Capítulo 8

Después de un largo viaje en coche, Haris finalmente llegó a su destino.

"Baja", ordenó Haris a Tian.

Tian miró a Haris con fiereza, como si fuera su enemigo. Sin responder, Tian bajó del coche. Haris suspiró al ver esos ojos afilados y llenos de hostilidad.

"Vete de aquí, lo más lejos que puedas. Nunca vuelvas a acercarte a mí y nunca me consideres tu padre. Imagina que nunca tuviste un padre y no vuelvas a buscarme", ordenó Haris, haciendo que el pecho de Tian se oprimiera.

Tian permaneció en silencio, sin querer decir una sola palabra. Pero sus ojos afilados seguían mirando a Haris con odio.

"Escucha lo que te digo, no te mataré. Pero vete lo más lejos posible", ordenó de nuevo.

"Toma esto", Haris puso unos billetes en la mano de Tian y luego se fue, dejando a Tian solo.

Tras la partida de Haris, Tian derramó lágrimas mientras miraba los billetes que tenía en la mano.

"¿Tanto te cuesta reconocerme como tu hijo, papá? ¿Qué he hecho mal para que no quieras reconocerme? ¿Es que no merezco ser tu hijo? Te odio", murmuró Tian con un sollozo. Entonces, Tian se alejó del lugar.

Tian caminó sin rumbo, limitándose a seguir la carretera. De repente, un grupo de cuatro hombres corpulentos se acercó a él con un arma.

"¿Quiénes sois?", preguntó Tian, sin reconocer a las personas que tenía delante. Tian miró la mano de uno de ellos, que sostenía un arma, una pistola.

"¿Quieren matarme?", se preguntó Tian en su interior.

"Hola, chico guapo, ven con nosotros", dijo uno de los cuatro.

"Eh, ¿qué haces? ¿Por qué hablas así? Date prisa y mata al chico, así habremos terminado nuestro trabajo", dijo otro.

Al oír que iban a matarlo, Tian retrocedió lentamente mientras miraba a los cuatro hombres que tenía delante. Entonces, rápidamente, Tian se dio la vuelta y corrió tan rápido como pudo.

"Eh, mirad, el chico está huyendo, rápido, perseguidlo", gritó otro.

Los cuatro hombres se apresuraron a perseguir al Tian que corría.

"Disparadle, así terminaremos nuestro trabajo", ordenó uno de ellos.

"Vale...", respondió otro.

Bang.....Bang....

La bala salió disparada hacia Tian, alcanzándole en la pierna.

Aah....

Gritó Tian cuando la bala le alcanzó en la pierna.

"¿Adónde vas, chico guapo? ¿Por qué quieres huir de nosotros? Sólo queremos matarte, así que no intentes escapar", dijo uno de los hombres, agachándose frente al cuerpo de Tian y apuntándole a la cabeza con la pistola.

El cuerpo de Tian tembló cuando el cañón de la pistola se dirigió a su cabeza.

"¿Qu... quiénes sois? ¿Por qué queréis matarme?", preguntó Tian tembloroso.

"Ja... Ja... Ja... ¿De verdad quieres saber quiénes somos, pequeño? Bueno, como vas a morir dentro de poco, te diré quiénes somos y quién nos ha dado la orden. Somos hombres del Sr. Anderson y de la Sra. Navita. Así que no hagas más preguntas, prepárate para morir".

Bang.....Bang....

Dos balas se alojaron en el pecho y el vientre de Tian. Tian, que vio y sintió cómo las balas atravesaban su cuerpo, cayó al instante inconsciente.

Al ver el cuerpo de Tian inmóvil, uno de los hombres llamó a su jefe.

"Señor, todo ha terminado. Ya he matado al chico".

"Bien, tira el cadáver al mar para que se lo coman los tiburones. Y que no se entere la prensa de la muerte de este chico, no quiero que mi hijo se entere", dijo el Sr. Anderson, cuyo nombre era Adam Anderson, el abuelo de Tian.