2. Tristeza.

Christian regresa de vuelta al velorio y ve por el rabillo del ojo los nubarrones negros del cielo, aún no llueve, siente el dolor en él, pero la lluvia se retiene como su llanto atorado en su pecho y teniendo un gran nudo en la garganta.

En la lejanía su padre dice algo para los presentes, pero el viento frío tormentoso se roba sus palabras. Un segundo escalofrío paraliza a Christian y él disimuladamente desvía su mirada a su antebrazo, aprovecha la oportunidad de que su padre le da sus condolencias a los padres de ex-prometida para ver los vellos de su piel

erizarse de prisa.

Hay gente parada a los lados de todas las bancas llenas de la misa, todo está a reventar a excepción de la puerta y eso que es un velorio privado, aun así hay tanta gente, Christian lo sabe porque aún en su dolor es capaz de oír los ruidos de las pisadas y de cada respiración que le rodea a excepción de las palabras que salgan de las bocas ajenas, eso se pierde y se aleja.

Christian siente un calor extraño en el brazo, así que observa con más atención y ve que un sutil rayo del sol le está dando en el antebrazo.

En su disociación y la pérdida, él puede fruncir el ceño, sintiéndose por primera vez en mucho tiempo realmente confundido, pero ese sentir no le dura mucho tiempo, cuando las puertas de la iglesia se abren de par en par, la luz del sol del día entra a la iglesia iluminando el interior y eso llama la atención de todos presentes sentados en las bancas de la iglesia inclusive Christian no se resiste a voltear a ver a quien ha desafiado su pronóstico climático.

Los rayos del sol han venido acompañado por detrás a aquel sujeto, la iglesia pasa de estar a obscuras para de repente estar tan iluminada por el sol que hace sentir cegado a Christian quien entrecierra los ojos y por un instante cree ver una mirada plateada extrañamente familiar.

Es fugaz y vaga porque el padre de iglesia se resuena la garganta sumamente nervioso a causa de que el sumo patriarca lo voltea a ver con firmeza para que continúe la misa tras estrepitosa y llamativa interrupción, Christian también voltea la mirada al frente tras ese llamado de atención y se queda el resto de la misa viendo como el cielo en el entorno lentamente con el transcurso de los minutos se va volviendo día poniéndole fin a la noche eterna de Christian.

Media hora más tarde, Christian solamente ha sido capaz de entretener a su cabeza de la pérdida de la realidad al pensar en aquel alfa desconocido y grosero, vagamente es capaz de recordar ese cabello blanco y lacio, esa mirada plateada y ropa negra de cuero, aspecto indigno de un velorio tan prestigioso, por más que le moleste él no ha podido sacarlo de su cabeza.

Pero pese a que Christian ha evitado disociarse de la realidad como las últimas horas, se mantiene tan profundamente ensimismado que no es capaz de darse cuenta de que ha arrojado un poco de feromonas en respuesta de hostilidad a este nuevo individuo, lo que causa una oleada de reacción en casi todos los presentes del velorio e incluso en el padre que estornuda luego se ahoga en una tos tan fuerte que termina interrumpiendo el final de la misa.

Y únicamente Christian se da cuenta cuando ya tiene la mirada extrañada de su madre y la atención tan perturbadora de su padre rigiendo con autoridad sobre él, ambos le miran y Christian siendo preso del inusual impulso de su lobo, se levanta de la banca en la primera fila y se marcha, ante algunos presentes pareciera un gesto de buena fe, puesto que hay omegas presentes en el velorio, pero para otros que se marcha minutos antes de que termine el velorio lo hace quedar como un alfa brutal y frío que es despiadado ante la muerte de su amada, todos tan alejados de la verdad.

Sorprendentemente, la madre de Christian solamente se pone de pie y se camina hacia su esposo, coloco una mano en el brazo de su esposo y excusa la repentina huida de Christian fuera de la iglesia con una sonrisa tan bien actuada que la tensión se aligera e incluso algunos presentes simpatizan con Christian.

Pero a él no le importa que hubiera pasado si su madre no le hubiera ayudado tan rápido o que ahora haya quedado como un alfa indiferente ante la muerte de alguien al que dijo amar, él solo pasa por en medio de las dos filas de bancas donde están sentados la mayoría de todos los presentes sin voltear a ver atrás, ni al ataúd de su amada ni a su padre.

Él nada más camina con la vista fija en la puerta de la iglesia, ya ha dicho todo lo que tenía que decir, así que las palabras del padre que apenas se recompone por reacción a sus feromonas y la agitación de las demás personas que se despiden de Azucena en unísono le entran por un oído luego le salen por el otro.

Ya no tiene que fingir más que está pendiente de lo que dicen, en verdad quiere estar sin nadie a su alrededor, así que abre la puerta justamente cuando pasa un viento frío tan recio que le desacomoda el cabello negro hacia un lado, pero los rayos solares que se cuelan entre los pocos nubarrones son cada vez más visibles iluminando su mañana.

Minutos más tarde, en el interior de la iglesia, el velorio culmina, las personas se acercan a darle las condolencias a sus padres y a su ex-suegros debido a que Christian se ha apartado sigilosamente de todos, a un punto ciego donde aún puede ver el interior de la iglesia, pero estar fuera de la vista de los comunes.

El aire melancólico y húmedo le sienta bien a Christian quien se recarga contra un árbol cercano al ventanal de la iglesia, en el interior él ve como todas las personas se acercan al ataúd abierto de Azucena para despedirse, pero él siente que no tiene las intenciones de moverse de ese sitio, sus pies parecen haberse arraigado a la tierra y se queda ahí sometido a la voluntad de su lobo que no desea verla por última vez.

Ve pasar a todos, a la mayoría quienes conoce ya sea por haber cruzado palabras con ellos y a quienes solamente han sido de vista, al final esto ha sido un velorio cerrado lejos de la prensa y el ojo público; algo más que la gente ordinaria llama la atención de Christian, él gruñe por instinto y entrecierra los ojos cuando ve que ese alfa de cabello blanco y largo hasta por debajo de sus ojos se pone enfrente del ataúd de Azucena, trae una rosa en la mano y Christian al verlo está a punto de liberar más feromonas, pero es interrumpido por un crujido de hojarasca que le hacen alertar.

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