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Crucigrama

Crucigrama

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Pareja destinada / Mujeriego enamorado
Popularitas:648
Nilai: 5
nombre de autor: Francia Laura

¿Que tanto impacto puede hacer un crucigrama en la vida de las personas?
Guillermo es mujeriego, las mujeres no le duran más de dos meses, salvo Elisa, con quien tuvo una relación de casi un año.
un amigo en común parece encontrar la medicina para los dos.
¿Podrá el crucigrama hacer cambios en Guillermo?

NovelToon tiene autorización de Francia Laura para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Una conversación

Ella termina su trabajo a las cinco de la tarde y junto con la señora se van a casa. Hay que preparar la lista de ingredientes que se comprará para el menú del día siguiente. Por la noche ella va por Guillermo, tiene que decirle que está noche hay techo.

-Hola, Elisa ¿Llevas mucho tiempo esperándome? – a él le alegra verla en las afueras del café.

- Hola, no a la verdad, no. – no lo quiere preocupar.

- ¡Qué bueno que has venido! Quería conversar contigo.

- No tenemos nada de qué hablar. – ella se pone cortante.

- Yo sí tengo algo que decir, solo dame una oportunidad de expresarme. - le habla de buena manera.

- ¿De qué me quieres hablar? – Elisa no lo toma seriamente.

- Mi jefe nos ha visto discutir la noche anterior, él cree que tú eres mi esposa.

- ¿Y tú qué le dijiste? – A Elisa le preocupa por la respuesta que haya dado.

- Nada, no dije nada. Él me dijo que nos vio con las mochilas y que debía intentar conversar contigo para poder conseguir un techo.

- Bien, a los ojos de tu jefe soy tu esposa porque nos vio discutir, tú no aclaraste nada y más bien te aconsejó de conversar. – recapitula toda la información.

- Sí, es de eso que te quería hablar. Tenemos que buscar un lugar donde pasar la noche.

- ¡Que lindo niño! Obedeciendo al jefe – se pone en modo sarcástico - No hace falta, ve por tus cosas, en el camino te explico. - vuelve a su vos normal.

Guillermo recogió su mochila, se despide de su jefe y se fue, dejando al dueño con los meseros de turno.

- ¿A dónde vamos? ¿Tu mochila?

- La señora para quien trabajo al mercado, nos presta un ambiente de su casa para dormir.

- ¿Mercado? ¿Trabajas en un mercado? – Guillermo siempre escuchó hablar de Wong, Vivanda, que son nombres de supermercados, pero él no tiene idea de lo que es un mercado. Él solo entiende a los términos técnicos de administración, contabilidad, gestión empresarial, etc...

- ¡Ah verdad! Los ricos como tú no saber comprar comida en el mercado. – ella le restriega en cara sobre cuantas cosas ignora.

- ¿Cómo es un mercado?

- Cuando tengas el día libre, te daré un paseo por allí.

- ¿Pasear por el mercado? ¿Comprar comida? - se hace un mundo para entender como es un mercado.

- Es igual que Metro, Plaza Vea, Wong, pero para pobres. – ella está perdiendo la paciencia.

- No te enojes, Elisa. Nunca he oído hablar de esos lugares, no tengo idea de cómo son. – no le gustó que lo haya tildado de ignorante.

- Pues sí encontré trabajo, ayudó a una señora a vender comida, es un puesto de comida, ok, comida popular, comida de pobres. Y si con mami nunca supiste que es un mercado para pobres, yo te voy a enseñar, ¿Ok?

- Está bien. Te entiendo. Y la señora nos ayuda con compartir su techo ¿Cuánto te pidió de alquiler?

- Hicimos un trato, ella nos da alojamiento, a cambio de trabajo.

- Un trueque, ¿será que la señora vive sola? – le pregunta con curiosidad.

- Eso parece. Así que yo pago el alquiler ayudándola con el trabajo de cocina. – concluye Elisa.

- Me parece bien, eso me permite de poder guardar casi todo mi salario mensualmente. Digo casi, porque por lo menos debemos pagar los servicios.  – razona con Elisa.

- Pues sí, me parece justo.

- Ojalá podamos juntar el dinero suficiente para comprar los boletos para ir directo a casa. 

- Los papeles y el control migratorio, debemos controlar esos detalles.

- Descuida, cariño, de eso me encargo yo. – se le salió la palabra y no se ha dado cuenta.

 - ¿Qué dijiste? – Elisa está en shock con el término cariño.

- Que de eso me encargo yo. Llamaré a Gary, para que me mande los documentos actualizados, luego legalizamos nuestra estadía aquí, y al momento de viajar no habrá ningún inconveniente.

- Dijiste otra cosa. – ella quiere obligar a Guillermo a que repita.

- No te entiendo, que dije que cosa.

- Olvídalo. – Elisa lo ve inútil hacerle repetir esa frase.

- Yo no he dicho nada inapropiado, te habrá parecido, te conozco. Piensas demasiado y cruzas la información, no es la primera vez. - la tilda de loca indirectamente.

- No más vueltas al asunto. – corta el tema definitivamente – porque no quiero discutir.

-Yo tampoco quiero eso. No nos lleva a ningún lado. - su comentario deja sin palabras a Elisa

- ¡Que descubrimiento! - Elisa fue sarcástica en su máxima expresión - Bien. Hasta aquí llegó la conversación. - recupera las cuerdas para sonar natural y dejar en el olvido todo el resto.

- ¿Es lejos la casa de la señora? – cambió de tema, porque ya conoce a Elisa.

- No, es más, ya estamos llegando.

- Es cerca después de todo.

Elisa toca la puerta y espera mientras que Guillermo acaricia superficialmente los rizos de Elisa, lo hace despacio para que ella no lo sienta. Segundos después la anciana les abre la puerta y le da la bienvenida a Guillermo.

La casa es humilde como en la primera que estuvieron, justo después del accidente aéreo, no sería novedad para Guillermo, es más, hasta se ha acostumbrado a vivir con lo necesario, cabe destacar que muchas veces añora las comodidades que tenía, como lo es tener una cama y servicios básicos en buen estado, es decir tener agua las veinticuatro horas, con tuberías totalmente funcionales como tener una ducha, contar con energía eléctrica permanente y no oscilante para poder tener calefacción y tener el ambiente más o menos tibio y soportar el intenso frío.

Guillermo se muestra agradecido con la señora por oportunidad de prestar su techo de manera temporal. La anciana les ofreció algo de cenar en sus platos de fierro esmaltado, la sopa estaba bien caliente, era perfecta para combatir el frío. Guillermo se ha vuelto muy práctico usando los palillos.

Al momento de prepararse para ir a dormir, la señora les ofreció unas mantas de tejido grueso forrado con piel de carnero. Eso era mucho mejor que dormir bajo los cartones, con el miedo de que alguien viniera y se los lleve, o peor aún que aparezcan alimañas. Guillermo jamás olvidará su primera noche en Nanning.

-Esta noche podrás dormir, ya no hay más cartones.

- Te lo aseguro que está noche si podré dormir, lo que voy a extrañar es otra cosa. – limita su comentario.

- Te entiendo, se a lo que te refieres. – Elisa conoce a Guillermo bastante bien.

- Que tengas un buen sueño – quería decir algo más pero su lengua se enreda.

- Que descanses. – Elisa se enrolla en la manta y cierra sus ojos.

- Dulce sueño, amorcito. – Guillermo balbucea con tristeza esa frase.

Guillermo se acuesta, y entra poco a poco al país de los sueños.

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