Capítulo 12: Revelaciones y Rosas

Jack no mencionó nada más en todo el camino, lo que no era raro. Era su estilo: decir lo necesario y luego sumirse en un profundo silencio. Por una parte, era algo bueno, ya que evitaba ser irritante con su amo.

—Jack, escúchame con atención —dije, sacando una nota de mi maletín—. Mañana necesito que me lleves a este lugar en especial.

Esperaba un largo silencio, pero me respondió inmediatamente. Aunque el lugar de esa dirección no tenía nada de especial y mucho menos no me vería con nadie en particular, solo quería probar su fidelidad.

—¿A qué hora es su reunión, mi señor? —preguntó.

—Cerca del mediodía —dije, mientras le mandaba un mensaje a Lara citándola en ese lugar—. ¿Recuerdas a mi amiga de esta tarde? —Él asintió, prestando atención al camino—. Ella en realidad es mi media hermana, así que la verás muy seguido en estos días.

Al estacionarse en la casa, noté por la ventana que las luces estaban apagadas, lo cual se me hacía algo muy inusual. ¿Tal vez no estaban? Me daba un poco de ansiedad entrar en esas condiciones, debido al trauma de mi vida pasada, por lo cual me aferré inconscientemente a mi guardaespaldas. Él se sobresaltó por un momento tras el tacto.

—Lo siento, no suelo tener contacto con las personas —mencionó Jack, y tras esto ofreció su mano para guiarme—. Posiblemente haya una falla con las luces.

No dije nada. No sabía si me podría salir una voz temblorosa, pero acepté su mano. Al encaminarnos por la recepción, noté un ligero aroma a rosas y lavanda.

—Señor… Creo que hay algo en dirección al comedor —mencionó, poniéndome tras de él—. Debe tener cuidado, mi señor. Puede ser un intruso.

Al caminar hacia el comedor, me llevé una sorpresa. Juro que si nadie lo golpea, lo voy a hacer yo en este instante. Al mirar el lugar, me dieron ganas de vomitar. No tenía ni la menor idea de quién fue esta ridícula idea, pero también lo voy a acabar. Al ingresar por la entrada del comedor, había un camino de rosas y lavanda de lo más embriagador y desordenado. El lugar tenía un escenario en particular, como un detalle romántico, pero de una forma demasiado espeluznante que te hacía cuestionar si estabas en una película barata de terror.

—Ya estás aquí —habló una voz que provenía de lo peor de este escenario—. Ven aquí —dijo, extendiendo su mano.

Estaba luchando internamente para no poner mi cara de asco. Aunque sentía que no ayudaba mucho, estaba muy molesto por esta ridiculez. Sin embargo, traté de poner una sonrisa en mi rostro. Por la información que recibí hoy, es más que claro que, por el momento, no debo ir a ciegas con estas personas.

—¿Qué es esto? —pregunté, tratando de parecer lo más amable posible.

—Debido a las insistencias de mi madre para que te escoja a ti… tenemos que hacer una conexión —dijo, mientras me servía una copa de vino.

—Oh, cariño, no es necesario —dije, mientras tomaba la copa de vino—. No te preocupes por esas cosas. De todas formas, no lo hago por ti, sino por Lady Ross —dije, mientras probaba la comida servida—. De todas formas, si ella dice que te trate bien, lo haré, querido.

Después de esto, a pesar de mis palabras, intentó mantener una conversación conmigo. Tras varios intentos, procedí a retirarme a mi habitación, y Jack me esperaba a un lado de la entrada, probablemente para evitar que le sacara los ojos a ese sujeto si me cansaba la paciencia.

—Espera —a medio pasillo, Dick me tomó por el brazo—. De ahora en adelante, tienes que llevarte bien conmigo, ¿entendido?

—…

Denme paciencia. Hasta aquí llegó el Ansel amable. Tras jalarme y no medir su fuerza, me hizo rozar con el filo de una esquina de un mueble que tenía un jarrón con flores, haciéndolo tambalearse para después caer sobre mi pie. Me retiré sin más, pero me giré para decirle las siguientes palabras.

—No seas un tonto. No intentes rebasar tus límites… Solo tú serás el responsable de las consecuencias.

Al llegar a mi habitación, Jack no hizo preguntas ni dijo palabras innecesarias. Por eso me agrada. Silenciosamente curó las heridas ocasionadas por el jarrón y se quedó conmigo hasta que le dije que se podía ir a dormir. Antes de irse, le mencioné que mañana solo iríamos a la cita, así que no era necesario preparar el coche tan temprano.

—Que descanse, mi señor —dijo, haciendo una pequeña reverencia.

Al pasar un rato sin poder dormir, decidí mandarle un mensaje a Lara. Me confirmó, pero al contarle lo que pasó, ella sugirió pasar mejor el día donde me quedaba y que ella me iba a preparar conserva de durazno. Recordé que eso era lo que me preparaba cuando me enfermaba, por lo cual me convenció inmediatamente.

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Comments

Me encanta tu novela. Lo malo es que ya me la terminé esta misma madrugada y me toca esperar ;-;

Así que quedo a la espera de más caps. Mucho ánimo!

2022-06-21

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