Capítulo 15

"Lo siento", fue lo que dijo Tian.

Tian se sentía realmente culpable por haberse atrevido a besar a la hija de su jefe. Aunque no había sido él quien había empezado con la seducción.

Pero como hombre normal que era, Tian seguramente tarde o temprano caería en la tentación, especialmente porque la mujer que lo estaba seduciendo era increíblemente sexy y hermosa.

Después de disculparse, Tian dejó a Ceril sola, quien permanecía inmóvil en su habitación.

En cuanto Tian desapareció de su vista, lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas suaves de Ceril.

"¿Lo sientes? ¿Te arrepientes de haberme besado?", preguntó Ceril para sí misma. "¿Realmente no me amas?". Ceril lloró y se dirigió a su propia habitación.

Hacía un momento se sentía feliz porque Tian le había correspondido el beso, pero después sintió dolor cuando Tian se disculpó como si lamentara lo que acababan de hacer.

Mientras tanto, Tian, que estaba en su coche, se pasó una mano por el pelo con brusquedad.

"¿Qué has hecho, Tian? Seguro que la has herido". Tian lamentaba haber dicho algo que haría que Ceril se malinterpretara.

"Ah... Déjalo, tal vez de esta manera deje de molestarme". Dijo Tian.

Tian condujo su coche hacia el cuartel general. Tras media hora de viaje, llegó a su destino.

Tian salió del coche y fue recibido por sus hombres.

"Por favor, Señor", dijo Marco, que lo recibió a su llegada.

"Em... ¿Dónde está?", preguntó Tian.

"En el lugar de siempre, Señor", respondió Marco.

"¿Qué hay de la tarea que te ordené? ¿Lo has encontrado ya?", preguntó Tian.

"En cuanto a eso, aún no, Señor. Es muy astuto escondiéndose", respondió Marco.

"Está bien, te lo dejo a ti. Estate atento a cualquier cosa sospechosa. Si hay algo importante, basta con que lo sepamos nosotros. Me temo que en realidad hay muchos que se han pasado al enemigo", dijo Tian.

"Me ocuparé de ellos cuando tenga tiempo libre. Puede que mi escasa presencia en el cuartel general les haya hecho dudar de mi fuerza". Tian sentía que sus hombres se estaban atreviendo a desafiarlo.

Tian siguió caminando con Marco siguiéndolo. Al pasar junto a uno de sus hombres, se detuvo y lo miró inquisitivamente.

"¿Cómo te llamas?", preguntó Tian.

"Robin, Señor", respondió Robin.

"¿Eres nuevo?", preguntó Tian.

"Llevo dos años en esto, Señor", respondió Robin. Tian, que realmente no lo sabía, se volvió hacia Marco en busca de una explicación.

"Es cierto, Señor, lleva mucho tiempo en nuestro grupo", respondió Marco.

"Oh... De acuerdo", dijo Tian mientras se dirigía a la sala de torturas.

Robin, a quien le habían preguntado, permaneció en silencio y continuó con su tarea.

Al llegar a la sala en cuestión, Tian se sentó en una silla. Vio a un hombre desplomado en el suelo con las manos y los pies encadenados.

"¿Por qué está tan débil? ¿Lo has golpeado?", preguntó Tian a Marco.

"Je... je... je... Sí, Señor, porque me molestó tanto que no quisiera confesar que al final lo torturé", respondió Marco.

"Eres un desalmado, Marco, ¿cómo has podido torturarlo así? Deberías haberlo hecho con suavidad, no así", dijo Tian.

Marco y sus hombres que estaban en la habitación quedaron perplejos por las palabras de su jefe; pensaron que seguramente estaba tramando algo descabellado que ellos desconocían.