Destino

Pablo y Cassandra llegan al cementerio, pero Pablo no puede entrar al lugar.

- Cassandra no puedo poner ni un pie es un lugar sagrado - Pablo.

- Lo sé, por eso Isabel estará segura aquí, pero tu debes irte, pronto llegarán y no puedes estar aquí - Cassandra.

- Promete que la cuidaras - Pablo.

- Lo prometo ahora vete y vuelve en la mañana de seguro ellos ya no estarán, no dejes que te encuentren, yo esperaré aquí a Isabel - Cassandra.

Isabel y su familia llegan minutos después al lugar.

- ¿están seguros de qué es lugar correcto? - Alonso.

- Claro, no te acuerdas de las palabras de tu abuelo. Cuando estaba borracho prefería quedarse a dormir en el cementerio que en la iglesia o al menos eso decía - Concepción.

- Se bajan y corren ahí está Cassandra ella nos ayudará - Elena.

Elena en ningún momento suelta la mano de Isabel. Entran corriendo al cementerio y escapan de aquellos demonios. Quienes no pueden poner ni un pie en el lugar.

- ¡Maldición! No podemos sacarlos de ahí, ni entrar - Deva

- Por lo tanto el niño tampoco está ahí. Hay que buscarlo - Bruno.

Con lo que no contaban es que Cassandra había previsto la situación y tenía una grabación con la voz de Pablo, que reprodujo en la parte más oscura del cementerio.

- Aquí estoy - sé escucha el grito de Pablo cosa que sorprende a los tres demonios.

- No es posible - Deva.

- No puede ser, si el pudo, tal vez, solo tal vez nosotros también - Nadir comiemza acerca a punto de entrar Deva lo detiene.

- No, nosotros no somos bienvenidos ahí, vámonos - Deva.

- ¿Qué pasó? Tienen miedo, huyan, huyan de mí - voz grabada de Pablo.

Nadir, Deva y Bruno se van del lugar sin entender que está pasando.

- Pablo ¿dónde está? - Isabel.

- Debe estar ocultó en algún lugar, pero aquí no está, el al igual que ellos no pueden estar aquí. No nos habíamos presentado antes - Cassandra.

- Lo siento, es un gustó conocerte, me llamó Isabel - extiende su mano.

- Es un gusto conocerte ojalá y nos hubiéramos conocido en otra situación - Cassandra le da la mano.

Cuando toman sus manos, Isabel se siente mal.

- Hay mucha fuerza aquí, solo debes estar tranquila, no pasa nada - Cassandra.

- Tienes mucha fuerza - Isabel.

- La fuerza que sentiste no es mía, si te enfocas y tranquilizas un poco más encontrarás a los responsables - Cassandra.

Isabel mira al rededor un momento.

- Puedes verlos - pregunta Cassandra.

- No, pero los siento, tienes dos ángeles custodios, verdad... - Isabel.

- Sí - Cassandra.

- Uno está muy enojado, el otro está normal - Isabel.

- Increíble no lo ves, pero lo sientes - Cassandra.

- Cassandra verdad, es un gusto conocerte, ¿cuánto tiempo estaremos aquí? - Concepción.

- Solo un poco más, nos iremos enseguida - Cassandra.

- Un gustó conocerla, aún que si me explican ¿quién es? y ¿qué hacemos aquí? Sería magnífico - Alonso.

- Alonso, las tres personas que nos persiguieron son demonios, que desean las habilidades de tú hija - Elena.

- Ahora buscan venganza, el plan falló, ahora quieren acabar con ella, pero no lo permitiremos - Cassandra.

Cassandra cuenta todo lo que sucedió y todos quedan perplejos ante la situación.

- Comienza amanecer vamonos - Cassandra.

- ¿es seguro salir? - Alonso.

- Sí, a esta hora nadie ataca - Cassandra.

- ¿Qué vamos hacer? - Alonso.

- Debemos defendernos, ire por las cosas que necesito después ire a su casa, esperen ahí. Elena debes ser fuerte, nos vemos después - Cassandra.

Todos van a sus respectivas casas. Están nerviosos porque no saben que va a pasar, pero están seguros de una cosa rendirse no es una opción.

Cuando están a punto de entrar se encuentran con Aurora, quien golpea el auto.

- Devuelve a mi hija, Alonso dame a mi hija, es mi hija - grita Aurora.

Aurora quiere entrar, pero Raúl la detiene provocando su ira.

Cuando llegan a la casa todos están nerviosos y no tienen más opciones que esperar.

Mientras esperan sabremos que pasó con Aurora desde que le quitaron la custodio de Isabel

La vida de Aurora es un desastre desde que Alonso la dejó, pero el dinero que le daba le servía tal como predijo Isabel, era Aurora quien pagaba los caprichos de su novio en turno.

Desde la partida de Alonso, Aurora deseaba ser una buena madre, pero rápidamente la soledad que sentía se apoderó de ella, se sentía tan vacía que comenzó a resguardarse en los brazos de distintos hombres al menos así se sentía acompañada. Nunca existió un hombre que la ame de verdad o bueno la mayoría solo la utilizaban.

Aurora_ ¿De qué trata la vida? Mis sueños no existen se han ido con el tiempo, tengo una vida atada a sentimientos y recuerdos que ya no existen, llena de promesas rotas. Todo lo que me está pasando es por mi culpa, debía cuidar a mi hija y fallé.

Del pasado solo quedan los recuerdos, recuerdos dolorosos o felices, recuerdos de un adiós y de una bienvenida, recuerdos inconclusos, que la memoria a dejado escapar. Recuerdos que nos atan al pasado, pasado que jamás se borrará.

Aurora se arrodilla y llora enfrente de Raúl.

- Solo quiero a mi hija, mi hija, es mi hija, tengo derecho a verla, por favor dejame pasar - súplica Aurora.

- Sin la autorización del señor no puedo, lo siento - Raúl.

Aurora se pone de pie y comienza a caminar sin rumbo. Recordando como su vida se convirtió en un desastre desde que dejó a Isabel.

Con el dinero de Alonso puede vivir un buen tiempo tranquila, pero no puede gastarlo en sus amantes, cosa que hizo que nadie se le acerque y menos que alguien quiera estar con ella. A su parecer era juzgada por todos, en cualquier parte que miraba había gente observándola, claro esto solo era su imaginación, Aurora se dio cuenta que estaba totalmente sola y como había herido a su hija, sin ella no había nada.

Cada día se hunde más en el alcohol y desafía a la muerte.

Casa de Cassandra.

Cassandra llegaba cuando sintió que alguien se encontraba ahí, pero no sabía quién era así que de forma lenta comenzó a ingresar a su casa, logrando ver a lo lejos a Pablo.

- ¿te escondites aquí? - Cassandra.

- Sí, no me buscarían en éste lugar - Pablo.

- Necesito recoger algunas cosas y debemos ir a casa de Isabel - Cassandra.

- Su familia no va a querer que entre a su casa, deben estar enojados. Todo lo que está pasando es mi culpa - Pablo.

- Yo no creo que todo esto sea tú culpa. Crees en el destino... - Cassandra.

- Siempre creí que podía hacer mi destino. Así que no lo sé - Pablo.

- Yo creo que las cosas pasan por algo, así que por algo tu vida y la de Isabel se cruzaron.

- Pero solo estoy destruyendo su vida, le causó daño

- No, tú solo adelantaste lo que iba a pasar.

- ¿a qué te refieres?

- Isabel tarde o temprano se encontraría con ellos. Para bien o mal ellos buscan ese tipo de poder, ¿cuándo la viste qué querías?

- La primera vez que la vi, fue raro, porque sentí su fuerza, sentí que podía verme de verdad, quería alejarme del lugar, salir volando en ese instante y no volver.

- ¿qué te detuvo?

- Ella, tal vez la curiosidad, tal vez lo del poder sólo es una escusa, una escusa para no admitir que se convirtió en mi vida. En mi razón de ser.

- ¿Entre ustedes a pasado algo íntimo?

- Íntimo... Íntimo no, jamás y no lo había pensado, sé que eso me llevaría a una prisión eterna - mira a los ángeles custodios-.

Yo caí a la tierra con Semyazza, podía pecar con él, volverme un impuro en ese momento, pero no lo hice tampoco hice un juramento con él. Tomé mi propio camino.

- Es la diferencia entre tú y ellos. Ellos no cayeron con Semyazza, deben haber estado con Lucifer, por eso sus alas.

- ¿Qué tienen las alas?

- Las tuyas no están tan lastimadas como las de ellos, y el color negro no están fuerte, eso significa que tú te arrepentiste de haberte revelado contra Dios.

Los ángeles custodios, se ven sorprendidos entre sí y rápidamente vuelan hacía Pablo y dan vueltas por él.

- Primer ángel: es verdad

- Segundo ángel: ¿cómo es posible eso? Es un ángel caído y después se arrepiente, es un hijo pródigo, pero el creador no lo escucha...

- No tengo idea si me escucha o solo me ignora.

- Tu arrepentimiento es lo que te ayuda, aun que no lo creas todavía existe bondad en ti - Cassandra.

...

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