CAPÍTULO 6.

CAPÍTULO 6.

Por Isabella.

Luego de la cena, ayudé a juntar los trastes. Claro que insistieron en que no lo haga, pero no podía evitarlo. Me sentía incómoda yendo a una casa y quedarme sentada esperando a que me atiendan. Todo esto último lo hice bajo la atenta mirada de Valentino, quien no ha parado de observarme desde la cena. Luego pasamos a la sala para disfrutar de un delicioso pastel de chocolate y una taza de café.

-Papá, aún no me dijiste cómo ha ido tu viaje. - Exclamó Valentino.

-Hijo, te adelantaste. De eso quiero hablarles. A ambos. - Exclamó Lorenzo.

Cruzamos una mirada confundida con Valentino y luego le prestamos atención al hombre que nos hablaba.

-Isabella, te pondré al tanto. He viajado a California para analizar el asunto de las cavas y viñedos allí. Debo decir que todo marcha muy bien. Debemos concentrarnos entonces en la próxima producción, por lo que he decidido que tú y Valentino viajen a California para encargarse en persona.

-¿Qué?, exclamé.

-Eres una de las mejores empleadas de la compañía y mi empleada de confianza. Por favor, es mi última decisión como presidente. No pueden negarse.

-Pero papá. Puedo encargarme yo solo. No es necesario que la señorita Moretti me acompañe. Además, acabo de presentar la ultima producción que realizaste tú. Solo debo ir, elegir las uvas, ver que todo esté bien y ya… Regresare en cuanto antes.

-Es solo que creo que te irá mejor con compañía. -Dijo el Sr. Lorenzo y eso me hizo querer saber ¿Por qué? ¿Cuál sería el problema de Valentino?

-Papa… Estaré bien.

-La señorita Moretti irá contigo porque es tu asistente y porque yo así lo decido, hijo.- Exclamó Lorenzo. - Y en cuanto a la ultima producción, lo entiendo perfectamente, pero debes empezar a pensar en la próxima. No podemos dejarnos estar. El mercado se mueve muy rápido, no puedes quedarte fuera o eso será una gran perdida. Puedes optar por un vino rosado o blanco que contraste con la última línea de vinos. Se que eres nuevo en este negocio, hijo, por eso quiero ayudarte.

Valentino suspiró y apretó el puente de su nariz.

-Muy bien papá. ¿Cuándo partimos?

-La próxima semana. Matías puede ocuparse de la empresa en tu ausencia. Además, tiene la ayuda de Felipe, ¿no? - Preguntó Lorenzo.

-Pues sí papá. Lo sé. Supongo. Después de todo es el vicepresidente de la compañía.

En ese momento me quede impactada. En todos estos años jamás supe que Matías es el vicepresidente de la compañía en la cual trabajo. Claro que tampoco se lo he preguntado, pero supongo que he estado demasiado enfocada en mis asuntos en lugar de preocuparme por mis amigos.

-¿Están hablando de Matías Ferrari?.- pregunté confundida.

-Claro. Cuando asumí decidí que él sería el vicepresidente de la compañía. Ha sido muy reciente. Y ha sido un gran error de mi parte, no informarte eso. -Respondió Valentino.

-Valentino, hijo. ¿Por qué no le muestras a Isabella el jardín? -Pregunto Cristina. -Tal vez así puedas poner a Isabella al tanto de esos asuntos.

-Yo… Ya me iba señora Cristina, no se preocupe. - Dije.

-Oh, es una pena. ¿Quizá en otra oportunidad entonces?

-Por mí no hay inconveniente si quieres conocerlo ahora. -Exclamó Valentino.

-Bueno… Está bien. -Exclame. Sabiendo que sí volvía a decir que no sería descortés con los señores Marshall. -Cristina… Me ha pedido que la llame por su nombre.

-Claro que sí, niña. -Exclamó la señora sonriente.

-Entonces puede decirme Issi. Así me llaman mis amigos.- Dije sonriendo con gentileza. -Agradezco mucho su invitación a cenar. Estuvo muy deliciosa la cena.

-Me alegro de que te haya gustado. Quiero que sepas que siempre serás bien recibida en nuestra casa- exclamó Lorenzo. -Valentino, portante bien con la chica.

-Sí, papá.- Exclamó él, invitándome a salir de la casa. Me despedí de las personas allí presentes y seguí a mi jefe. Era extraño. Me sentía demasiado rara en esta situación. Comenzamos a caminar lentamente por el jardín en silencio. La mansión Marshall era increíblemente grande. Tenía un precioso jardín que rodeaba la casa y una gran piscina en el medio. Valentino estaba relajado, tenía ambas manos en los bolsillos de su pantalón y yo iba a su lado, observando cada detalle de esa casa.

-Tiene una casa muy Bonita.- Dije, para cortar el ambiente tenso.

-Gracias. Aunque la casa es de mis padres.

-¿Pero usted vive aquí?, ¿no es así?

-Pues sí. Supongo que en ese caso también es mía. - Respondió. -Quién diría que el idiota sin escrúpulos estaría dándote un recorrido por el jardín de su casa, ¿verdad?

-Pues en ese caso, le está dando un paseo por el jardín a una simple empleada de mierda. ¿No es así?

Valentino comenzó a reír.

-Vaya ogro tienes como jefe. - Exclamó riendo.

-Pues sí. Eso creo.

-Lo siento Isabella. De veras no soy esa clase de hombre que piensas. Es solo que no me gusta que las cosas se salgan de control. Admito que actué mal.

-Está bien. El hecho es que ni siquiera escucho mi explicación y me insultó.

-Lo sé. Y te pido una disculpa. No debí faltarte el respeto. Tuve un día muy difícil, aunque no sirva de excusa. Sin embargo, eso no significa que sea un jefe amigable de ahora en más.

-Me conformo con las disculpas. - exclamé.

Valentino asintió, dedicándome una sonrisa amable. Seguimos caminando por la mansión y observé unas rosas muy bonitas. Recordé que una vez, Ezequiel me había regalado unas así. Cuando el recorrido termino, decidí despedirme de Valentino y subiendo a mi coche, salí de la mansión bajo su atenta mirada.

Los siguientes días ocurrieron con normalidad. Nada salido de la rutina. Puse al tanto a mis amigas de la cena en casa de los Marshall y Julia no se veía muy contenta. Pues no le agradaba que me lleve bien con ellos. Sin embargo, Valentino Marshall es mi jefe. Lo mejor es llevarme bien con él. Mariana volvió a conseguirme una cita con Nick, ella creía que lo mejor es que lo vea antes de mi viaje. La veía muy preocupada y yo le daba la razón. Parecía que siempre está a la espera de que desborde. Mi amiga se preocupa demasiado por mí y se lo agradezco mucho. Para dejarla más calmada, hice lo que me pidió y fui a ver a mi psicólogo. Sin embargo, le pedí que me acompañe.

Aunque Nick era una persona amable, no me gustaba venir al psicólogo. Sentía que yo era un bicho raro para él. Sin embargo, era lo que tenía que hacer. Esta vez, no podía huir de él.

-Isabella. Veo que has venido finalmente. -Dijo Nick al verme.

-Lo sé. Creí que todo estaba yendo de maravilla. Sin embargo, estuve teniendo recaídas.

-Cuéntame sobre las recaídas.

-Paso días sin dormir, no puedo dejar de pensar en Ezequiel. Cuando me duermo sueño con lo que ocurrió. El alma me arde. Creo que estoy volviendo al principio.

-Claro que no Isabella. Intentaremos resolver tu problema, ¿bien?, pero recuerda lo que te pedí la última sesión.

-Ya lo sé. Pero en verdad necesito esas pastillas para dormir. Por favor.

-Lo lamento Isabella. Habíamos quedado en que íbamos a dejar las pastillas y que ibas a venir seguido a tus sesiones. Intentémoslo, ¿Vale? Además, sigo permitiendo que tomes los antidepresivos.

-Está bien. Tienes razón. Ya llegué hasta aquí, no puedo retroceder.

-Y ahora cuéntame, ¿cómo ha ido tu cena en casa de tus jefes?

-Todo salió bien, eso creo… En un momento nombré a Ezequiel, pero… rápidamente logramos cambiar de tema y no me sentí tan miserable. -Dije. -Supongo que pude distraerme un poco.

-Eso estuvo bien, significa que comienzas a controlar tus emociones.

-Supongo que sí.

-Claro que sí, Isa. -Dijo él. -Tal vez tú no lo veas, pero antes, llorabas cada vez que venías a mis sesiones. Hoy estuvimos hablando y no lo hiciste. Es un gran avance.

-Gracias Nick, lamento no querer venir. -Dije, sonriendo tímida.

-Bueno… Quiero que me tengas al tanto de cualquier cosa que ocurra en ese viaje, entiendes? Puedes llamarme o dejarme un mensaje o venir a verme cuando regreses a Chicago.

-Lo haré, gracias Nick.

Luego de un rato de charla con mi psicólogo, salí de su consultorio y tranquilice a mi amiga que estaba esperándome. Cuando llegamos a mi apartamento ella me ayudó a preparar las maletas, pues mañana saldríamos de viaje a California. Mariana se quedó conmigo en casa para despedirme, prometió quedarse a cargo de mi departamento en mi ausencia.

Al día siguiente, elegí un atuendo casual para el viaje. Teníamos un vuelo de aproximadamente cuatro horas. Me despedí de mis amigas con un fuerte abrazo, ya que Julia fue a despedirse a mi apartamento, aunque no estaba contenta porque vaya con Valentino. Al llegar al aeropuerto, el jefe ya estaba esperándome. Se lo veía muy bien con ropa casual y lentes negros para el sol. Abordamos el avión y nos tocaron asientos juntos, Me senté del lado de la ventanilla y Valentino a mi lado.

-Muy bien. Ahora solo debemos esperar cuatro horas y que el avión no se caiga. -Exclamó él. Lo observé aguantándome las ganas de reír.

-No me diga que Valentino Marshall le tiene miedo a las alturas.- Le dije.

-Claro que no. Es… Es solo que…

-Olvídalo. No diré nada.- Dije, riendo.

-No te rías o juro que te haré dormir afuera.

-Okay, me callo. -Dije; sin embargo, estaba aguantando las ganas de reírme.

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Comments

Rocio Loayza Ruiz

Rocio Loayza Ruiz

mmmmm espero que Julia no tenga algo que ver con la muerte de Ezequiel, por envidia o amor enfermo a los Marshall.....si es novia de Matías un excelente hombre según leí 🤷🏽‍♀️

2024-05-14

0

elisanha

elisanha

ya creo que Ezequiel es hermano de Valentino

2024-05-04

7

Elinor Aro

Elinor Aro

creo que Ezequiel es su hermano vamos a ver cómo estás saliendo de esta situación

2024-05-09

0

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