Gia Giordani es hija del general de las Fuerzas especiales de defensa Mundial, esta es una organización paralela a varios ejércitos unidos, que se encargan de misiones encubiertas y clasificadas, existen varias sedes de estas élites, las cuales se encuentran en varios lugares del mundo.
Gia es la única mujer y la menor de cuatro hermanos, todos pertenecientes a la elite con diferentes rangos, mientras ella solo es la princesa de la casa.
La joven ha estado enamorada desde siempre del hijo del general de división de la elite, el capitán Tomás Decker aunque este no quiere nada con ella, la ve como una Barbie sin cerebro.
El capitán Decker humilla frente a todos a la joven y ella tomará la decisión de cambiar su vida, ya que por aquellas palabras piensa que todos la ven como alguien inútil y sin cerebro.
Podrá esta joven demostrarle a un mundo machista que, si puede, podrá olvidar a este hombre tan ingrato.
NovelToon tiene autorización de Marines bacadare para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Temperatura Alta
Gia y Andrew han terminado de comer y este la abraza por la cintura y así se van hasta la habitación de él.
—¿Vas a buscar a tus bestias de nuevo? —Él niega.
—Hoy solo conocerás a una sola bestia. —Dice y ella se lanza en la cama.
—Tu cama es cómoda, pero no es tan suave como la mía y me hace falta mi peluche.
—Te aseguro que yo soy mejor peluche que ese… —Dice y la abraza.
—Me daré una ducha y regreso, en ese armario está la ropa que te mandé a comprar, ya Jazmín la arregló junto a mis cosas. —Ella sonríe.
Andrew se quita la ropa ante su atenta mirada y Gia siente que le va a dar un ataque, su corazón se acelera y ella no puede más.
Andrew se mete al baño y ella toma ropa interior y una pijama y va al cuarto continuo y se ducha rápido, luego sale y se mete a la cama, ya está cambiada con una lencería roja, esta vez, y una pijama de seda del mismo color.
La rubia mira hacia el techo y se pregunta si fue muy rápida en su ducha o si ese hombre de verdad lleva una eternidad en el baño y la verdad era que sí, tener a Gia en su cama lo tenía más duro que una roca y está solucionando su problema.
Andrew luego de un buen rato, salió del baño con un bóxer negro y una toalla en su cintura, busco unos shorts y una camiseta y camino hacia su cama, allí estaba un bulto color blanco envuelto, Gia había tomado las colchas y parecía un burrito.
Andrew no pudo evitar reír y se acostó lado, no tenía ganas de molestarla, pues, quería que descansase.
El hombre apagó las luces y se acostó dándole la espalda, no quería molestarla abrazándola y además debería volverse a duchar, ya que con solo verla bastaba.
El coronel cerró sus ojos y trató de descansar.
Por otra parte, Gia no podía dormir, tenía una batalla Interna en que estaba bien y que no.
La joven se destapó y respiró profundamente, se estaba quemando por dentro aunque siempre estaba disimulándolo ya no podía hacerlo más, este hombre había acabado con su sentido común, nunca fue una mujer fogosa estuvo rodeada de tantos hombres y jamás pasó nada ni siquiera se alteró, pero ahora mismo estaba encendida y sentía quemarse.
La joven se quitó la pijama y esta vez dejo salir lentamente aire retenido, su corazón estaba tan desesperado que la iba a delatar y despertaría al hombre antes que ella.
La joven lo miró de espaldas a ella, era perfecto, se acomodó en la cara y lo hizo girar para quedar boca arriba, esto lo despertó y un poco aturdido preguntó.
—Qué sucede, Gia estás bien —Trato de levantarse, pero se le fue encima y lo besó, él cedió ante ella y entonces subió encima de él a horcajadas.
Gia lo besaba como si no hubiese un mañana, enterraba sus manos en su esposo cabello negro y él la acercaba más a él.
El oxígeno se les acabó y se separaron un momento para respirar, él trató de hablar, pero la vio y quedó mudo, ante esto Gia se aferró de nuevo a sus labios.
La rubia con cara de ángel se movía encima de él haciendo fricción contra su polla dura y ya lista.
Ella no perdió el tiempo y bajo a su cuello con besos mojados, levantó su camiseta y con ayuda de él esta desapareció.
Lo observo un momento y wow, un verdadero monumento ante sus ojos, ese hombre era perfecto, era grande y estaba bien marcado, se sentía el relieve de su cuerpo al su tacto.
Volvió a su boca y él la agarró del cuello para acercarla más a él.
Gia estaba Perdida en el deseo, las ganas por el hombre la enloquecían y los shorts del hombre quedo algo mojado con su baba que goteaba a través de sus bragas.
Aquel momento era perfecto, no necesitaban más las luces apagadas y solo la luz de la luna colándose por la cortina iluminaba la habitación, lo suficiente para poder verse.
La chica besó su pecho y abdomen, dejaba una que otra suave mordida porque eso era lo que provocaba.
Llegó a sus pantaloncillos y los jalo sacándolos de él.
En los ojos del hombre se veía el deseo y el hambre por ella.
En los ojos de ella también había deseo, pues el bóxer parecía que iba a explotar de un momento a otro, sus manos no dejaba de acariciarlo y sus labios de besarlo, dejo besos y mordidas pequeñas en el Interior de sus muslos.
—Gia… Joder… —Gruñó el hombre.
Lentamente, bajó aquel bóxer, Andrew ayudó con sus pies y entonces la joven se sintió morir.
* Quién me manda de Salía y curiosa* pensó la joven, ante ella estaba una barra de metal revestida con terciopelo de color carne.
—Carajo. —murmuró inflándole el ego al hombre debajo de ella.
Parecía un brazo venoso, pero con una punta suave, rosada y brillosa, aquella cosa tenía unos veintitrés centímetros o más, era difícil hacer el cálculo en esas circunstancias, era grueso y ella por más cálculo que hacía llegaba a la misma conclusión *No va a entrar*
Con todo y lo que estaba viendo la boca se le hacía agua, toma en una mano aquella barra revestida en piel y comienza a bombearla, mientras utiliza su lengua para desde el inicio recorrerla hasta la parte más suave y sensible, allí hizo succión mirándolo a él poner sus ojos en blanco de placer.
—Gia… Gruñe y toca un botón dejando que una pequeña luz color azul alumbre el lugar, no es fuerte, pero la puede ver a la perfección y es que quiere grabar el momento y que se quede eternamente en su cabeza.
La joven comienza a llevarlo dentro de su boca, poco a poco lo lleva hasta donde puede ella imagina que una arcada sería para nada sexy, así que las evita.
Una mano sigue bombeado a esa cosa dura mientras la otra se encarga de las esferas gemelas, sonidos muy sexis salen de su boca y eso a él más lo enloquece.
La chica lo lleva tan profundo como puede hasta sentir sus ojos aguarse, pero sigue porque le gusta el sabor, para ella es una paleta sabor a él…
—Hermosa…. Mmm —Gruñe cada vez más y ella lo mira fijamente a sus hermosos ojos azules, pero para él aquí la belleza es el monumento bajo él, esta mujer, es fuego, calor, pasión, es una tormenta que arrasa con todo a su paso.
Las manos de la joven ascienden y descienden sin control, él no puede más necesita soltarlo, la joven lo saca y se golpea la cara suavemente mientras besa su parte más sensible y eso lo mata a él.
La rubia, sin dejar de mirarlo, lo lleva tan dentro como puede y allí estalla el hombre llenando la linda y sexy boca de su pequeña Capitana.
La joven no se asquea, disfruta como si fuera la miel más dulce antes probada.
Ella jadea con sorpresa cuando él la deja a la altura de su pecho, la besa como queriendo robarle el alma por la boca.
—Gia… Demonios qué me haces. —Ella le responde con un beso y él a gira dejándola debajo de él.
Ambos se miran y él le besa los labios delicadamente.
—Eres hermosa y he querido esto desde que te vi en el patio —Ella sonríe y lo besa, se pierde en su aroma y luego sus frentes se juntan.
—Después de hoy Gia Giordani, el que te mire … Se muere.