CAPÍTULO 2.

CAPÍTULO 2.

Por Isabella.

Esa tarde. Llegue a mi departamento y deje mis cosas sobre el sofá. Me dirigí a la habitación a sacarme esa ropa de una vez por todas y ponerme una pijama. Me acosté en la cama y otra vez las imágenes de la sonrisa de Ezequiel invadían mi mente. No sentía ánimos de comer, de bañarme, solo quería estar acostada todo el fin de semana. Observe la mesa de luz y vi aquella foto tan bonita, la tome en mis brazos y la abrace. Las imágenes regresaban una a una a mi mente. Aquella tragedia. El día en que lo perdí para siempre.

“Dolor. El dolor invadía mi cuerpo. Mis brazos. Mi rodilla izquierda. Sentía un gran dolor. Abrí los ojos. No entendía qué pasó. Veía todo al revés. Intente moverme y no podía. Note que tenía puesto el cinturón de seguridad y me lo quite. Mi cuerpo cayó rápido, aumentando el dolor. Me di cuenta de que tenía algunos cortes en la barriga también, habian demasiados vidrios por todas partes, probablemente alguno se incrustó allí. Busque a Ezequiel. Estaba a mi lado. Lo llamo pero no responde. Parecía estar muy golpeado. Intente sacarlo de allí, pero es muy difícil. Su cuerpo pesa bastante. Lo arrastré unos metros con dificultad. Las lágrimas nublan mi vista, lo abrace esperando que reaccione. En ese momento, una fuerte explosión ensordeció mis oídos y todo se puso negro.”

Me desperté de golpe oyendo el sonido del timbre. Con pesar me dirigí a abrir la puerta. Mi cuerpo dolía mucho. El dolor insoportable en mis piernas me permitían caminar apenas. Dolor fantasma, así lo llamaban los médicos. Abrí la puerta sabiendo que se trata de mis locas amigas. Ellas han sido un gran apoyo para mi desde aquel día. No me han abandonado en ningún momento.

-Hey. ¿Qué haces en pijama un viernes por la noche? -preguntó Julia.

-Intentaba dormir, pero es imposible. -Exclame

-¿Tomaste tu medicación? - preguntó Mariana.

-Lo olvidé por completo. Las tomaré después. -Dije

-¿Por qué no te vistes y nos vamos por unos tragos? -preguntó Julia.

-¿Acaso estás loca? -Dije. - ¿Cómo crees que quiero salir de fiesta?

-Vamos Issi. No puedes seguir así. No te hace bien. -Dijo Mariana.

-Claro que no estoy bien. A menos que devuelvas a Ezequiel a la Vida, no lo estaré.

-Sabes que no puedo hacer eso. Pero, ¿crees que él estaría feliz de verte así? Han pasado dos años, Issi, por Dios. Tienes que empezar a vivir. -Exclamo Mariana.

-Eso es precisamente lo que no quiero. Yo debí haber muerto con él en ese accidente. -Dije, rompiendo en llanto.

-No digas eso amiga. Vamos. Iremos a ese antro y tú te divertirás. Irás si o sí. ¿Entendido? -Interrumpió Julia. -Así que vamos. Toma tu medicación, te vistes y nos iremos. La pasaremos bien y cuando no te sientas bien, regresaremos.

Revolee los ojos. Sabía que si no aceptaba, otra vez tendría problemas con los vecinos, como la última vez que hicieron su propia fiesta frente a mi casa.

Mis amigas me ayudaron a bañarme, secarme el pelo, maquillarme y finalmente vestirme. Revisaron el armario por completo hasta que encontraron un atuendo en el que todas estuvieron de acuerdo de que me quedaría bien.

-No estoy segura de querer salir chicas. Esto no está bien. -Suspire.

-Lo que no está bien es que te quedes aquí sufriendo. Por favor, Isabella, acabas de salir de un pozo depresivo. No queremos que vuelvas a recaer. -Dijo Julia.

-Iré con ustedes, pero deben prometerme que solo serán unos tragos. -exclame. -Y si en algún momento me quiero regresar, no se opondrán.

-Claro que sí amiga. -Dijeron ambas al unísono.

Tome las llaves de su carro y nos dirigimos hacia un prestigioso bar en el centro de la ciudad.

-¿Y como van las cosas con Matías, Juli?.- pregunte.

-Bien… Tal vez lo vea esta noche en el bar. -exclamo Julia. -Creo que irá con sus amigos.

-Pues me alegra por ustedes, amiga mía. -Dije. Al igual que las chicas, Matías había sido un gran amigo para mi. Además de ser el mejor amigo de Ezequiel. Yo lo aprecio mucho. ¿Y como no hacerlo?, si es un hombre increíble.

Entramos al antro que ya estaba en su mejor momento de la noche y yo me dirigí inmediatamente a la barra por unos tragos, seguida por mis amigas. Pedimos tres mojitos y nos quedamos sentadas allí por un largo rato, charlando y escuchando la música que sonaba a volúmenes muy altos. Intento ambientarme pero es difícil. Ese lugar me recuerda a Ezequiel. Todo me recuerda a Ezequiel. A su enorme sonrisa. Ezequiel amaba venir a ese bar. Además, fue el sitio donde lo conocí.

-¿Issi? -La voz de Mariana la sacó de sus pensamientos.

-¿Sí? Lo siento. No estaba prestando atención. -exclame, suspirando.

-Te decía que Valentino Marshall está por allí. El jefe.

-Oh. Vaya. Me preocupa como será el día a día de la empresa de ahora en más. -exclame. -Sobre todo por mi, seré quien lo vea a diario.

-Vamos chicas. No pueden estar pensando en trabajo. Es viernes y la noche aún es joven. -Exclamó Julia.

-Lo dices porque no tienes que preocuparte por tu jefe. -Dijo Mariana.

-El Sr. Edward es un gran jefe. Hace tantos años que trabajo en su empresa. Aunque nunca he visto a ningún otro Marshall por allí. Supongo que su relación no es muy buena.

-¿Bromeas? -Dijo Mariana. -Ellos se odian. No se la razón. Pero no tienen ningún tipo de relación.

-Hola niñas. ¿Interrumpo?.- preguntó Matías, que venía acompañado por un hombre alto, serio y muy elegante. Con unos ojos azules que hipnotizaban a cualquier persona, una fragancia masculina digna de cualquier galán y con esa seriedad que lo hacía aún más interesante.

-¡Mi amor! ¿Qué haces aquí?.- preguntó Julia. -Creí que te vería luego.

-Estaba con mis amigos y al verlas quise venir a saludar a mi bella novia y sus bellas amigas. -Dijo él riendo. Mientras recibía a Julia en sus brazos.

Matías es una persona increíble. Se conocían desde la universidad, donde se puso de novio con Julia. Gracias a él, conocí a Ezequiel. Él estuvo ahí, en cada momento del duro proceso que pase con psicólogos y psiquiatras. Al igual que a las chicas, considero a Matt, mi mejor amigo.

Volví a la realidad notando que mi nuevo jefe era el acompañante de Matías. Lo observe por unos segundos, pero quite inmediatamente la vista de él cuándo Matías volvió a hablar.

-Chicas. Casi lo olvido, les presento a Valentino Marshall. Aunque supongo que ya lo conocen. - Exclamó Matías.

-Solo de lejos. -Dijo Mariana. -Es un gusto jefe. Es bueno conocerlo al fin. -Exclamó. -Le deseo mucha suerte en su nuevo puesto.

Valentino asintió con modestia y agradeció las palabras de Mariana con una sonrisa y un apretón de manos. Después, su mirada se posó en Isabella.

-Srta. Moretti… -exclamo. - Tengo entendido que usted será mi asistente. Mi padre me habló mucho de usted. -Dijo él.

-Así es.- Dije. -Espero que le haya dicho cosas buenas.

Valentino asintió en respuesta, pero no le quitaba los ojos de encima. Era una mirada muy profunda y fría. Me estaba incomodando más de lo que esperaba. Sus ojos son preciosos. Parecía estarme analizando. Quise salir de ese mal momento, así que me levante para ir al tocador. Una vez allí, moje mi rostro con cuidado de no arruinar el maquillaje para así componerme un poco. Me sentía nerviosa. Agitada. Este lugar me estaba ahogando. La mirada de Valentino. Esa mirada tan profunda hizo que me sienta demasiado nerviosa. Pero a la vez la sentía familiar.

-Dios, ayúdame. -pedí. - estoy enloqueciendo otra vez. Necesito regresar a casa.

 Así que, con aquellos pensamientos en la mente, salí dispuesta a avisarle a mis amigas que se iría a casa. Esta situación no daba para más. Ya había soportado demasiado. Saliendo del baño, tropecé con alguien.

-Lo lamento. No te he visto. -Dije, sin ver a quién tenía en frente.

-Señorita Moretti. Creo que fueron demasiados mojitos para usted.

-Sr. Marshall. Disculpe. Debo irme.

Valentino me tomó por el brazo intentando detenerme. Yo estaba mal y, él se veía preocupado.

-¿Qué hace? Por favor. Suélteme.- Exclame.

-Está muy alterada. Entienda que no puedo dejarla ir de esa manera.

-Estoy bien. Debo ir por mis amigas. Permiso. - Dije y me alejé de él.

Busque a mis amigas para avisarles que me iba. Les pedí que se queden, no quería arruinarles el resto de la noche. Al subir a mi coche solo pude llorar. Lloré y lloré. Deseaba con todo mi corazón que Ezequiel estuviese conmigo. Arranqué mi carro y regresé a mi apartamento. Al llegar dejé mis cosas y me metí en la cama sin quitarme la ropa. Tomé la foto de Ezequiel que guardaba en el cajón de mi mesita de noche y la abracé con todas mis fuerzas mientras lloré. Lloré como cada noche desde que lo perdí.

****************

Por Valentino.

El día de hoy mi padre decidió presentarme como el nuevo presidente de F&M. Nuestra empresa familiar. Durante todo este tiempo estuvo hablándome de su asistente. No dejaba de decirme lo buena que era. La verdad es que no me importaba. Solo quiero hacer mi trabajo y seguir con el legado de mi familia. Luego de que mi padre diera su discurso y yo me presente, conocí brevemente a mi futura asistente. No sé cuál era el motivo, pero no podía dejar de mirarla. Había algo en ella que me llamaba la atención. En ese momento, mi instinto de cazador me dijo que no me detendría hasta tenerla en mi cama gritando mi nombre. Pero a su vez, había algo que me frenaba. Era como una fuerza invisible que me impedía hacer algo malo con ella.

Más tarde, mis amigos decidieron festejar mi nuevo empleo, además de mi primera medida como presidente, que fue nombrar a mi amigo Matías como vicepresidente. Decidimos salir al antro que solemos ir. Luego de un rato de tragos y de mirar mujeres, Matías se excusó, ya que su novia estaba allí. Fue en ese momento donde la vi a ella y decidí que tenía que aprovechar a conocerla. Me acerqué a ellos tratando de que la chica note mi presencia. Sin embargo, estaba distraída. Me ignoro completamente y eso no me agradó. Ella se dirigió al baño y luego de un rato decidí ir a buscarla, ya que, para mi parecer, demoraba mucho y por aquí había mucho depravado suelto. Fui en busca de ella y nos topamos cuando ella salía de ahí. Estaba muy alterada y no se porque motivo quise intentar detenerla. Sin embargo, no lo logré. Ella se fue de allí, dejándome con el mal gusto del rechazo.

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Comments

Graciela Peralta

Graciela Peralta

que pasará ahora con el y ella

2024-04-16

6

Maria de los Angeles Rivero

Maria de los Angeles Rivero

escritora haga que a la protagonista pueda ser feliz y superar la partida de su amor

2024-04-07

0

Miraval 💃🇦🇲🇦🇲🇦🇲

Miraval 💃🇦🇲🇦🇲🇦🇲

Esta cegada por el dolor de la pérdida y lo peor es que no le interesa salir de ahí, creo que le falta mucha terapia sicologica. 😣😪🇦🇲😶

2024-03-26

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