CAPITULO IV

Lavar los trastes se estaba volviendo una tarea difícil..

El chico que se encontraba a mi lado no hacía absolutamente nada, simplemente se limitaba a hacer malabares con las frutas de la encimera. Estaba jugando con mi paciencia y nada bueno podría salir de esto.

—¿Podrías tranquilizarte?— Dije por fin.

—¿Que? ¿No es divertido?

Lo miré, creí que entendía con una simple mirada pero el era muy idiota como para entenderlo.

— No, estás jugando con mi paciencia.

El simplemente río y yo me enojé muchísimo más. Tenia que recordarme a mi misma que si me comportaba mal mi padre podría castigarme lo que significaba que estaría encima de mi hasta la siguiente semana.

No nesesitaba atención paternal en ese momento. Quería ir a mi lugar feliz.

—Creo que estás lavando mal ese plato...

Lo que me faltaba.

Deje caer el plato y lo mire. Levanto una ceja y otra vez su maldita expresión.

—Mira, no estoy para tus tonterías, sé quién eres y se como se comportan los de tu clase. Te lo diré solo una vez y quiero que pongas atencion: No me interesas, ni en una relación sentimental, ni siquiera como amigo.¿Entendiste?

Detuvo la manzana y me miro, su expresión cambió a una más seria.

—A ver niña, no porque tu padre sea el Capitán significa que esté interesado en ti, no todo el mundo gira a tu alrededor. Y no me conoces, jamás lo harás porque jamás me acerco a las personas como tú.

Y sin decir una palabra más, abandono la cocina dejándome con un muy mal sabor de boca. Jamás me había creído por que mi padre tuviera tal rango, al contrario trataba de esconder por todos los medios su rango.

No es como si fuera por la vida diciéndole a todo mundo que mi papá sabía manejar bien las armas.

De la nada, la voz de mi padre entró por la cocina y prometía problemas. Su rostro se encontraba rojo por el coraje y sus labios se formaban en una delgada línea tensa.

Atrás de él Douglas venía con su hijo e iban a ser parte del espectáculo.

—¿Que es esto, Tracy?

Entonces la rosa que me habían dado se encontraba en su mano, claramente la había maltratado ya que sus pétalos caían sin ganas de la pequeña flor.

Así como, mi padre descubrió la rosa, el chico abrió los ojos de par en par.

Quizá mi tiempo en La Bruja estaba llegando a su fin.

Me armé de valor y observé primero a mi padre, era el más cercano y como buena chica que soy, debía resolver el problema uno a uno. Aunque no iba a negarlo, me moría de miedo.

—Me la regalaron.

Los ojos del chico me observaron atentamente, intenté que no me afectaran. Nesesitaba todo mi autocontrol para manejar la situación, mi padre era un asunto delicado y no podía echar todo por la borda. Me gustaba La Bruja.

Ahí yo era quien en realidad soy. Y tenía que defenderlo a capa y espada.

—Yo se la regalé—Dijo el rubio.

Y por mérito y me desmayo.

Su padre observó al chico y luego ambos padres se miraron, el miedo me carcomia por dentro, no quería que hablara.

Pero bajo la mirada de los padres no pude hacer nada y el lo noto, sus piezas encajaron perfectamente en su cabeza y estaba segura que podía decirlo en voz alta tirando a la basura mi futuro.

Me arrepentí por vez primera de las palabras que le había dicho en la cocina. Así que tuve que hacer la única cosa inteligente que podía: Fui hacia él y le tomé de la mano, su mano grande podía aplastar con fuerza la mía, pero en lugar de eso entrelaza sus dedos y extrañado subió una ceja.

—Nos...¡ nos conocimos en la escuela!—Dije en voz alta y todos los presentes me miraron.

Pero el único que no estaba contento era el chico.

—Él, me regaló la rosa como símbolo de agradecimiento. Soy de cuerpo estudiantil y hago que los alumnos nuevos se sientan como... ¡Familia!

El apretó más mi mano, claramente no estaba feliz pero no iba a dejar que hablara. Necesitaba una tregua y era más fácil si él cooperaba.

Y lo único que podía obligarlo a cooperar, eran más mentiras.

—¡Somos novios!—Grite y ni siquiera yo pude detener semejante palabra.

Si que estaba loca, nesesitaba un psiquiatra pero ya.

—¿Que dijiste, Tracy? ¿Novios? ¡Desde cuando!—Dijo mi padre, claramente pude ver como se tanteaba las caderas para empuñar la pistola.

El chico a mi lado palidecio.

—Raymund,es perfecto—Dijo Douglas deteniendo a mi padre, lo agradecí internamente. — Los chicos ya se conocen, vamos a dejarlos que tengan un noviazgo ¿O que, no confías los suficiente como para saber que crié a un buen hijo? ¿O estás dudando de tu propia capacidad?

Entonces mi padre, sonó su garganta en señal de nerviosismo y acomodó su corbata, esa expresión era extraña para mí pero pues no era para más.

—No, Doug, lo que pasa es que Tracy solamente es una jovencita...

—Es una señorita que tiene capacidades suficientes para elegir. He dicho, si los chicos quieres salir, adelante tienen mi bendición. No olvides la tuya, Ray.

Mi padre, sin decir nada se limitó a asentir y sin mirar en nuestra dirección, camino hacia la puerta que daba a la cocina.

Cuando ambos estuvimos solos pudimos saltarnos. O más bien, él chico intento quedarse con tres de mis dedos.

—¿Novios? ¿Estas loca?

—Perdón es lo primero que se me ocurrió.

—¿No piensas verdad? ¡Ellos nos obligsran hasta que nos casemos! ¡Yo no me quiero casar!

—Perdón, simplemente...

El camino frustrado, su pelo se encontraba desbaratado, claramente expresaba lo que yo sentía en aquel momento.

Nunca supe que la verdad se iba a saber de aquella manera, ni siquiera que alguien más estuviera involucrado.

—Simplemente querias esconder el hecho que bailas en un Cabaret ¿No he cierto?

Me limité a asentir, ya no tenía caso ocultarlo a él. ya lo sabía.

—Prometeme que no lo vas a decir, por favor. LA BRUJA es mi vida, amo el lugar. Por eso lo mantengo en secreto, me gusta demasiado como para exponerlo sobre mi padre. Sabes que pasará si se entera por favor.

Dudaba que me ayudará, incluso podía sentir como estaba a punto de irle a decir a los dos hombres afuera cuando el me tomó por el hombro y me miro, aquellos ojos grises me dieron la esperanza que nesesitaba.

—No lo diré, pero si prometes una cosa.

—Acepto ¿qué es?

—Wow ¿Tan rápido?

—LA BRUJA es mi vida, si me ayudas te daré lo que sea.

El asintio con aprobación y llevo su mano a la barbilla. Lo pensaba.

—Bien, quiero que me bailes todas las noches, así como si lo hicieras en la Bruja.

Y con eso, sin esperar nada más cai de nalgas hacia él piso. Estaba perdida.

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Comments

𝓐𝓷𝓰𝓲𝓮 𝓭𝓮 𝓢𝓾𝓪𝔃𝓪 🦋

𝓐𝓷𝓰𝓲𝓮 𝓭𝓮 𝓢𝓾𝓪𝔃𝓪 🦋

No eran pues azul bebé?

2022-03-26

0

Lau

Lau

Se aprovecho del momento!!!

2021-09-04

0

Ale

Ale

Jajaja mira que listillo el chiquillo

2021-05-27

1

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