—¡Ya déjalo! —Empujo al imbécil.
Está enfurecido, como una bestia salvaje. Sólo le falta la espuma escurriendo de su boca porque la cara de rabioso ya la tiene.
—¡No van a quedarte ganas de meterte con la mujer de alguien más! —grita, intentando arremeter contra K una vez más.
Y eso será sobre mi cadáver, este tipo ya me hartó. Una patada en la entrepierna lo hace doblarse, con los ojos a punto de salírsele. Lo cojo de los cabellos y estampó mi rodilla en su cara.
—¡Ni tuya ni de nadie! No vuelvas a cruzarte en mi camino.
Ayudo a K a levantarse y me lo llevo de ahí, mientras el otro tipo se retuerce en el suelo.
—Creo… creo que me rompió algo —dice K, con una mueca de dolor.
Su brazo está sobre mis hombros y camina a paso de tortuga.
—Las gafas, la cara —le digo.
La tiene llena de sangre.
—No… algo por dentro…
Terminamos en el hospital. Espero, mirando la hora, caminando por la salita, mirando por la ventana, mirando a las otras personas que allí esperan; espero, como esperan las princesas.
Luego de casi una hora me dejan entrar a verlo.
Luce bastante pálido. Tiene un parche sobre la ceja, el pómulo morado y el labio partido. Sin las gafas puedo ver mejor su rostro. Me parece bastante atractivos incluso con todo y moretones. Es una extraña sensación, que se revuelve en mi bajo vientre, un deseo perverso.
No es momento de pensar en eso ahora, Lucy, contrólate.
—K, no sé qué pasó, ese tipo está loco. No sé por qué creyó que entre tú y yo hay algo.
—Tú… tú se lo hiciste creer a esa chica. Debió ser ella quien esparció el rumor.
Otra vez mi culpa. De un tiempo a esta parte todo me sale mal.
—Tu novio es un demente —dice, tocándose el vientre.
—No es mi novio… ¿Te rompió algo?
—Una costilla... y mi bazo casi estalla.
—¡Madre mía!
El médico entra, le da las recetas de los medicamentos que debe tomar, analgésicos, antiinflamatorios, yo los compraré.
—Debes guardar reposo durante una semana, evitar realizar esfuerzo y cualquier actividad física que implique exigencia de la zona media.
—Él se la pasa sentado frente al computador ¿Puede hacer eso?
—Depende de la postura.
—Se encorva, bastante.
—En ese caso, evita estar frente al computador hasta que tu costilla sane. Cuando ya no sientas dolor, puedes ir retomando tus actividades rutinarias, antes de eso, reposo absoluto.
El chico está de muerte. Ya me lo imaginaba.
—No llamaste a nadie de tu familia, así que iré a dejarte.
—No es necesario, me iré en taxi.
Ja. Este tipo apenas y me está conociendo. Cuando se me mete algo en la cabeza nadie me lo saca.
—Desde que nos conocimos, sólo he traído desgracias a tu vida. No quiero que pienses mal de mí, voy a compensarte.
Él suspira, sentado en el asiento del copiloto.
Conduzco hacia los suburbios. Imagino que el chico nerd vive en una pequeña casita con una cerca blanca. Su madre saldrá a recibirlo, histérica. Su pobre y precioso niño fue masacrado por un salvaje. Él, que es tan bueno e inocente, tan tímido y alérgico, tan frágil. Y su cuarto estará lleno de figuritas de colección, libros de ciencia, informática y videojuegos, como el de un niño. Ya quiero verlo. ¿Tendrá hermanos? ¿Hermanas? ¿Serán todos pelirrojos como él?
Siguiendo la ruta hasta su casa salimos de la zona residencial y entramos a un barrio industrial. Era un lugar próspero, hasta que la crisis económica ocurrida hace veinte años hizo quebrar a la mayoría de las fábricas. Muchas se mudaron a otras zonas mejor avaluadas. Sólo quedan sitios eriazos y edificaciones en ruinas. Nos detenemos fuera de una reja. Rodea el perímetro de una fábrica de tres pisos. En lo alto, un descolorido letrero que dice “Plásticos Eirl” es lo único que queda de una época dorada.
—Si no querías que te llevara a tu casa, debías decirlo, no tenías que darme una dirección falsa.
—Te dije que no quería que me trajeras y no te mentí en la dirección. —Presiona un pequeño control que saca de su bolsillo y el portón se abre.
Encima de las altas rejas hay un cerco electrificado y cámaras de vigilancia, quién sabe si sean funcionales.
—Gracias, Lucy.
Ya se bajó del auto y está entrando al lugar. Piso el acelerador y entro antes de que se cierre el portón.
—¡¿Ésta es tu casa?!
También me bajo del auto.
—Lucy, ya me trajiste ahora vete.
—No, señor. De aquí no me muevo hasta hablar con alguien de tu familia y asegurarme que allí dentro tienes un lugar donde guardar reposo. O electricidad, o agua potable, o un inodoro, por Dios. ¡¿Eres un okupa?!
Creí que era pobre cuando vi sus ropas gastadas, pero no que vivía en la indigencia. Tengo ganas de llevarlo a casa y que mis padres lo adopten.
Él se ríe. Es una risa sutil porque tiene el labio partido.
—¿Entonces te irás cuando veas que no duermo en el suelo, cubierto con cartones?
—Ya quisieras.
K abre el buzón del correo que está pegado a la pared. No esconde allí sus llaves, más bien oigo que teclea. Al instante, el sonido de la cerradura eléctrica es el anticipo a la apertura de la puerta a la fábrica de plásticos Eirl.
No tengo idea de lo que voy a encontrarme dentro, pero me muero de la curiosidad.
...**********************************************************...
Lucy está por conocer la supuesta casa de K 😏
Pero él la ha llevado a una fábrica abandonada😱
¿Qué secretos ocultará? 😈
¡Gracias por leer!
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Updated 78 Episodes
Comments
Laura Bernal Rojas
Bieeeeeen esaaaaaaaaaaa!!!
2023-01-21
1
Yobe Rosado
esta lucy Dios mio no Sierra la boca
2022-01-22
0
Kassandra Urdiales
pobre k 🥺🥺todo golpeadtpor su culpa😒por cola floja", se me hace muy feo de su personalidad hablar tan despectivo de las personas , alucinando como será su casa y todo se me hizo bien gachito de su parte, no cabe duda el $ la cambio se hubiera quedado pobre y sin adoptar y seguro tendría mejores pensamientos como Libi" 😏 aunque 🤔k " dijo quizá le diste a entender a esa chica que había algo entre los dos ,se va a quedar 😳😳 cuando vea que vive bien
2021-12-01
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