Cuestiones Del Amor

Gerald.

Después de éste día tan nefasto ya que entre lo que pasó con Nairobi y lo sucedido con Elízabeth, de verdad que estaba súper estresado, para completar verla cuando se marchó en el auto de su amigo me ha hecho sentir muchísima rabia. Necesito ahora más que nunca ver por fin de qué manera me vengaré.

Transcurrió una semana. Una tarde ví cuando salió de la oficina, rápidamente fui tras ella, seguro que va a verse con el tipo ese, entonces ví cuando se dirigía a la cafetería. Pues bueno rápidamente y con paso ágil, me adelanté y pasé entre los autos, por supuesto llegué primero y entré por la entrada lateral que conduce a otro salón, desde allí la vería llegar, un minuto después lo hizo y cuando de sentaba a la mesa me acerqué aparentando extrañeza y le pregunté;

—Elizabeth, ¿y eso que estás aquí, no te gusta el café de la oficina? — pude observar asombro en su mirada.

—No, no es eso, quiero tomar un chocolate bien caliente.

—¿Y usted?

—Pues fíjate, yo también vine a lo mismo, pero cuando llegué hace un rato, vi a un amigo y pasé a saludarlo.

—¿Me puedo sentar contigo?

—Hágalo, esas sillas no son mías.

Me senté y comenzamos a hablar como si nada, olvidando lo ocurrido hace unos días. Cuando terminamos, salimos de la cafetería y caminamos hasta el edificio, en lo que entramos al ascensor no pude evitarlo y me acerqué a ella, sentí que mis emociones me fallaban y temblando de la cabeza a los pies no pude evitar mirar esos hermosos ojazos negros, no obstante mi subconsciente me repetía "No caigas en esa mirada, debes mantener presente que se burló de ti, y te engañó". Sin embargo me acerqué aún más y le pregunté:

—¿Podemos cenar ésta noche?

—Eso no es correcto, usted es mi jefe.

—¿Ah si? — Pero tú dijiste que estando fuera de la empresa yo era un ciudadano común y corriente.

— Bueno está bien, acepto pero solo por un rato.

—Pero hoy es viernes, mañana no se trabaja.

— Aún así yo tengo un compromiso muy temprano.

— Está bien entiendo, entonces a las 7pm en el Augusto Ristorante —¿Sabes dónde queda?

—Si. Allí estaré

—Ok. Me parece bien.

Llegamos a la oficina y yo estaba contento, si las cosas siguen así, mi plan funcionará pronto. No podía caer en tentación me decía a cada rato, ella te engañó y quién sabe cuanto se burlará de mí con sus amigos, eso era lo que a cada instante me repetía.

Así qué esa noche cenamos tranquilos hablando sobre cualquier tema. Luego de terminar nos quedamos un rato más degustando de un suave licor. Suena su móvil y me doy cuenta que contesta en clave: "si, no, quizás, está bien, en taxi, dentro de poco, si, no, nada interesante"... Y así fue su conversación, me imagino que era el tipejo ese.

Más rabia sentí. Cancelé la cuenta y le pregunto si mañana podemos cenar de nuevo.

—No creo, tengo un compromiso todo el fin de semana

Bueno no importa sabré esperar. Me das tu número de móvil.

A partir de ese día comenzó mi plan de ataque más fuerte, ahora que tenía su número de móvil, le enviaba mensajes a cada rato, y todos los días le llevaba un detalle o una rosa que ponía en su escritorio. No me importaba que se dieran cuenta en la oficina. Esa era la idea ya que cuando la deje plantada todo el mundo estará allí, se enterarían, y será el hazme reír de todos.

Cada día aumenta más mi sed de venganza. La verdad es que ni siquiera me provocaba, besarla, abrazarla, ni tampoco la pasión que en un principio llegué a sentir.

Cada vez que hablaba con Claudio y Paolo me animaban a seguir adelante.

—No, no te detengas Gerald, enseñale qué a un hombre se respeta y no se somete a la burla y al engaño.

Así fue pasando los meses, yo seguía en mi plan pero temia que pasara algo y no avanzara más, por lo menos había logrado que me tuteara.

Un mes después le declaré mi supuesto amor, le dije que estaba profundamente enamorado de ella y quería que fuera mi novia. En dos días aceptó, me causaba risa verla tan enamorada, aunque yo apenas si la tocaba.

Un día inesperadamente le propuse matrimonio, ella estaba derretida, pero me dijo que lo pensaría, ya que un matrimonio no es cosa sencilla, y además tenía que participarle a sus padres. Bueno mejor, que sufran todos, no me interesa, el fin justifica los medios.

Todo estaba funcionando como quería. Lo único que me había costado mi amistad con Aarón que no estaba de acuerdo con mi proceder y dejó de hablarme, bueno, ésta era una guerra y es normal que en una guerra ocurran bajas.

En la empresa todo el mundo sabía de mis planes de bodas y se veían contentos con mi elección.

Las cosas no podían ser mejor. Resulta qué Dubraska reapareció en mi vida, me ha llamado, dice que quiere que hablemos que está arrepentida y me pide que lo intentemos de nuevo. Quedé en qué viajaría dentro de poco, que me diera tiempo de finiquitar unos asuntos aquí y me tendrá para ella por un mes completo.

Definitivamente me daré una nueva oportunidad, total, nos conocemos desde hace tiempo, ha sido mi novia por casi tres años, y sé que ella nunca me engañaría por nada del mundo, y menos de esta manera tan cruel y despiadada.

Se planeó la boda para una fecha específica, llegué a creer, que ya con la fecha de la boda encima, ella pudiera decirme la verdad, pero no. O sea que nos casaremos y yo ignorando todo. Ah qué malvada. Por supuesto yo no tenía invitados propios, solo los compañeros de la empresa. Ella sí tenía varios incluyendo algunos familiares. Por otro lado, cómo era una boda sencilla, no habría fiesta, ni brindis, ni nada. Me porté como el propio patán. Económicamente no colaboré con nada, total para que, si yo sabía cómo terminaría todo.

El mismo día de la boda en la mañana hablé con ella, le informé que el enlace civil lo realizaríamos también allí, y para reforzar mis palabras le recordé que no olvidara sus documentos. También, que en la iglesia recibiría una gran sorpresa. Cuál Maquiavelo, sonreí y colgué la llamada, tomé mi equipaje y me dirigí a el aeropuerto, me dije, que pase lo que tenga que pasar, si ella actuó como la propia maléfica, pues yo no me quedaré atras. Así que me voy para Múnich por un mes. El mismo tiempo que había solicitado en la empresa para mí supuesta luna de miel