Capitulo 5: una gran noche cubana.

Como lo prometió, Alex, a las 10 de la noche pasa por la casa de Amy y juntos van al bar "Azúcar", un bar cubano que es muy concurrido por cubanos y norteamericanos.

Ella se encuentra muy seria y callada, saludo a Alex al subir al auto y luego no le dirigió la palabra durante el camino.

—Amy ¿que sucede? Estamos aquí para que te diviertas no para que estés con esa cara—le dice Alex una vez en el bar.

—¿Que tiene de malo mi cara? Es la uníca que tengo.

—Es mentira, no se porque te escondes detrás de esa coraza de hielo, pero se muy bien que no eres así, y yo te ayudare a divertirte —exclama Alex, tomándola del brazo llevándola hacia el interior del lugar.

El bar Azúcar, está lleno de gente, con la música a todo volumen , gente bailando por doquier, y una bandera cubana colgada en la pared, nunca había estado en un bar así antes piensa Amy.

Ambos se acercan a la barra donde es atendido por Raul, el dueño, muy amablemente.

—Hola mi querido amigo —saluda el hombre en un perfecto español con acento cubano, acercándose a Alex abrazándolo con cariño —hace mucho que no te veo por aquí.

— Raul ¿como estas? —pregunta también en español, algo que confunde a Amy, que nunca ha hablado ese idioma.

—Alex no entiendo de que hablan, no se español.

—No te preocupes Amy solo nos estamos saludando, Raul es un buen amigo mio —exclama el joven con esa hermosa sonrisa que la desarma —¡estamos aquí para divertirnos!

—Y sabes que has venido al mejor lugar—le responde devolviendole la sonrisa.

—Eso no lo dudo, por favor dos mojitos—ordena

—Como digas Alex, diviértanse.

—Gracias amigo. Dime Amy ¿te gusta el lugar?—pregunta en Confianza, una vez alejados de la barra.

—Si... No esta nada mal.

—Ven aquí, dame la mano —exclama Alex tomando su mano entre las suyas, llevándola al medio de la pista. Alli comienza a bailar, haciendola dar vuelta sin parar intentando que ella baile.

—No se bailar Alex, aquí todos bailan muy bien, no quiero pasar vergüenza.

—Amy así como tu me estas enseñando a patinar, yo te enseñare a bailar salsa

—Estas loco, Alex.

—Diviértete Amy, pero ¿sabes que? quizás necesitas algo de alcohol para deshinibirte, busquemos los mojitos.

—Aquí tienes, Alex, disfrútenlos—manifiesta Raul, entregándole las bebidas cubanas.

—Gracias, toma Amy, sentemonos allí —exclama Alex señalando un sillón negro.

—Está bien —ambos se acercan al lugar y se ubican con sus mojitos en mano para comenzar a hablar, necesita sacarle información para su informe, pero también quiere saber de ella, Alex no quiere aceptar que Amy le interesa y demasiado.

—Dime ¿como fue que te diste cuenta de que te gustaba el patinaje artístico?

—¿Para que quieres saber eso, Alex?—pregunta sorprendida.

—Vamos Amy estamos en plan de amigos no seas tan antipática y odiosa.

—Tenía 3 años cuando mi padre me llevó a una pista de hielo por primera vez, apenas caminaba y cuando me puse los patines sentí que estaba volando, me caí, me lastime, pero ese día, con mi corta edad, me di cuenta de que amaba el patinaje y quería dedicarle el resto de mi vida.

—Wow tan pequeña, no lo puedo creer.

—Pero a medida que fui creciendo me di cuenta de la crueldad y la competencia que hay en el mundo del patinaje . Más para personas sin talento como yo.

—¿Por que dices que no tienes talento? Te vi estos días practicar y eres muy buena — y es verdad, el periodismo está equivocado al decir que Amy es una fracasada sin talento.

— Vuelvo a repetirtelo tu no sabes nada de patinaje no puedes saberlo — Amy ni se imagina que Alex se la pasa horas viendo videos de deportes, incluyendo el patinaje, para hacer su trabajo como columnista en el periódico.

—No sabré mucho de patinaje pero se muy bien que tienes talento y como te dije hoy, no te des por vencida tan facilmente. Demuéstrales que están equivocado.

—Gracias Alex, gracias por confiar en mi–confiesa minutos después, el mojito está haciendo efecto y Amy esta bajando la guardia.

—Iré por otro mojito, no me tardo, quédate aqui.

—Esta bien, pero ¿no crees que es demasiado? .

—Relájate Amy, estas conmigo, puedes confiar en mi.

—¿Y tu quien eres? Apenas te conozco.

—Tendras que arriesgarte —exclama Alex dándole un tierno beso en la mejilla, lo que hace que Amy se paralice, y por supuesto que a él no le pasa desapercibido.

—¿Por que fue eso? —pregunta una vez que Alex vuelve con los mojitos y le entrega el suyo.

—¿Que cosa, Amy? ¿El beso? No te preocupes soy así, soy muy efusivo, me gusta demostrar cariño y tu me causas mucha ternura.

—Eres un idiota—le responde.

—Toma el mojito Amy, hazme caso, te sentirás mejor.

El segundo hace estragos en Amy, pierde toda vergüenza, y quiere bailar, disfrutar, pasar una gran noche, como la ultima que paso con Michel.

—Vamos a bailar, Alex —manifiesta contenta, feliz

—Esta bien, Amy, me alegro que estés disfrutando.

—Enséñame a bailar—le pide.

—Ven aquí, lo haré—ambos bailan toda la noche, juntos, abrazados, hacia mucho que no disfrutaba tanto, piensa Amy, siente que es libre y que nada le importa en este momento, ni siquiera el patinaje, solo escuchar música, Tomar alcohol y estar en compañía de Alex.

Una vez terminada la noche, la ayuda a llegar al auto, donde, la cantidad de alcohol que ingirió, hace que se duerma en un instante, por suerte sabe donde vive, así que la lleva hasta su casa.

Cuando llegan a la mansión de la familia Williams, Alex no deja de sorprenderse de la imponente casa, a pesar de que es la segunda vez que la ve no puede creer lo increíble que es, tiene enfrente una estructura inmensa, con varios ventanales, de tres pisos, y lujosas arañas en la entrada

En ese momento Alex intenta despertarla, quien comienza a estirarse poco a poco, abriendo sus ojos.

—Amy despierta —la llama dulcemente.

—Alex... ¿Donde estamos? — pregunta confundida.

—Tranquila, estamos en tu casa, te dije que podías confiar en mi.

—Gracias — exclama Amy que se acerca a él y le da un tierno beso en la mejilla.

—¿Por que fue eso? —pregunta ñ llevándose la mano a su mejilla, como intentando revivir el beso.

—Porque eres demasiado bueno conmigo, y puedo confiar en ti —Alex no puede dejar de sentirse culpable, ella confía en él y él solo está tratando de meterse en su vida para hacer su trabajo.

—Vamos Amy, te acompañaré hasta tu casa.

—Gracias —Alex sale del auto, abre la puerta del acompañante y la ayuda a salir— estoy mareada —exclama Amy que no puede caminar sola.

—Tendré que llevarte—pasa el brazo de Amy sobre sus hombros y la lleva hasta el interior de la casa —espera, ¿donde estan las llaves? ¿están tus padres?—pregunta.

—No te preocupes, ellos están de viaje, estoy sola. Las llaves están en mi bolso.

—Perfecto, vamos — Alex entra a la casa con Amy y no puede dejar de sorprenderse, sin duda tienen mucho dinero.

—Wow Amy tu casa es increíble.

—¿Tu lo crees?, te pierdes aquí. No me gustan las casas grandes, no me importan los lujos,.

—Lo dice alguien que siempre tuvo todo lo que quiso—ese comentarío y el alcohol hacen que Amy se enfurezca

—¿Que? ¿Que acabas de decir?—pregunta desencajada.

—Lo siento Amy, pero es la verdad. Creo que no sabrias vivir fuera de esta casa, siempre has estado rodeada de lujos, no es tu culpa, es como te criaron.

—Así que soy caprichosa y malcriada.

—No es lo que quise decir. No me Malinterpretes.

—Olvídalo Alex, vete de aquí—exclama furiosa.

—Déjame llevarte hasta tu habitación, no podrás subir las escaleras.

—No te preocupes, puedo dormir en el sofá, pero quiero que te largues, y no quiero volver a verte.

—Amy lo lamento, no fue mi intensión ofenderte.

—Pero lo hiciste.

—Esta bien, esta bien, descansa, mañana nos vemos en la pista.

—Te dije que estas despedido.

—Cuando me lo digas sobria lo tomare en cuenta, gracias Amy, pase una increíble noche a tu lado, aunque no lo creas eres una gran compañía.

Alex se retira de la casa, cerrando la puerta y Amy se arroja al sofá para quedarse profundamente dormida.

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