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La nave Spacefield se ha iluminado, su energía ha sido restablecida, el resto de la tripulación decide ingresar bajo mucha precaución, los dos soldados han resultado vencedores y aseguran que han eliminado toda presencia del organismo hostil. Pero, ¿Dónde está el cuerpo? ¿No eran dos? Está pensando la comandante.

“Creemos que debieron escapar al espacio” –cuenta M-32-.

“Iniciaremos un proceso de desinfección y limpieza, nos reorganizaremos con mucha cautela para reactivar toda la operación y continuar el curso de la misión, mientras, ustedes dos, irán a un chequeo médico urgente y a estar en cuarentena obligatoria, hasta que no vea al tal cadáver del intruso, esto suena sospechoso”-ordena la comandante-.

“Yo le sugiero que no debería preocuparse tanto, capitana” –dice con un tono irónico B-76-.

La sala de enfermería del Spacefield se encontraba hecha un desastre, había cadáveres cerca y charcos de sangre secándose, varios implementos médicos estaban destruidos:

“¡Dios mío! Esto requerirá de una remodelación” –exclama la doctora-.

“Doc. Linda, hagamos esto rápido” –se afana B-76-.

La doctora hace el chequeo a cada uno de los marines, de momento, no encuentra nada extraño o alguna herida, ellos dicen no tener dolores de cabeza, ni mareos, ni fiebre ni ningún otro síntoma. Sin embargo, una de sus lecturas de cardiograma detecta actividad inusual en su corazón, como si tuviera dos corazones:

“¿Está nervioso, soldado?” –pregunta la doctora-.

“Si, es que usted es una dama muy atractiva y me excita, digo, no, eso sonó algo sexista”-menciona B-76-.

“No juegue conmigo, soldado –se enoja- sus latidos son tan veloces y fuertes que ningún ser humano ha llegado a esa capacidad cardiaca, de casualidad ¿Tuvo contacto con la criatura?”

“Si habla de contacto de vernos a los ojos o de si me toco, la verdad, ninguna de las dos” –titubea-.

“¿Y usted, también presenta el mismo síntoma?”-le pregunta a M-32-.

“Nosotros la matamos -suda M-32- solo era una criatura, la otra no pudimos toparnos con ella”.

“Si, le disparamos por un conducto de ventilación hasta que la muy desgraciada salió al espacio exterior” –complementa el otro-.

“Pero, es casi imposible que alguien pueda sobrevivir a esta cercanía del sol”

Comienzan a ver bajones de energía, por los parlantes desde la cubierta alertan:

“Tengan cuidado, experimentamos cortes de energía, sugerimos mantener la calma y continuar con sus labores hasta nuevo aviso”

Se empieza a emitir ruido blanco y se escuchan pisadas por la ventilación, la enfermería sufre un apagón completo, la doctora grita de miedo:

“Tranquila, solo es una falla de la nave” –mientras agarra una jeringa M-32-.

“Estamos aquí para protegerla” –le susurra al oído B-76-.

No sabemos que paso en la enfermería, pero, no fue nada bueno.

“Tom, debes tener cuidado, a esta velocidad puedes soltarte muy fácil y perderte en el vacío” –aconseja Murph-.

“Eres demasiado cautelosa para ser una computadora”-dice Tom terminando de colocarse su traje y avanzar a la compuerta de salida-.

“Solo calculo posibilidades, errores y éxitos de cada proceso, todo se puede resolver con números”

“En este trabajo, aprendes que no todo se puede controlar”

El astronauta Tom Simpson sale enganchado a la nave con sus herramientas para reparar el motor, se columpia por la inmensidad del universo, ver esa infinidad de estrellas y planetas es un espectáculo del cual nunca se aburría, el espacio es frio y solitario, solo piensa en la bendición que le da su esposa antes de cada excursión. Saber que alguien te está esperando en la tierra es algo desolador; pero, que te espere en la misma nave es preocupante, trabajar con tu pareja en algo tan peligroso, era un juramento de que, si algo malo pasaba, no podrían despedirse de la mejor forma como los matrimonios normales, en conclusión, tenía un presentimiento de que toda esta operación era una misión suicida.

Aunque, él es un profesional y debería mejor concentrarse en su trabajo. Llega con facilidad y audacia al motor dañado, empieza a soldar cuidosamente cada una de las piezas y ve que hace falta un cable, el cual se encuentra algo lejos de su posición:

“Ten cuidado, si –habla Murph- intenta dar un gran salto impulsándote desde tu posición hasta el cable, yo seguiré soltándote cuerda”

“Ok, ¿Ya desconectaste la energía?”

“Estoy en ello”

Tom continúa flotando por el espacio, a lo lejos se alcanza a divisar un cinturón de asteroides:

“¿Debería preocuparme de ello?”

“Tenemos poco tiempo, será mejor que te apresures”

El astronauta agarra rápidamente el cable y vuelve se impulsa para regresar al motor, su traje tiene unos propulsores que le ayudan a darle más velocidad y estabilidad, está deslizándose por el borde y con su brazo derecho alcanza a sujetarse firmemente del motor para no caer de lleno al espacio.

“Reconecta el motor, ya desvié la corriente”

Conecta el cable y el motor ha quedado reparado.

“Muy bien ahora, puedes regresar a la compuerta”

“Si no estuviera casado, saldría contigo Murph” –bromea el astronauta-.

En la cubierta:

“Mientras, el sr. Simpson repara la nave, tengo algo muy serio que discutir con ustedes, comandante y sub-comandante” –habla el jefe de seguridad-.

“Por supuesto, Richard ¿Qué tienes?” –le interroga Emma-.

“Fui contratado para asegurarme de su supervivencia de cada uno de ustedes, pero, a donde nos dirigimos, no tenemos la seguridad de que podríamos encontrarnos”

“Orion-7 ya se encargó de eso, nosotros vamos a cumplir con la recogida de los materiales y ya” –dice Abraham-.

“Pero, señor, considere muy bien los peligros tenemos una pareja casada, padre e hija, familias que nos están esperando y Orion-7 no nos ha dado la seguridad de que todo marche bien” –suplica-.

Abraham no tiene a nadie que lo espere en la tierra ni una mascota, morir aquí o allá, no tendría alguna relevancia.

“¿Por qué dices eso? Acaso no has estado atento a mis informes generales, ya tenemos el contacto de que no hay nada de qué preocuparse, en vez de estar infundiendo miedo, porqué mejor no te dedicas a tu trabajo”

Richard baja la mirada y se retira de la cubierta. Emma solo se queda reflexionando y añade:

“Fuiste muy duro con él, él solo trataba de advertirnos”

“Acaso, ¿tú también estás sorda? –interrumpe iracundo- es nuestro trabajo y no nos vamos a devolver por cuentos pendejos de algún loco de Hollywood”

“Si, porqué solo te importa tu maldito trabajo como es lo único que tienes” – se retira con ojos llorosos.

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