Sin Miedo A Quererte.
Hoy es día más feliz de mi vida, frente al espejo veo mi vestido blanco largo y hermoso, siempre me dije que nunca me casaría, pero llevo a Daniel Estrada, a cambiar mi vida y mi manera de pensar por completo, no era el típico mujeriego ni tampoco me trato mal, siempre está atento y cariñoso conmigo y mi familia, ojalá todas las mujeres conozcan a alguien como él.
— Hija ya nos están esperando apúrate.
— Ya voy mamá, solo quiero disfrutar cada minuto de este día.
— Si mi vida, pero vamos, Daniel debe estar ansioso por que no llegas.
— Tienes razón mamá vamos.— Salimos lo más rápido posible, mi hermana Zoila y mi mejor amiga Luna, eran mis damas, mi mamá me acompañó en este día maravilloso, por un instante me quedé pensando en mi papá, me hubiera encantado que me entregara en el altar.
Al llegar a la iglesia, estaban todos ahí, Daniel al verme sonrió, se nota que estaba desesperado, se acercó a mí, como amo a este hombre.
— Pensé que te arrepentiste.
— Como crees mi amor, sabes que solo muerta no llegaría a nuestra boda.
— Te amo, mi princesa.— Me beso sin importar nada a nuestro alrededor.
— Ya, ya entren todo a la iglesia.— Dijo mamá, y todos entraron menos nosotros que aún no nos separamos.— Y ustedes aguantense hasta después de la boda, vete adentro Daniel ya.— Daniel sonrió y entró, mi madre a veces exageraba, pero aun así la adoro.
— Gracias mamá.
— Sabes que eres mi niña, mi princesa mayor, ya eres toda una mujer.
— Lo se mamá, ahora solo entremos, Daniel y los invitados nos esperan.
— Si hija, vamos.
Entramos a la iglesia estaban todos ahí, no estaba nervioso porque sabía que era lo que más deseaba, ser esposa de este hombre tan maravilloso así que mi seguridad era notable, los invitados no dejaban de murmurar, no sé si cosas buenas o malas, la gente en realidad siempre hablara por mas que todo este perfecto, siempre habra un defecto.
— Sabes que eres preciosa.— Me dice haciendo que me sonroje.
— Y tú también eres perfecto.
La ceremonia empezó y todo salió bien, luego fuimos a la fiesta y fue espectacular, Daniel no se separó de mi ningún momento, como dije él era perfecto, y sé que nuestro matrimonio será el mejor.Ya por la noche subí a mi cuarto a cambiarme, ya que nos iríamos de viaje de bodas en unas horas.
— ¿Hija podemos hablar?— mi madre me saco de mis pensamientos, se veía preocupada.
— Claro mamá.
— Quiero que sea fácil tener en cuenta que el matrimonio no es, hay ocasiones que hay problemas.
— Mama lo dices tú que tenías la relación más bonita con mi papá.
— Camila, sé que tu padre era el mejor esposo, pero si usaba problemas a pesar de no dar a notarlo, pero eso si siempre hay soluciones para todo en esta vida.
— Lo sé, pero ya verás que con Daniel seremos felices, de eso ten por seguro.
— Eso espero mi vida.
Luego de la conversación con mama, baje y todos estaban esperándonos, Daniel estaba listo, solo me faltaba lanzar el ramo a todas las soltera, pero una chica llamo mi atención, nunca la había visto y no la invite yo, seguro es alguna conocida de Daniel, pero o raro es que no dejaba de verme y se puso entre las solteras, no le di importancia así que lance el ramo y justamente cayó en manos de esa chica, lo que llamo más mi atención.
— Yo lo quería.— Dice Zoila chillando.
— Todavía ni novio tienes.— Le dije sonriendo.
— Pero igual lo quería yo.
— Bueno basta estas muy chiquita para tener novio.— Le dijo mamá en manera de reclamo.
— Bueno ya es hora de irnos mi amor.— Dice mi esposo con voz tan tierna.
— Si mi vida.
Nos despedimos de todo y nos subimos al carro, esa chica me llama mucho la atención, pero no quise preguntarle nada a mi esposo ya que quería disfrutar mi noche de bodas con él.
Llegamos al aeropuerto, tuvimos que esperar, pero estando con Daniel el tiempo se pasó rápido, ya paso una hora y nos tocó subir a nuestro avión, el vuelo fue rápido ya que iríamos a las playas, pasaríamos una luna de miel increíble.
En la cabaña que alquilamos la pasamos increíble, Daniel era tan romántico que quisiera pasar toda mi vida aquí con él, ahora más que nunca digo que no me equivoque al casarme, será el mejor padre para nuestros hijos.
Después de una semana regresamos a nuestra casa, recién comprada él había elegido para nosotros y estaba preciosa, era nueva y tenía todo lo que a mí me gustaba.
— ¿Te gusta?
— Si me encanta mi amor, seremos muy felices aquí.
— Lo sé, pero ahora que estamos de regreso quiero decirte algo.— Su cara era extraña, será que algo anda mal, si es así lo arreglaremos en seguida.
— ¿Pasa algo?, amor si es así yo….
— No es nada malo, al contrario, creo que sería algo bueno para ti.
— Algo bueno.
— Si mañana mismo quiero que renuncies a tu trabajo, ya que estamos casados, y yo gano bien, no es necesario que trabajes, además tu podrías hacerte cargo de la casa, y así no pagamos a nadie, y como cocinas delicioso, me enamorare mucho mas de ti.—No me esperaba esto, además nunca hablamos sobre nuestros trabajos, tal vez ese fue un error, yo también ganaba bien y quería seguir teniendo mi propio dinero, no he sido de las mujeres que les guste depender de alguien, bueno ahora estoy casada y no sé si sea lo correcto.
— Amor, nunca me dijiste que querías que renunciara a mi trabajo.
— No te lo dije, bueno creo que se me paso, amor, sabes que quiero que nuestra familia sea perfecta, quiero tener hijos, y quiero una esposa que se haga cargo de la casa, que cocine y que cuide a los niños, sabes que me vuelves loco con tu comida.
— Pero yo no quiero renunciar, además creo que puedo trabajar medio tiempo y por la tarde venir a la casa y cocinarte lo que más te gusta, no quiero ser una mantenida.
— Camila, quien dice que las mujeres que pasan en casa son mantenidas, son las que más trabajan, sabes que es así, yo no quiero que te sientes mal pero mañana vas y renuncias.— se metió al baño y mis lagrimas bajaron por mis mejillas, no quería renunciar, tenía más de 3 años en esa empresa y me gustaba mi trabajo, era una de las mejores, ahora me quedare sola en casa todo el día y es algo que no quiero, tampoco me agrada la idea.
Al rato salio del baño y al verme triste solo me abrazo.
— Se que debí decírtelo antes, pero mi amor quiero que seas una madre ejemplar y siempre estes al pendiente de nuestros hijos.
— Lo entiendo, solo que voy a extrañar trabajar es todo.
— Si amor, pero es solo hasta acostumbrarte, eso sí quiero que me cocines todo lo que me gusta.
— Claro mi amor, así será.
Esa noche la pase pensando en mi renuncia, no quería hacerlo, pero mi amor es más grande que mi trabajo, quiero que funcione mi relación con Daniel.
- Amor buenos dias
— Buenos días, que guapo
— Gracias amor, y no te olvides de hacer lo que hablamos.
— Si ya más tarde voy, oye ¿Quién era la chica que atrapo el ramo?Cuando lo lanza.— Su cara era de sorpresa creo que no se imagina que le pregunte eso, ya que habían pasado muchos días.
—Pues creo que era amiga de mi hermano.
— Amiga de Tadeo, está seguro, a tu hermano nunca lo he visto con nadie.
— Si es raro, pero con el andaba ella, seguramente es su novia.
— Ojalá y que sea feliz, así como yo lo soy contigo.
— Si mi amor ojalá, bueno me tengo que ir a trabajar, te amo.
— Yo igual mi amor te amo.
Termine lo que estaba haciendo y me fui a vestir para ir a la empresa donde trabajaba, Luna me va a matar ya que ella no ha de estar de acuerdo con mi decisión de dejar de trabajar, ella es muy independiente y no le agradan los hombres machistas.Daniel nunca se a portado extraño, es la primera ves que me habla así, bueno capaz es para que no me descuide de la casa y la familia, es un gran hombre de eso no hay duda así que pondré de mi parte para que funcione mi matrimonio.
Ya estaba lista para entrar a la empresa que me dio la oportunidad de ejercer mi profesión y además gran mi dinero para mis cosas, me duele dejarlo, pero como dije a veces es malo estar sola así que voy a poner todo de mi parte para que funciona mi matrimonio.
—Como esta una mujer casada, bienvenida.— Dice Luna detrás de mí, la abrazo con ganas de llorar, pero ella al separarse me pregunta preocupada.
— ¿Qué te hizo ese infeliz?Yo lo mato, donde esta.
— Tranquila, vengo a renunciar y por eso estoy triste.
— Es broma, Camila, mírame es broma.— sus ojos se abrieron ella sabe bien que yo no quiero renunciar, me encanta mi trabajo.
— No, me voy a dedicar a cuidar a mi familia, voy a quedarme en casa.
— Camila, escúchate estas, loca, eso no es algo que tú quieras, él te está obligando verdad.
— No me obliga.
— Pero te lo sugiere, Camila por favor, escúchame, tu eres la mejor en lo que hacemos, y sabes bien que hay que estar activo para no para seguir creciendo, cada año actualiza el mercado y si dejas de trabajar, cuando ese idiota te deje, vas a perder la actualización.
— Luna, porque dices eso, Daniel no me va a dejar
— Claro que no por que si lo hace lo mato.
— Basta, el no me va a dejar y la verdad mi trabajo es muy desgastante y como voy a cuidar a mis hijos cuando los tenga
— Bien dices cuando los tengas, aun no estas embarazada, y no tienes porque renunciar, sabes que tengo razón.— Y si Luna tenía razón, no quería dejar mi trabajo, pero ya se lo prometí a Daniel y no cambiaría de opinión.
— Amiga, lo siento ya no hay vuelta atrás, te veo luego.
Ma retire y me fui a ver a mi jefe, entre y claro que se sorprendió por la noticia, pero como el sabe decir que todos son reemplazables, hasta yo que era la mejor, busque a Luna y al verme solo movió la cabeza.
— Te das cuenta lo que acabas de hacer.
— Si amiga, ya ni modo.
— Sabes que a ti no se te da estar en la casa durmiendo
— Luna sabe que ser ama de casa no está mal
— No, claro que no esta mal, pero para ti que estas enseñada a siempre trabajar ganar tu propio dinero, va hacer difícil, sabes bien que no todas las mujeres nacieron para ser amas de casa, y tu no naciste para eso, yo menos pero el amor te volvio ciega.
— Ya no me regañes más, solo quiero ir a avisarle a Daniel.
— Bueno amiga ve y disfruta tu vida y en serio si algo te hace Daniel me a visas para ir a matarlo juntas
— De acuerdo te quiero mucha amiga
— Y yo a ti mi ciega.
Fui directo a la empresa donde trabaja Daniel, quería darle la sorpresa, pero yo me di una sorpresa, estaba la chica que tomo el ramo el día de mi boda, me quedo viendo y no dijo nada ni siquiera me respondió el saludo, pero Daniel dijo que no la conocía, eso era extraño ya que si estaba aquí debe por lo menos haberla visto.
No le di importancia y fui directo a verlo, me sonrió cuando me vio entrar, esa sonrisa era lo menos que podía ver en estos momentos.
— Sabes que eres la mujer más linda que he visto.
— Si mi amor lo se.— me acerque a el y me senté en sus piernas, nos besamos tan tierno que no quería que se acabe este momento, no había duda de que era lo mejor que eme a pasado, o amo no hay duda.
— Que linda sorpresa.
— Te puedo sorprender todos los días.
— Sería lo más lindo que hagas.
— Ahora tendré mucho tiempo para venir a verte
— Renunciaste
— Si amor, lo hice
— Por eso te amo, lo sabes verdad.
— Si, aunque me siento mal, sabes que me encantaba ese trabajo
— Lo se mi amor, pero ya te expliqué, quiero que estes presente en la vida de nuestros hijos.
— Ok amor, oye la chica del ramo estaba abajo en recepción, no me dijiste que no la habías visto
— Amor, estaba en recepción bien dices, porque tengo que conocerla, además que tanto misterio con esa mujer.
— No se me parece demasiado hermosa y misteriosa además me queda viendo de manera extraña
— Tal ves sea sea porque eres la mujer más hermosa del planeta.
— Ya mi amor, en serio, no la conoces
— No, tal ves vino con Tadeo sabes que el también trabaja aquí, y seguro vino con el tal vez el hizo que la contraten.
— Puede ser, yo voy a tener una cena que preparar.
— Huy mi amor, y que vas a cocinar.
— No sé, te sorprenderé.
— Está bien te amo.
Me despedí y Sali de ahí, justamente caminando hacia la puerta vi a Tadeo pasar a un lado de la chica y fue extraño ya que no se hablaron, no quise preguntar nada más, parecería una esposa celosa y no quiero empezar a arruinar mi matrimonio, pero se que algo pasa con esa mujer y tendre que averiguar, pero mas despues, ahora solo me concentrare en mi matrimonio.
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