Confía En Mí
Sus labios gruesos estaban morados y sus ojos azules se habían apagado. Sentia como su mano iba perdiendo su calor natural.
No podía llorar por mi padre.
Intentaba recordar alguna razón o recuerdo pero no había nada. Sabia que había sido un buen Rey y cada tanto una buena persona, pero había sido criada lejos del palacio. Estos últimos meses junto a él me habían servido para entender como pensaba y lo que esperaba de mí como futura Reina. Me quedaba claro que hasta el ultimo momento intento impedirlo, pero su pueblo, a quienes había entregado su vida, corrían peligro en las manos equivocadas. Si uno de sus consejeros tomaba el poder todos estos años de reinado no tendrían valor alguno.
Llame al guardia para que comiencen los preparativos apropiados para el entierro del amado Rey.
Entro un joven en la habitación, quien se paralizó justo a la entrada de la puerta y tan solo a dos pasos de mi. Parecíamos atontados, sin entender la escena, ni el papel de cada uno.
En ese instante pareció comprender algo que yo ni siquiera había logrado asimilar. Tomo su prudente distancia y se arrodilló ante mi "salve Dios a la Reina".
Por fin entendí que ya no era una simple princesa, de un momento para otro, termine siendo la pieza más importante de todas en el ajedrez.
Deje al soldado arrodillado y corrí, tanto como pudieran mis pies. Trate de ocultarme de todos pero ¿por cuánto tiempo?. Sabia que ya no podía negar quien era, el momento que había estado esperando y por el cual me prepare toda mi vida era hoy.
Respire profundamente y solté el aire lentamente.
Me puse de pie y use mi herramienta favorita, la actuación. Tome el papel que sabia de memoria y había practicado hasta la perfección, el de mi padre. Sabia sus gestos y sus palabras de memoria.
Abrí las puertas de mi habitación y todos los nobles, soldados, sirvientes estaban esperando por mi. Ellos no sabían nada y esperaban noticias del Rey.
El rey a muerto- dije con fuerza para que escucharan todos los presentes.
En una fracción de segundos todos se arrodillaron "Dios salve a la Reina".
Mis manos sudaban.
Buscaba algún rostro familiar entre todos, hasta que vi a mis doncellas con quienes crecí. Eran mis hermanas del alma y sus sonrisas eran todo lo que necesitaba para sentirme segura.
Un año después..
Desde mi ascenso al trono las obligaciones y deberes nunca se terminaban. A pesar de mostrarme como una mujer fuerte y segura, en las noches lloraba por la presión que había sobre mí.
El consejo estaba conformado por un conjunto de viejos, anticuados y criticones.
Para ellos nunca seria suficiente, por la simple razón de ser mujer. Siempre trate de ir un paso adelante de ellos y un día se me ocurrió la brillante idea de modificar los integrantes del consejo. A todos no los pude remover pero si logre introducir a los que necesitaba y entre ellos la primera mujer.
Al comenzar mi reinado me sentía tan atrapada, si tomaba alguna elección con respecto a lo más mínimo algo lo impedía. Hasta que por fin entendí que llevar la corona no significaba nada si no tenia poder. Tuve que abrirme camino con determinación y cautela consiguiendo aliados influyentes.
El tiempo pasaba tan rápido y pronto tendría que elegir un esposo, un futuro Rey y así asegurar la continuidad de mi linaje. Los intentos de asesinato estaban acelerando y poniendo en evidencia que había un punto débil.
Había nacido en el palacio pero al fallecer mi madre y con la multitud de obligaciones del Rey, me habían enviado a una familia noble para estar más segura. Ellos eran Eloise y Francis quienes tenían tres hermosas hijas, tenia la misma edad que la mayor llamada Annie. Las otras dos se convirtieron en mis doncellas Sofie y Astrid.
Ser doncella de la Reina era un privilegio que te aseguraba un buen matrimonio y títulos. Era lo menos que podía hacer por ellas y se los debía por todo este tiempo juntas. Nunca me perdonaría no haber podido proteger a Annie, quien había sido envenenada por mi culpa.
Era martes y teníamos la reunión habitual del consejo. Sabia que cada uno intentaría persuadirme para que tome un esposo.
Estaban todos sentados discutiendo entre ellos y algunos incluso ignorando mi presencia. Margot la primera mujer del consejo, a quien había elegido, tomo la palabra.
-Es alarmante el número creciente de atentados contra la corona, no podemos seguir ignorando lo sucedido, debemos tomar medidas determinantes con respecto a la investigación de los mismos- Margot tomo una bocanada de aire y prosiguió- antes que nada debemos encontrar a los culpables que se esconden bajo las sombras y seguramente están hoy aquí- todos los que anteriormente estaban gritando se quedaron en silencio. Ella había tenido el valor de decir lo que sospechaba desde el primer día, los únicos que anhelaba verme muerta eran los mismo que se escondían en mi consejo. Si uno de ellos lograba llegar al trono o si el futuro Rey era elegido por ellos seria el fin.
Margot era una mujer que tendría la edad de mi madre si viviera. Se había ganado su lugar gracias a su inteligencia y la capacidad de relacionarse. Se desenvuelve perfectamente con grandes lideres políticos, ademas de tener mi respeto y respaldo.
-Debemos consolidar el futuro de nuestro pueblo con un futuro heredero- ella dudó por un instante lo que iba a decir pero continuó- Reina debe elegir un esposo y pronto.-
Todos quedaron en silencio por un momento y sabía el por qué. A pesar de la rebeldía de algunos, nadie se atrevía a decirme las cosas directamente, por temor.
Cuando Margot comenzó en el consejo ambas habíamos pactado que de no ser necesario evitariamos este tema. Pero ya no podía retrasar más lo inevitable.
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Comments
moon 1
difícil cuando no se tiene muchos aliados y gente de confianza
2024-03-16
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