Estúpida Cláusula
André y Max subieron sus últimas pertenencias personales al departamento que compartirían desde ese día y suspiraron prácticamente en sincronía. Se miraron al rostro y encontraron la misma expresión de agotamiento, alivio e infelicidad atascada en la mirada contraria.
¿Quién demonios dijo que casarse era sencillo?
Por más que se saltaron todos los pasos -excepto el registro oficial del matrimonio- aún era tan extenuante y caótico que esperaban no volver a pasar por algo como aquello jamás ¡Y ni siquiera era un matrimonio real!
Es más, André se había visto arrastrado a todo aquello casi sin darse cuenta.
Era Max quien tenía que recibir una herencia y ésta tenía una estúpida y molesta cláusula: debía contraer matrimonio para poder acceder a la pequeña fortuna que su abuelo le había dejado. Max no estaba dispuesto a acceder a aquella demanda y se negó en su momento dejando en pausa la sucesión, pero su pequeña empresa estaba pasando por una severa crisis y no le dejaron muchas salidas. Debió recurrir a ella como su último recurso.
La propuesta que le hizo a André fue como un contrato comercial. Frívolo y sencillo. Ambos ya eran socios fundadores en aquella empresa y ninguno quería ver a su pequeño retoño, al que le habían puesto tanto empeño y dedicación, desaparecer sin siquiera haber florecido hermosamente como debería. Joder, no querían verla quebrar de ningún modo. Aquel trato verbal entre los dos, que acabó con ambos desposados oficialmente, solo significaría una inyección de capital necesaria para mantener a flote la empresa. Por eso, André accedió. Aunque decididamente a regañadientes.
¿No era más fácil buscar una niña y hacerle firmar un contrato oficial?, pensó en aquel momento sin poderlo evitar. Si Max tenía suerte incluso podrían surgir sentimientos por aquella mujer y todo aquel teatro quizás terminaría convirtiéndose en una hermosa realidad.
Pero, André suspiró frustrado, sabía también que no había tiempo.
Además, no era tan sencillo como parecía. No necesitaban simplemente una firma, sino también tres meses mínimos de convivencia ¿Qué mujer decente accedería?
En cambio, ellos eran amigos. Un papel no cambiaría nada entre los dos. O eso era lo que él creía fervientemente.
— ¿Qué carajos es esto? —gritó André desde la habitación y Max rió con perversa diversión, comprendiendo de inmediato la causa de su grito.
Lo siguió hasta la alcoba y rió más fuerte al verlo estupefacto observando la gran cama que abarcaba casi la totalidad del dormitorio que ambos compartirían.
— ¿No sabes? Es una King Size —replicó sin descaro, sonriendo abiertamente y haciendo que el otro hombre reprimiera a duras penas sus deseos de golpearlo.
¿De verdad creía que no sabía?
— ¿Por qué hay una King Size en la habitación y no dos camas individuales? —preguntó conmocionado pero sosteniendo a la vez y entre dientes una furia mordaz.
— ¿Crees que mis primos políticos me dejarían en paz si decido casarme de un momento para otro? —dijo Max como respuesta, casi como si estuviera aleccionándolo—. Para toda mi familia estoy muy enamorado y sólo decidí hacerlo oficial. Para ellos, mi decisión nada tiene que ver con la herencia del abuelo.
Había risa en su voz y André realmente quiso golpearlo. ¿Ahora se le ocurría avisarle que incluso debía fingir amor eterno frente a su familia? Con razón Max no quería involucrar a una tercera persona. ¿¡Quién en su sano juicio creería que de un momento para otro se había enamorado perdidamente y había decidido pasar el resto de su vida con otro ser humano!?
Max era un jodido adicto al trabajo. De los peores. Estaba siempre tan metido en la compañía y bajo montañas de datos y cálculos, prototipos, innovadores aparatos y papeles que era difícil creer que tuviera tiempo para citas o para él mismo siquiera. Además, y lo que era más extraño aún; no había mujeres en la empresa. La compañía solo albergaba a una veintena de nerds recién graduados con muchos sueños, optimismo y locas ideas sin fin. Por lo tanto, un 'romance de oficina' era incluso una opción más improbable. Una relación allí era básicamente imposible.
Sin embargo, si Max tuviera algún tipo de relación secreta con su mejor amigo y socio... no levantaría demasiadas sospechas.
Max lo había pensado -y planeado- más de lo que parecía.
— ¿Y cuándo ibas a decirlo? —lo regañó.
— ¿Quizás cuando estuviera convenientemente lejos de tu furia? —soltó una carcajada y retrocedió evitando una patada baja que iba directo a su espinilla.
Se sintió a salvo porque André no tenía realmente deseos de luchar. Estaba muerto de cansancio y sentía la cabeza adolorida y muy pesada.
El arrebato de ira se disipó en un suspiro y André, cogido con la guardia baja, estornudó ruidosamente. Preocupado, se impacientó. Lo último que le faltaba, ¿incluso iba a resfriarse?
Max ya no reía. Se acercó con cautela al verlo detenerse con su enojo diezmado, aparentemente sin deseo alguno de luchar con él, y posó una mano en la frente de André. Su ceño se frunció profundamente.
— Tienes fiebre.
André le hizo una mueca y se derrumbó agotado en aquella cama excesivamente gigante. Así, su primera noche, luego del matrimonio con su mejor amigo y la caótica mudanza a su nuevo hogar, la pasó literalmente en la cama, sometido por una fuerte fiebre que lo dejó con el cuerpo débil.
Afortunadamente, Max lo cuidó con la paciencia y atención propias de un hombre enamorado o más bien, en este caso, como un marido devoto.
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Comments
Mix Mix
/Chuckle/ así empiezan
2024-06-29
0
☆Nanu☆
🤣🤣 otro ser humano!!! 🤣🤣🤣
2023-01-04
2
Wonu
Tu dices?
2022-12-07
0