Devon (Editando)

~Devon~

Nuestro trato se convirtió en una droga que me consume cada día desde entonces, es una tormenta de pasión, desesperada y salvaje. Nunca pensé en encontrar a mi igual, nunca pensé rendirme a una mujer, pero ambos no acoplamos en todos los sentidos. Y aunque nuestras personalidades sean completamente diferentes, eso me estimula más, y más.

Y no es solo eso, también esta ese hilo invisible que me ata por voluntad a ella.

La miro mientras escribe en su laptop, sus gruñidos y muecas son chistosas, ella es única, divertida y apasionada. De repente toma su celular que ha estado sonando.

— Hola, ¿qué pasó? Sí, si, que sí mujer, esta listo... Ummm solo unos cuantos días más, no quiero... No lo sé, que nooo... Te voy a cortar, es la señal. Sí... La señal shushsushjjs —le hace unos sonidos extraños a quien sea que le habla al otro lado de la línea— no escucho nada, ummm ¿Angel, estas ahí? Angel... —le corta y suspira. Frunce el ceño y mira hacia la ventana.

— ¿Sucede algo malo? —le pregunto ya que su sonrisa se esfumó.

— Debo salir de viaje, y esta vez creo que no podré decir no...

— No quieres ir, pero... —se para de repente, deja lo que esta haciendo y camina hacia a mí.

— ¿Qué me ordenarás hoy amo? —baja la cabeza y mi preocupación es reemplazada por el deseo, líquido y salvaje, verla así, sumisa y a mi disposición me hace arder. Me quito la toalla que llevo enganchada en mis caderas, mi piel está húmeda por la ducha.

— Arrodillate y demuestra lo mucho que deseas complacerme. —ya estoy exc*tado, y solo me hizo falta verla dispuesta.

Toma mi mi*mbr* en sus manos, toca la punta, saca su lengua y lame sus rosados labios, una gota se escurre de la punta de mi mie*bro y ella la recoge con su lengua. Y sigue su recorrido, amasa y lame lento, lento y luego succiona llevándoselo poco a poco a la boca, hasta el fondo de su garganta. Es tan descarada, tan calientemente descarada y buena en ello, que me hace gemir por más. Me gusta lo rápido que se ha desinhibido y aprendido a obedecer, y me vengo realmente rápido.

Suspiro, maldición, soy como un hormonal adolescente con ella. La verdad es que no sé muy bien quien tiene el control cuando es sumisa, simplemente siento que no soy yo, y malditamente me frustra pero deliciosamente.

Después de esa grandiosa y rápida venida, la ato a la cama y vendo sus ojos, me deleito con su cuerpo utilizando perversas e imaginativas formas, y pruebo su aguante ante el dolor.

Su piel enrojecida y sus gemidos de excitación me dicen que es capaz de aguantar, sabe que tiene su palabra de seguridad, pero no la pronuncia. Después de sus desesperados gemidos de placer, mi lengua comienza ansiosa su recorrido por su piel suave, caliente y enrojecida, me adentro entre sus pliegues y soy implacable. Con ella no hay un patrón, no hay reglas y eso es algo extraño en mí, pero lo acepto. Es diferente pero me gusta que tanto ella como yo tomemos el control, que seamos dominantes.

El día pasa demasiado rápido para mi gusto, ella debe viajar mañana y no deseo que se aleje por tantos días, incluso me ofrecí a acompañarla pero ella se negó. Nadie puede saber de nuestra relación, una idea que en un principio fue mía, y me arrepiento por ello.

Su respiración es regular, la observo, mientras esta envuelta alrededor de mi cuerpo, otra regla rota, jamás duermo con nadie, pero con ella todo se volvió de cabeza y nada es como debería ser. Creo que el amo fue domado, creo que la fierecilla y el monstruo ya no son los mismos luego de días, semanas, no lo sé, solo se que llevamos bastante en esto.

Beso su hombro desnudo y mi amigo se despierta, pero me aguanto y cierro los ojos tratando de dormir, de no pensar que el empresario de hielo ya no existe, al menos no con ella.

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