquier romántico empedernido.
Jorge nos acompaño hasta la entrada de una casa de mujeres. Salían hombres borrachos gritando y el encargado de la puerta los echaba a los empujones. El olor que esos hombres emanaban era nauseabundo, me sentía asqueada y asustada de estar ahí.
Uno de los hombres saco un cuchillo, mi cuerpo se paralizó
El encargado aprovechó que estaba ebrio para golpearlo en la cara, con un simple golpe lo arrojo al suelo. Quería tomar a Sofy de la mano y salir corriendo,, pero ella se acercó rápidamente al encargado. Le dijo algo al oído y nos dejaron entrar.
La casa era mil veces peor que estar afuera, trate de ignorar todo lo que había a mi alrededor y nos llevaron a un sótano muy diferente al resto de la casa. Estaba limpio y ordenado. Una sola cosa llamó mi atención y era un mueble lleno de especies, animales disecados y frascos llenos de cabezas de algún animal deforme. Esto me parecía una estafa.
En el centro de la habitación se encontraba una anciana de pelo largo y lleno de canas. Estaba sentada en una de las sillas. Al vernos se apresuró a acercarse a nosotras.
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Comments
Ruth Castro
me encanta 💖
2022-05-15
4