Corazón roto

Rápidamente se volteó para enfrentar a quien se encontraba detrás de él pero sus ojos se abrieron con sorpresa al ver de quien se trataba….

El príncipe heredero, Caius Lerougue, aquel atractivo chico de cabello negro prfofundo y ojos azul tan claro como el agua.

“Su… alte…” Ivy iba a tratarse hablar con él pero el príncipe le interrumpió de inmediato.

“No pensé que tuvieras sentimientos después de robar el talento de otra persona”

El chico calló de inmediato observando como él contrario se acercaba lentamente hacia el, Caius estaba liberando sus feromonas con aroma a sándalo haciendo que Ivy se sintiera algo sofocado por lo pesadas que se sentían, el príncipe estaba furioso y con su aroma lo podía comprobar, ademas habían muy pocos alfa dominantes en el reino y uno de ellos estaba frente a Ivy en ese momento.

“Arrodíllate” ordenó Caius mirando al contrario

Ivy inmediatamente se arrodilló frente al príncipe, el contrario al ser un alfa dominante su voz era aún más imponente que la de cualquier otro alfa y si de por si un alfa al usar su voz podía mandar sobre algún omega algunas veces podían no obedecer, sin embargo; con un dominante nadie podía desobedecer ni siquiera otro alfa normal.

“Tuviste mucho valor al tratar de engañarme, pero no te acuso de mentirle a la realeza por que alguien me dijo tus razones”

Ivy sintió un gran nudo en su garganta que se iba aflojando, si lo acusaban públicamente de tratar de mentirle a la familia real lo habrían colgado o decapitado, levanto el rostro mostrando una suave sonrisa pero él rostro deformado de la ira del contrario le borró aquella mirada de alivio.

“Sin embargo es bastante gracioso debo decir, ¿porque pensaste que me gustaría un omega barato como tú?”

Con una risa el príncipe se alejó del contrario, Ivy sintió un gran dolor en su pecho al escuchar esas crudas palabras, la ternura del príncipe que conoció se había borrado por completo y algo dentro de Ivy se rompió…

...• • • • ❁ • • • •...

No supo cuánto tiempo se había quedado arrodillado ahí sino hasta que la luz fue nula y la luna se asomó en el cielo. El mundo de Ivy se estaba derrumbando lentamente o así es como lo sentía, cuando escucho esas palabras su corazón se habia detenido por un instante, le dolía demasiado como si lo pincharan con alfileres ¿ese era el karma que recibiría por todo lo que hizo?

Apretó sus manos con ese sentimiento de rabia y tristeza en su interior antes de levantarse y volver al carruaje que lo llevaría a su hogar, le pidió al cochero que le dejara en la entrada para alargar el momento en que llegara. Caminó de la entrada hasta la mansión que había comprado para sus padres dejando que el frío viento le ayudara a despejar su mente.

Lo primero que recibió al pasar la puerta fue una fuerte bofetada de su madre seguida de un regaño interminable.

“Ivy O’Brian ¿Sabes la hora que es?”

Esa era la pregunta de siempre, no ¿donde estabas? ¿Estás bien? ¿Que te sucedió? No le importaba que su hijo más joven de 17 años estaba afuera sin el conocimiento de nadie. Siempre era la maldita hora, como si eso fuera lo más importante del mundo.

“Lo siento, no me percate de la hora…”

“Es que ese siempre es tu error, tu piensas que aquí nada pasa, aquí no puedes hacer lo que se te pegue la gana, a la próxima te dejo durmiendo afuera” le amenazo su madre con una voz mordaz

Su madre no mentía cuando amenazaba a Ivy, ya varias veces le había dejado dormir en la calle por haber llegado tarde incluso aunque fuera la culpa de algún factor externo, no le importaba.

Ivy a veces se preguntaba si les importaba aunque sea un poco a sus padres o hermanos porque en casa todos le trataban como un mueble más de decoración pero para todos los amigos de sus padres ellos eran la familia más amorosa y perfecta.

“Entiendo… iré a dormir”

“¿Estás bromeando? ¡Te toca hacer la cena!… dormir…mocoso sin vergüenza”

Ivy sintió otro golpe antes de que su madre de fuera a su habitación, soltó un suspiro agotado yendo a la cocina para preparar la cena de toda su familia, a pesar de tener empleados para esas tareas sus padres siempre le hacían hacerlo porque si aunque pareciera difícil de creer su gran talento era la cocina, no sabía cantar pero él sazón de su comida era exquisito.

Siempre había querido poner un restaurante para cocinar sin embargo sus padres nunca se lo permitieron porque según ellos era un trabajo denigrante él cocinar para otros como un simple “esclavo” Siempre lo habían tratado como él apestado de la familia dentro de la casa porque claro afuera lo presumían al ser el único que tenía una belleza sin igual, y cuando se inició como un “cantante” lo presumieron con todo el mundo.

Sabía muy bien que solo lo querían porque proveía todo el dinero para pagar la mejor mansión del reino para un simple barón, compraba las extravagantes joyas de su madre y su hermana, y pagaba por la ropa del mejor costurero del reino para sus hermanos y padre.

Sirvió la cena para todos pero él no tenía apetito así que subió para dormir un poco, a la mitad de la madrugada cuando todos se habían ido a dormir Ivy despertó con un intenso dolor en el pecho, salió para buscar una compresa caliente en la penumbra de la noche. Llego a la cocina y retorciéndose un poco pero después el dolor simplemente desapareció y un gruñido de su estómago le indicó que aunque él no quería su cuerpo estaba hambriento.

Después de tomar algunas cosas para comer, algo extrañado por el dolor en su vientre regreso a su habitación, sin embargo; los pasos de alguien le hizo subir las escaleras metiéndose hasta el ático de la casa, estaba prohibido tocar la comida de la cocina después de que su padre se fuera a dormir así que si alguien le veía estaría en problemas, algo más tranquilo fue a buscar donde sentarse entre tantas cajas abandonadas ahí, ese era el único lugar seguro donde podía ocultarse sin sentir que lo vigilaban.

Durante su niñez ese lugar había sido donde pasaba la mayor parte de su tiempo cuando quería estar solo o trataba de evitar que sus hermanos lo golpearan.

Comió la pasta con carne y masticó un poco de pan mirando por la ventana que daba hacía la calle principal, podía ver quien pasaba por su hogar, así como la luna y las estrellas para distraerse. Al terminar de comer se levanto de su cómodo asiento pero al escuchar la puerta abriéndose le hizo esconderse rápidamente aunque por hacer eso casi tira una caja con cosas “delicadas” ahí dentro.

Afortunadamente tenía reflejos de gato y logró evitar hacer ruido y causar una conmoción en medio de la noche, se ocultó abrazando esa caja mientras la persona que entró a la habitación por los ruidos solo se alejaba lentamente cerrando con llave el ático; eso le puso nervioso y quizo gritar se maldijo para sí mismo por su mala suerte, sin duda ese no había su día.

No podía salir por la puerta pero si se iba por la ventana de ese lugar sería peligroso, pero si no llegaba a su habitación y lo encontraban ahí tendría muchos problemas, aún recordaba la última vez que entró ahí y sus padres se enteraron, le habían dado una “lección” que nunca olvidaría y no se había podido sentar por una semana gracias al castigo que recibió.

Aunque sus padres no lo golpeaban con mucha frecuencia había momentos en que debían ejercer su “castigo”

Ese fue el peor momento de su vida, su trasero había quedado morado y adolorido y aunque lucía como un raro en la escuela se había quedado de pie en todo momento, en su descanso se recostaba en el pasto para evitar el dolor y que alguien le viera

Con un suspiro de resignación busco ente las cajas alguna cuerda o sábana vieja que pudiera usar para salir de ahí, empezo por la caja que casi tiro pero ahí encontró algo mucho mejor…

...• • • • ❁ • • • •...

...Al día siguiente ...

Afortunadamente había encontrado por accidente un al pasaje secreto en una pared de aquella habitación y logró llegar a su habitación aunque tardó casi toda la noche averiguando aquel laberinto, despertó con unas ojeras enormes al no haber dormido muy bien pero no se quejaba porque había encontrado información muy jugosa en el ático y ahora entendía algunas cosas y porque sus padres no querían que entrara en ese lugar.

Cómo un zombie pidió a una mucama que le preparar la tina y se dio un baño con toda lentitud, al salir del baño se colocó un pantalón color negro, con sus botas del mismo color y una camisa blanca con olanes, quería montar un poco a su caballo ya que había estado muy ocupado para hacerlo, se colocó una chaqueta para abrigarse, se maquilló un poco para ocultar la mala cara que tenía y se peinó su corto cabello. Ya listo bajo a desayunar con su familia como si nada hubiera pasado, terminó y se despidió de todos para salir al establo sin embargo al llegar, el lugar donde siempre estuvo su caballo estaba vacío…

.......

.......

.......

...Continuará...

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