La Amante Del CEO

Observaba con una sonrisa satisfecha cómo los eventos se desplegaban tal y como lo habíamos planeado. Desde mi oficina, había sido testigo de cómo Chen y Sol eran despojados de sus cargos y expulsados de Corporación Park, dejándolos completamente vulnerables.

Y ahora, la cereza del pastel había sido la detención de Mina, mi antigua colega, bajo cargos de corrupción y lavado de dinero. Ver cómo esa mujer era esposada y llevada a la comisaría me llenaba de una retorcida sensación de triunfo.

Había sido una maniobra arriesgada, pero el director Park y yo habíamos logrado mover con precisión cada pieza del tablero. Nuestra venganza contra Chen estaba finalmente en marcha, y nada podría detenerla.

Recostado en mi sillón, entrelacé los dedos sobre mi regazo, dejando que la satisfacción se apoderara de mí. Después de tantos años de ver cómo Chen escalaba posiciones en la empresa, finalmente había llegado el momento de cobrarme todas y cada una de las humillaciones que había sufrido a causa de su ascenso.

Recordaba con amargura los días en que ambos habíamos sido jóvenes ejecutivos, compitiendo por la atención y el favor de los directivos. Chen siempre parecía estar un paso por delante, destacando por su astucia, su dedicación y su brillantez.

Mientras que yo me esforzaba por mantener mi lugar, Chen iba ganando más poder, convirtiéndose en uno de los hombres de confianza del consejo. Y cuando finalmente logró la codiciada posición de director general, sentí que mi mundo se desmoronaba.

Esa victoria había sido como un puñal directo a mi orgullo. Había trabajado con la misma o incluso mayor dedicación que Chen, pero al final, él había conseguido el premio que yo anhelaba.

Desde entonces, la amarga envidia y el resentimiento se habían apoderado de mí. Veía a Chen disfrutar de los privilegios y el respeto que yo sentía que me pertenecían.

Fue entonces cuando me crucé con el director Park. Ambos compartíamos el mismo sentimiento de haber sido relegados, de haber visto nuestras aspiraciones frustradas por culpa de ese hombre.

Juntos, trazamos un plan meticuloso para destruir a Chen y a todo lo que él amaba. Nos valimos de Mina, la mejor amiga de Sol, para introducir pruebas falsas que la incriminaran. Y una vez que ella fue detenida, la caída de Chen y Sol fue inevitable.

Ahora, mientras repasaba mentalmente cada paso del plan, no podía evitar sentir una emoción embriagadora. Finalmente, después de tantos años de espera, la venganza estaba en mis manos.

Tomé el teléfono y marqué el número del director Park.

- Lo hemos logrado - dije, con una voz cargada de satisfacción - Mina ha sido arrestada, y Chen y Sol han sido expulsados de la empresa.

Hubo una breve pausa al otro lado de la línea, y luego la grave voz del director respondió:

- Excelente, Jang. Ahora es el momento de dar el golpe final.

Asentí, sintiendo que la anticipación recorría mi cuerpo.

- ¿Qué tienes en mente? - pregunté, ansioso por saber cuál sería nuestro próximo movimiento.

- Voy a convocar una reunión del consejo - explicó Park, con un tono firme - Allí revelaré las supuestas pruebas de corrupción y abuso de poder por parte de Chen y Sol.

Una sonrisa maliciosa se dibujó en mi rostro.

- Perfecto. Eso terminará de hundirlos por completo.

- Así es - confirmó el director - Y una vez que hayamos logrado que el consejo los destituya, podremos tomar el control total de la empresa.

Sentí una oleada de triunfo. Finalmente, después de tantos años de espera y de planear minuciosamente cada detalle, nuestro objetivo estaba a punto de convertirse en realidad.

- Házmelo saber en cuanto hayas convocado la reunión - le dije a Park - Estaré allí para presenciar la caída de Chen.

- Así lo haré, Jang - respondió él, con un tono grave - Nuestra venganza está a punto de ser completada.

Colgué el teléfono, sintiendo cómo la emoción me recorría de pies a cabeza. Después de tanto sufrimiento y humillación, finalmente había llegado el momento de cobrar mi revancha.

Chen, Sol y Mina pagarían por todo lo que me habían hecho. Y una vez que hubieran sido completamente derrotados, nada ni nadie se interpondría entre el director Park, yo y el control total de Corporación Park.

Me puse de pie, sintiendo cómo la adrenalina corría por mis venas. Era hora de presenciar el final de esta batalla.

Salí de mi oficina, dirigiéndome a la sala de juntas, donde el director Park me esperaba con una expresión triunfal. Ahora, nada podría detenernos.