La misma rutina todas las mañanas. Despertar, hacer el desayuno los días pares y a papá le tocaba los impares. Bañarme o a veces no deseaba hacerlo. Sentarme en el sillón a mirar el techo o subir a la habitación a hablar con Patricia. De vez en cuando la veía los jueves. Pero ella debe ir al médico por situaciones complicadas. Dormír por cinco horas o más. Odiaba la televisión. Veía videos de Tik Tok, luego pasaban tres horas y eso preocupaba, iba a pescar una miopía. Comía palomitas con salchicha en el almuerzo o arroz con huevo. Detesto cocinar, para eso conseguiré un marido para que me cocine. Luego, caminó por el suelo descalza. Y vuelvo a la cama. Los sábados voy a la habitación de papá. Abro su armario y encuentro intacta la ropa de mamá. La imagino con la ropa. Tan sonriente con su dentadura a la perfección. La mirada tranquila y de “nada va a pasar si sigo en pie”. Al ver a papá en la cocina ayudándola a cortar una zanahoria aún cuando se demorara media hora. A mamá le aparecían mil planetas en sus pupilas azules. Papá la alagaba porque en ella podía ver el cielo, pero jamás imaginó que iba hacia ese espacio anónimo.
Salí del colegio a los 17 años. Y ahora con 19 años estoy perdida sin saber qué quiero hacer. Todavía el trabajo no está en mis manos y el dinero, el único de lo que queda de mamá. Cada mes papá me da 20 mil o 50 mil, y yo lo guardo en mi marrano rosado.
Dejé mi hobbie de dibujar. Me estresa cada vez que coloco la punta del carboncillo en el papel blanco. Mi única opción es observar los audífonos y volverme a colocarlos. Sentir el aburrimiento sin hacer nada. Remembrezo cuando tenía 5 años, y me preguntaban “¿Qué deseas ser?” como Barbie. Una cuestión de ensueño para la corta edad que poseía. Respondía “—Una doctora”. Volvían a curiosear al tener 15 años, y dije otra respuesta “—Una pintora”. Y a los 17 años, nos explicaban los beneficios de las carreras y presionandonos a encontrar nuestro motivo sustancial en este mundo. Porque sin ello, seremos incapaces de encontrar una vida laboral, ni profesional.
En esos años salí sin sueños, desilusionada y preocupada más por el dinero, que por la educación. Para sentirme necesaria y no estúpida. Hice un técnico de finanzas, para tener la fortuna de trabajar en un banco, sin embargo, cometí errores al tomar decisiones. Ahí es cuando las personas te dicen, “—Acabas de perder oportunidades”.
No sé si estoy avergonzada por no poder dar más de mi. O simplemente es el proceso de la vida, hacerte insignificante, sin entender si vas a ser alguien, si serás funcionable o serás atribuido como un error.
Debería ser como las personas del siglo XV, eran matemáticos, físicos, filósofos, escritores, geógrafos, les faltó ser cantantes. Pero en el siglo XXI el tiempo es inalcanzable.
Algo cambió en mi.
Volví a posar en mis oídos los audífonos. Y en este día empezó a describir el momento.
*No sé cómo sentir
Quiero intentar
No sé cómo sentir
Si algún día lo podré lograr
Ya disfruté y he terminado
Triste otra vez por no hablarlo
¿De qué estoy hecha?
¿Para qué fui hecha?
¿Por qué yo?
No sé cómo sentir
Quiero intentar
No sé cómo sentir
Si algún día lo podré lograr
Nota:
¿Te identificas con este capítulo?
La canción es de Billie Eilich: "What was I made for".
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Comments
Bea Rdz
So captivating.
2024-06-03
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