—¡¿Por qué mierda me pasa esto a mí?!
Estamos con Libi en la biblioteca de la universidad y mi puto pendrive no funciona.
—¿No tienes una copia de la presentación en tu computador? —pregunta ella.
—No. Estaba trabajando sobre el archivo que guardamos la otra vez.
—Debiste guardarlo en la nube.
—¿Qué voy a hacer ahora? No haré todo de nuevo, me niego.
—Quizás haya una forma de arreglarlo —dice Libi, pensativa.
—No lo creo, está muerto. Ya ni siquiera prende su lucecita —le digo, agitando el cadáver entre mis dedos.
Se ha ido al cielo de los pendrives, donde también descansan los casettes, discketes, VCD y poco a poco los DVD.
—Una vez tuve un problema con mi notebook y un chico que estaba en el laboratorio de computación lo arregló. Era en el edificio de informática.
Voy con los ñoños de los PC para ver si alguien me hace el milagro de resucitarme al infeliz que se le ocurre morir en el peor momento. Libi no recordaba el nombre del chico, pero no será difícil encontrarlo, también es pelirrojo.
Un futuro novio para Libi. Y se lo tenía bien guardado.
Hay tres hileras de computadores, con unos cuantos tipos repartidos, ninguno es a quien busco. Voy a preguntarles si lo conocen cuando uno de ellos pide ayuda. Del final de la sala, detrás de unos estantes, aparece un pelirrojo y va con él. Lo observo unos momentos, es alto, con gafas. Lleva una chaqueta que se ve bastante gruesa para estar aquí dentro, de seguro apesta. La sala es oscura, como un antro, pero de megabytes. ¡No hay aire, que alguien abra una ventana!
El nerd vuelve a su madriguera y avanzo por el pasillo, silenciosamente. Por entre las cosas del estante, que son partes de computadores y libros, lo sigo observando. Tiene algo así como una oficina, debe ser el nerd jefe. Teclea a toda velocidad, encorvado como un engendro sobre su computador, es monstruoso. Decido mostrarme por fin, este lugar me marea. Avanzo hasta ubicarme tras él.
No se percata de mi presencia y sigue tecleando, completamente abstraído en lo que aparece en la pantalla, un montón de símbolos extraños que tampoco me interesa entender. El silencio, interrumpido únicamente por el sonido de las teclas, se me hace extrañamente relajante por unos segundos, hasta que vuelvo en mí.
—Hola, soy Lucy —le digo lo suficientemente fuerte como para asustarlo.
Y lo consigo. El pobre se sobresalta, girando su silla en mi dirección, en postura defensiva. Tras sus gafas, sus ojos claros me miran como si estuviese contemplando una aparición espectral, algo que no debería existir. Asumo que no muchas chicas vienen a este lugar.
Cuando se le pasa un poco el impacto, mira la mano que le extendí, pero no se atreve a cogerla. Apuesto mi fortuna a que el pobrecillo es virgen. Esto podría ser divertido.
—Tengo un problema con mi pendrive y mi amiga Libi dijo que tú podrías ayudarme. Por supuesto, te pagaré bien.
Él asiente y extiende la mano para que se lo pase. En el intercambio rozo sus dedos intencionalmente y hace una mueca, como si le hubiera dado la corriente. Dice que tome asiento, señalando la silla en un rincón, cerca de la primera hilera de computadores. La pongo a su lado y allí me quedo, bien cerca de él, apreciando cada detalle de su apariencia. No parece apestar y su cabello rojo no es del todo liso, tiene suaves ondas que lo hacen lucir desordenado, rebelde, sobre todo con los reflejos azules de la pantalla. Su piel es de una palidez lechosa, como la de Libi. Al igual que ella, no tiene pecas visibles, al menos con la poca luz. ¿Tendrá en los hombros? El calor de la sala empieza a volverse sofocante.
—El aire acondicionado está descompuesto —dice él, sin despegar sus ojos de la pantalla.
—Eso explica por qué aquí dentro hace tanto calor. —Me quito el sweater, quedando en una polera delgada y que se ajusta perfectamente a mi cuerpo.
Lo oigo tragar saliva y mi ánimo se eleva sobre las nubes.
—No responde, debe haberse quemado.
—¿Hay alguna forma de recuperar los archivos? Son muy importantes.
—Sí, la hay, pero llevará más tiempo. Te avisaré cuando esté listo.
Mira nada más, el chico nerd resultó bastante hábil. En nada ya se consiguió mi número. Quizás no sea tan virgen como parece, un lobo con piel de oveja. De pronto tengo la necesidad de descuerarlo.
—De acuerdo, pero debes saber que, entre mis archivos, hay algunas fotos sucias que nadie debe ver ¿Puedo contar con tu discreción?
Completamente ruborizado asiente, eludiendo mi mirada. Retiro lo dicho, este pollito es completamente virgen, lo que importa ahora es por cuánto tiempo lo seguirá siendo.
...〜🍓〜...
—Libi, ¿el chico nerd te gusta?
—No.
—Genial, porque quiero jugar un poco con él —le cuento, mordiendo mi labio.
—Lucy, es un chico lindo y tímido, no seas malvada con él.
—¿Malvada? Voy a ser una bendición para él, Libi. De seguro los únicos pechos que ha visto son los de las actrices porno. Debe tener las manos despedazadas de tanto pajearse frente a una pantalla.
—¡Lucy, qué asquerosa! Estoy comiendo.
Su cara de asco es graciosa. Sólo a ella se le ocurre comer leche con plátano cuando hablo de un chico.
—Hola, Lucy ¿Cómo estás? —me saluda el bombón de café, el que se hace el interesante.
—Bien —le digo, sin prestarle mucha atención.
—Estaba pensando que podríamos salir esta noche ¿Qué te parece?
—No puedo, ya tengo planes.
—¿Qué tal mañana?
—Te llamaré cuando esté libre —le digo, poniéndome luego a hablar con Libi.
Él se va en silencio.
—¿Por qué le hiciste eso? Pobrecito —se lamenta ella.
Ya olvidó que creía que era un patán.
—Se lo merece por idiota. Si te preocupa tanto, ve a consolarlo.
Me saca la lengua y sigue comiendo. A los hombres hay que tratarlos mal antes de que ellos lo hagan. Luego vienen arrastrándose por tu atención. Ese chico es guapo y lo sabe, esos son los más peligrosos.
Luego del almuerzo vamos a nuestra última clase. Es de dibujo, mi favorita. Representación del cuerpo humano, nos ponen delante a un tipo desnudo que está bien bueno.
—Hmm. Voy a pintarte como a mis chicos franceses —susurro para Libi, pero lo digo demasiado fuerte y el chico también escucha.
Empieza a reír y sus mejillas se sonrojan levemente. Es encantador, aunque los modelos no son mi tipo. Demasiado vanidosos. Cada vez que lo miro le hago alguna mueca y él se esfuerza para no reír. Empieza a mirar para otro lado.
Mi dibujo queda excelente, el maestro me felicita y consigo el número del modelo. ¡Qué tarde tan maravillosa!
Mi teléfono vibra. Es un mensaje del bombón nerd.
—Qué comience la cacería —le digo a Libi.
Ella rueda los ojos.
La sala de computación está completamente vacía y silenciosa. La luz está encendida y hay aire fresco. Las ventanas están abiertas. El chico aparece por una puerta al costado. A esta hora hay poca gente en todo el campus. Este tipo podría intentar aprovecharse de mí, atarme con algún cable y hacerme lo que quiera.
¡Qué emoción!
—Recuperé los archivos. Puede que algunos los hayas borrado antes. Tendrás que revisar los que te sirvan. Aquí están. —Me extiende otro pendrive.
Ahora puedo ver mejor su rostro. No está nada mal y tiene unos ojos color ámbar maravillosos. Tal vez le gusta lucir como un nerd para que las chicas no lo acosen.
Qué iluso.
—¿Viste mis fotos sucias? —Uso un tono inocente, fingiendo timidez.
Eso a los hombres los enloquece.
—No, sólo vi la lista de archivos, eso incluye su nombre y su extensión, nada más, no te preocupes. —Se oye muy profesional y distante, ya no parece tan nervioso con mi presencia como en la mañana.
—Muchas gracias. Sé que dije que iba a pagarte, pero no llevo efectivo ¿Crees que podríamos arreglarlo de otro modo?
Ceja arqueada, ojos entrecerrados y mi dedo tocando mi labio inferior, esa es la pose seductora número uno. Él me mira boquiabierto y vuelve a ser el pollito de antes. Creo que intentaba hacerse el difícil igual que el otro, el macho indiferente.
¡Ja!
—No te preocupes, dejémoslo como un favor, no tienes que pagarme nada.
¡¿Qué?!. Eso no me lo esperaba, era su momento para asomar la garras.
¿Debería ofrecerme a hacerle una paja? No, eso podría asustarlo. ¿Dejarlo tocarme los senos? Lo mismo, pero más barato. Libi tiene razón, debo irme con calma con él, eso hará la cacería más divertida. Mientras más me tarde en devorarlo, más lo disfrutaré al final.
—Eso me haría sentir como una aprovechada, no quieres que me sienta así ¿Verdad? —Me acerco unos pasos a él, jugueteando con un mechón de mi cabello.
Esa es la pose seductora número dos: juguetear con el cabello de comercial de shampoo.
—Lucy, no tienes que preocuparte, de verdad.
Lo miro con mi irresistible cara de cachorrito con pena. Si esto no funciona, me jubilo de las lides amorosas.
—Bueno, en realidad sí hay algo que podrías hacer.
Lo sabía. Sigo siendo la número uno.
...**********************************************************...
Lucy ya tiene en la mira al chico nerd 😏
¿Qué le pedirá él?🙈
¡Gracias por leer!
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Comments
Sandra Robles
jajaja que zonza con sus poses reductoras
2024-02-09
1
María Lorena Guerrero Guerrero
no, pues que coincidencia! 🤭🤣🤣🤣
2023-07-25
0
Laura Bernal Rojas
Apuesto a que lo deje en paz jajajaja
2023-01-21
0