CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 5.

Por Isabella.

El sábado por la mañana, mientras almorzaba, recibí un llamado de mi antiguo jefe. Al principio me sorprendí por su llamado. Creí que estaría relacionado con el altercado que tuve con Valentino. Aunque después, pensaba que siempre tuvimos una buena relación, quizá quería saber como iban las cosas en la compañía… O regañarme por lo que ocurrió con su hijo. Finalmente, atendí luego de unos minutos de duda.

-¿Hola? -Dije.

-Isabella. Niña querida. Que bonito escucharte.- Exclamó el Señor Marshall al otro lado del teléfono.

-¿Cómo está Sr. Marshall?, qué agradable sorpresa. -Exclame. Bien… Suena feliz, así que supongo que no está enterado. Pensaba, mientras solté un suspiro de alivio.

-Bien mi niña. Disfrutando de mi retiro junto a mi esposa. La razón por la que te estoy llamando es para invitarte a cenar esta noche.

-Invitarme a… ¿Cenar?.- pregunté extrañada.

-Claro. ¿Sabes Issi?, desde que trabajas conmigo en la empresa te considero una hija y la verdad es que no quisiera perder el contacto contigo. Por otra parte, mi esposa está ansiosa por conocerte, por favor no la desilusiones.

-Está bien, Señor Lorenzo. Estaré allí en la noche.

-Gracias, querida. Te estaremos esperando. A las 7:00 p.m, ¿te parece bien? A mi esposa le gusta recibir muy bien a nuestros invitados.

-A las siete me parece bien. Gracias por la invitación. -Dije y colgué el teléfono.

Suspiré sonriendo con alivio. Mi jefe es un hombre muy bondadoso. No podría rechazar una invitación a una cena y desilusionarlo. Aunque sinceramente no tenga ánimos de asistir, tendré que poner algo de voluntad.

Luego de almorzar y limpiar mi apartamento, me di una ducha relajante. Al terminar, me envolví en una toalla y me dirigí a mi armario para elegir mi atuendo para la cena.

Elegí una blusa de mangas largas, color blanca con brillos en sus puños y una falda corta brillante en color rosa, en mis pies unos tacones color nude. Además, opte por un maquillaje natural muy suave. No quería estar demasiado maquillada, solo lo normal. De manera que no se cubra demasiado mi naturaleza.

Puse todo mi esfuerzo para parecer una persona normal. Una persona alegre. No una mujer rota, con el corazón destrozado. Hacía demasiado tiempo que no me esforzaba tanto. Pero después de todo lo que el Sr. Lorenzo ha hecho por mí, decidí que no podía hacerlo quedar mal.

Una vez que estuve satisfecha con mi look, mire la hora y vi que aún tenía tiempo. Decidí llamar a Nicolás, mi psicólogo, para disculparme por faltar a la cita y pedirle algunos consejos.

-Hola. -Dije, cuando tomo la llamada.

-Isabella… ¿Qué ha ocurrido? Olvidaste nuestra cita. ¿Otra vez sientes que esto no sirve?

-Lo se… Es solo que tuve un día muy ocupado. -Dije. -Sabes que siento que nada funciona.

-Ok. ¿Y cuál es el motivo de tu llamada? ¿Todo está bien? -pregunto. -Isa, evolucionas bien en nuestras sesiones, aunque te niegues a aceptarlo. Debes cumplir con las sesiones, de lo contrario, es lógico que sientas que no te ayudo.

-Sí, lo se… Solo quise disculparme por no asistir y… tengo una cena esta noche con mi antiguo jefe y su esposa y… no estoy segura de que debo hacer. No se como comportarme. -exclame. -Creí que sería bueno llamarte.

-Pues actúa normal. No tienes por qué tener miedo. Solo se tú misma. -Dijo. -Todo estará bien. Y cuando te sientas incómoda, puedes optar por irte. -exclamo. -Si hay algún tema del cual no quieras hablar, solo diles. Estoy seguro de que ellos entenderán.

-Ok… Creo que estaré bien con eso.

-Puedes llamarme si algo pasa. Y no olvides venir a verme. Creo que acabas de darte cuenta de que sí soy de ayuda.

-Lo haré Nick. Gracias. -exclame, avergonzada.

Colgué la llamada y tomé las llaves de mi Beatle y me dirigí a la dirección que el hombre me había enviado por mensaje de texto. Nunca había pisado la mansión de los Marshall. Solo sabía, por rumores, que vivían en una enorme casa con un bonito jardín y al llegar allí, me di cuenta de que los rumores eran totalmente ciertos y se quedaban cortos. Era una enorme casa, linda, con una impresionante arquitectura y un enorme jardín lleno de flores. Me anuncie en la entrada y una vez abierto el portón, ingrese hasta el frente de la casa, dejando mi auto estacionado.

El Sr. Lorenzo y su esposa estaban esperándome en la puerta de entrada. Bajé de mi coche con una sonrisa tímida y me acerqué a ellos…

-Buenas noches. - Dije.

-Qué alegría verte, hija. No sabes cuánto nos alegra que estés aquí.- Exclamó el Sr. Lorenzo.

-Es un gusto conocerte al fin, preciosa. Mi nombre es Cristina. -Exclamo la señora con una nota de ¿emoción?

-Mucho gusto Sra. Cristina. Le agradezco mucho por la invitación. -Exclamé.

-Oh, vamos. Por favor. Déjate de formalidades. Solo llámanos por nuestros nombres. ¿Está bien querida?

-Claro. Supongo. - Dije.

-Ven aquí. Pasa, pasa. Estamos preparando unas ricas pastas para la cena. Ojalá te gusten. -Exclamó la señora Cristina.

-Claro que sí. Es mi comida favorita.

La señora Cristina me llevaba por el brazo hacia el interior de la casa. Es una señora muy amable al igual que su esposo. Sin embargo, tanta amabilidad me era extraña. Acabamos de conocernos después de todo. Pero solo fue un pensamiento fugaz. Debo aceptar que existen personas amables aún. Cristina me llevo hasta la sala y tuvimos varias charlas triviales. Estaba muy feliz de estar en ese lugar. A pesar de ser una gran casa es muy acogedora. Me sentía bien allí y, por primera vez, sentía a Ezequiel cerca de mi por momentos y no todo el tiempo. Me preocupaba el hecho de que no esté Valentino. Por momentos me pregunté si vivía con sus padres o si tendría un departamento o casa en otro lado. Sin embargo, pensé que de seguro estaría de cacería en algún bar de mala muerte en la ciudad. Después de todo, así eran los tipos como él.

Un momento más tarde, pasamos al comedor, ya que estaban a punto de servir la cena.

-Cariño, espero que no te incomode que Esmeralda cene con nosotros aquí. Ella trabaja con nosotros desde hace muchos años. Sin embargo, ya es parte de la familia.

-Oh, no, no. Por favor. No me molesta en absoluto. Es un gusto conocerla señora Esmeralda.

-El gusto es todo mío, señorita. -Respondió la mujer muy amable.

Era una mujer que rondaba los 60 años de edad. Se notaba muy bondadosa y amable. Me alegraba mucho que en esta familia no traten a los empleados con desprecio, como ocurría en la mayoría de las familias adineradas.

-Hijo mío. Que bueno que estés aquí. Llegas justo para la cena. -Exclamo la señora Cristina enfocando su vista justo detrás de mi. Yo me tensé, porque ya sabía de quién se trataba. Después de todo, desconocía si el Sr. Lorenzo tenía más hijos aparte de él.

-Madre. Lamento la tardanza. Estaba ocupado con algunos asuntos.- Exclamó él. -No sabía que teníamos visitas.

En ese instante me giré en mi silla y su cara se quedó sin expresión alguna.

-Invitamos a Isabella a cenar con nosotros. Tu padre me ha hablado mucho de ella y me pareció buena idea conocerla al fin. -Exclamó.

-Claro. Buenas noches, señorita Moretti. -Exclamo cortante.

-Buenas noches. -Exclamé ruborizándome. Aún me sentía avergonzada de verlo luego de nuestra pelea. Sin embargo, tenía orgullo. Él me había tratado de mala manera y yo no estaba dispuesta a permitirlo.

Valentino se acercó a la mesa y tomó asiento en frente mío. Me observo con su mirada fría y sus ojos azules estaban clavados en mí.

La cena fue muy calma, a pesar de ese encuentro. Sin estragos. Valentino me dirigía una mirada de a momentos. Pero yo trataba de ignorarlo. La tensión era clara entre ambos. Sin embargo, entre el resto de nosotros, teníamos conversaciones. Valentino solo prestaba atención o al menos eso demostraba.

-Isabella, creo que ya te he contado mucho sobre nosotros. Quisiera que me hables de ti. -Exclamó Cristina.

-Claro. Dígame, ¿qué le gustaría saber? - exclamé, limpiando la comisura de mis labios con una servilleta. Gesto que no paso desapercibido para Valentino.

-¿Tienes familia?

-Jamás conocí a mis padres. Crecí con una amiga de mi madre. Ella se encargó de mi educación hasta que tuve la edad de comenzar a trabajar y pude sustentar mis gastos. La madre de Mariana, ha sido una segunda madre para mi.

-Oh, claro, la secretaria de Felipe. El director de recursos humanos.-Dijo Lorenzo.

-Así es. Cuando la madre de Mariana falleció, ella quedó a cargo de su casa y yo alquilé mi propio departamento que está a… media cuadra de su casa. -Dije provocando la risa de los presentes, excepto de Valentino. Que no sonreía, pero parecía estar atento a lo que yo decía. -Además, mi otra amiga Julia vive entre medio de ambas casas. Somos inseparables desde pequeñas. -Exclame. Luego de terminar de hablar, la respuesta del señor Lorenzo me dejó pensando. Felipe es el jefe de Mariana. ¿Cómo no lo noté? Es el chico que la llevo a la casa la otra noche.

-Eres una luchadora. Eso se te nota.- Exclamó Lorenzo.

-Y ustedes… ¿No tuvieron más hijos? -Pregunte. Sentí que el ambiente se puso incómodo por momentos. Sobre todo con Valentino. Su mirada se oscureció y se puso algo sombría.

-Nosotros… Sí, tuvimos… Pero es una larga historia. -Dijo Cristina, entristeciendo la mirada.

-Oh… Lo siento tanto. De verdad, no quise incomodarlos. -Exclame.

-No te preocupes querida. No lo haces. -Dijo Lorenzo. -Sin embargo, creí ver los ojos brillosos a punto de llorar de Valentino.

-Eres una niña muy hermosa. De seguro tienes muchos pretendientes. -Exclamó Esmeralda, sacándonos de esa situación.  En ese instante, Valentino, que había enrollado una cantidad considerable de espagueti en su tenedor y se lo llevó a la boca, comenzó a toser, ahogándose.

-Lo lamento. -Dijo él, mientras tomaba agua para disminuir la tos que provoco su ahogamiento.  Lo observé confundida. Y luego observe a Esmeralda. El corazón se me estrujo ante su pregunta.

-Yo… tuve un novio, pero… él… falleció hace tiempo.-Dije con un hilo de voz.

-Disculpa niña. No debí preguntarte. -Exclamo la señora muy apenada.

Yo simplemente asentí. Notaba la mirada de todos, como esperando a que me desintegre o no lo se. Intente sonreír, sin embargo, mi humor había cambiado. Sin querer hacerlo, la señora Esmeralda me recordó que el amor de mi vida, no estaba a mi lado y a diferencia de una relación de amor no correspondido, en la nuestra había demasiado amor, pero nos separaba la muerte. Y ese, es el único problema que no tiene solución.

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Comments

Lissette Rodriguez

Lissette Rodriguez

así me pasó a mi perdí a mi esposo el amor de.mi vida

2024-04-27

7

Rocio Loayza Ruiz

Rocio Loayza Ruiz

hay noooooo Ezequiel sería aquel hermano e hijo fallecido de los Marshall?? 😞🤷🏽‍♀️

2024-05-14

0

Romina

Romina

será la familia de Ezequiel?

2024-04-29

0

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