CAPÍTULO 1.

CAPÍTULO 1.

Por Isabella.

Me levanté de la cama siendo las 5 de la mañana. Tomé una ducha rápida y me vestí para comenzar mi día laboral. Por suerte es viernes.

Desde hace un año trabajo como ejecutiva en una empresa muy importante comercializadora de vinos: F&M.

Se trata de una compañía de mucho prestigio y bastante reconocida, ya que sus vinos circulan por todo el mundo. No existe evento en el cual no haya una botella de vinos de su marca.

Mientras elegía mi atuendo para enfrentar un nuevo día, el timbre del apartamento sonaba sin parar. Obviamente, se trataba Mariana, mi mejor amiga. Ambas trabajamos para la misma compañía y desde que ingrese a trabajar allí, pasa por mí todas las mañanas para ir juntas. Es su forma de asegurarse mi bienestar, ya que, después de todo lo que pasamos juntas, no hay persona más incondicional para mí que ella.

Le abrí la puerta, invitándola a pasar a la habitación, mientras que yo, finalmente, juntaba las fuerzas necesarias para vestirme.

-¿Cómo amaneciste Issi? -Saludo Mariana con una pequeña sonrisa.

-Igual que hace dos años y cinco meses.

-Amiga…

-No, Mariana. No empieces. Hago lo mejor que puedo. Pero no puedo olvidarlo. No lo olvidaré jamás. -exclame

-Está bien amiga. -Exclamo una Mariana muy abatida. -Vamos, es hora de irnos. Estás espléndida hoy.

-Gracias. Y tú también.

Ambas nos dirigimos a la compañía. Aunque no tenía ganas de ir a trabajar. Hacía tiempo había perdido el interés por seguir viviendo. Cada día deseaba que sea viernes para entrar a mi cama y levantarme el lunes por la mañana, obligadamente, para ir nuevamente a trabajar y continuar así con una rutina vacía que llevo desde aquel trágico día. Nada tenía sentido. Nada tenía sentido sin él. Para mí, Ezequiel fue y siempre seguirá siendo el amor de mi vida. Mi primer amor. Su ausencia estaba marcada en mi pecho, como si se tratara de una cicatriz que jamás podría quitarse. Aún no podía olvidarlo. Esa tragedia me dejó marcas, en el alma y en la piel. Heridas que duelen. Duelen en lo más profundo de mi ser y por más que trate, no logro sanarlas.

Desde aquel trágico día, cualquier cosa que para un ser humano sea básico en su día a día para mí, significaba un gran esfuerzo. Cosas como bañarse, peinarse, vestirse y; peor aún salir de casa.

Por suerte, el Sr. Marshall, mi jefe, es un hombre comprensivo. Desde que trabajo para él se ha ocupado de mí como si fuese su hija. Me ha dado tiempo y espacio cuando lo necesito y también apoyo.

Al llegar a la empresa, Mariana y yo nos dirigimos al noveno piso, donde se encuentran nuestros respectivos puestos de trabajo. Deje mis pertenencias sobre el escritorio y me anuncie, como cada día, con mi jefe para saber que se le ofrecía el día de hoy.

-Isabella. Que bueno que llegas. Estaba esperándote ya que necesito que prepares el salón de eventos para esta misma tarde. Tengo un anuncio muy importante que dar y es necesario que todos los empleados de la compañía estén presentes.

-Claro señor. ¿Está todo bien? - pregunté

-No tienes nada de que preocuparte, dulce Isabella. -Dijo él con su característico tono paternal.

-Bien… Iré a preparar todo, señor. -exclame, saliendo de la oficina para cumplir con sus órdenes.

Las palabras del Sr. Marshall daban vueltas en mi mente.

-¿Qué querrá anunciar mi jefe? -me preguntaba. -Probablemente, haya un aumento o alguno de los empleados se retirará y quiere darles un homenaje.

Lorenzo Marshall es el jefe más justo y agradable del mundo de los negocios. Su empresa es parte de su familia. Cada empleado tiene el reconocimiento que se merece. Todos están conformes con este empleo. Es una empresa muy grande y próspera, con un sistema de motivación muy grande. La filosofía de los Marshall, era que si el empleado está bien motivado, es más productivo. A pesar de ser personas que tenían demasiado dinero, eso no era impedimento para tratar de iguales a sus empleados.

Me encargué de que el salón esté listo y escogí personalmente las mejores botellas de vino de la cava de la empresa. Una vez finalice, le anuncie a mi jefe que todo estaba listo. Él dio la orden de que luego de la hora de descanso, todos los empleados se reúnan allí, lo que hacía que mi intriga, y del resto de los empleados, crezca aún más.

Mientras Mariana me hablaba de los planes que habían hecho con Julia, mi otra mejor amiga, para el fin de semana, mi cabeza no dejaba de pensar en el anuncio que daría mi jefe.

-¿Me estás escuchando Issi? Ni siquiera has tocado tu almuerzo. - Preguntó Mariana.

-Lo siento. Estoy preocupada por el anuncio que dará el Sr. Marshall. De qué crees que se trate?

-De seguro no es nada. Quizá la presentación de una nueva línea de vinos.

-Tal vez. -Me limité a responder. Aunque no estoy muy convencida.

Luego del almuerzo, todos estaban esperando, ansiosos en el salón de eventos, tal y como lo había pedido el jefe. Todos los empleados de la empresa estaban allí degustando los vinos y algún que otro bocadillo. Me invadió un leve sentimiento de felicidad al saber que todo estaba yendo de maravilla. Luego de un rato de espera, el tan esperado anuncio estaba llegando:

-Muy bien. -Hablo Marshall. - Los he reunido a todos aquí\, porque he tomado una decisión muy importante y creo que todos ustedes como parte de la compañía deben estar al tanto. Como muchos ya se lo esperaban\, luego de recapacitar y pensar bastante\, he decidido renunciar al cargo de presidente de esta compañía y cederle el puesto a mi hijo Valentino Marshall.

Todos los empleados nos quedamos impactados ante el anuncio del jefe. A pesar de que todo el mundo era consciente de que ese día llegaría, nadie esperaba que fuese tan pronto. Además, ¿Quién es exactamente el hijo del Sr. Lorenzo Marshall? -Era la pregunta que todos se hacían. Muy pocas veces ha aparecido por la compañía y no todos habíamos tenido la oportunidad de verlo. Sin embargo, se dice que si la arrogancia tuviera una forma física, probablemente sería Valentino. Ante la estupefacción de los empleados, el jefe volvió a tomar la palabra:

-“Se que muchos de ustedes están preocupados por este cambio tan repentino. Sin embargo, quiero que sepan que lo he estado reflexionando desde hace un tiempo. Quiero que sepan, además, que una de las condiciones que tendrá mi hijo al asumir como presidente de F&M es que los empleados seguirán conservando sus puestos de trabajo a menos que requiera un ascenso o un despido. Este último caso, como ustedes saben, se realiza bajo un estricto seguimiento para evitar injusticias. De otro modo, todo seguirá como venía hasta el momento. Confío plenamente el criterio de mi hijo, de lo contrario no estaría dándole una responsabilidad tan importante. Todos estos años al frente de la compañía han sido grandiosos y he conocido muchas personas que quedaran para siempre en mi corazón. Solo espero que Valentino tenga la misma suerte que yo. Gracias por todo”

Finalmente, todos aplaudimos al jefe. Pero aún se podía ver algunas caras de preocupación a pesar de que Lorenzo haya intentado traernos calma. Para ponerle broche de oro al discurso, el jefe invitó a Valentino a que pase al frente para presentarse oficialmente con todos. Valentino se subió al escenario y se presentó con palabras simples. Fue conciso y al pie:

-Buenas tardes. Mi nombre es Valentino Marshall y tal como dijo mi padre, seré su nuevo jefe a partir de ahora. Haré algunos cambios que serán mínimos y espero no afecte al rendimiento de la empresa. Cualquier duda o inconveniente que tengan, pueden presentarlas en mi oficina. Eso es todo lo que tengo para decir. -exclamo finalmente, bajando del escenario.

Las damas de la compañía comenzaron a inquietarse, a simple vista Valentino es un hombre muy elegante y sofisticado. Además de ser sexy. Sin embargo, a mí no me interesaba en lo más mínimo. Mi mente seguía con aquel hombre que me había robado todos los suspiros hace unos años. Claro, que me preocupaba por el hecho de que, a partir de ahora, Valentino será mi jefe, pero realmente no estaba interesada en pensar en su belleza, sino en su capacidad para dirigir la empresa.

En estos momentos, solo quería llegar a mi casa y meterme en la cama. Ya era pasado el horario de salida, nos habíamos demorado para la presentación del nuevo presidente. A partir de la semana próxima, las cosas tendrían un cambio rotundo. Un hombre del cual no se sabía absolutamente nada será el nuevo jefe de todos y por lo que se veía, tiene cara de pocos amigos.

Me acerqué a Lorenzo y lo abracé. Le deseé suerte y un buen descanso ahora que se retiraba. A mis espaldas, sentí un fuerte escalofríos. Me giré y vi la fuerte y penetrante mirada de ese hombre tan misterioso. Era una mirada fría, parecía vacía. Tenía una muy buena cara de póquer. Yo no sabía qué pensamientos cruzaban por su mente, solo sabia que provocaba una extraña sensación en mí.

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Comments

Yuyu Leudo

Yuyu Leudo

me gusta mucho la novela aún que presiento que la protagonista va acabar con mi paciencia con sus cosas se ve que es débil de mente y corazón ❤️

2024-05-09

2

Graciela Peralta

Graciela Peralta

recién la empiezo a leer y me gusta mucho la novela

2024-04-16

5

Eva Doello

Eva Doello

mmmmmmmmm

2024-04-04

0

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