CAPITULO II

Las luces de la casa estaban apagadas, mi padre está noche dormiría como tronco. Tenia guardia esta semana y se la pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en el trabajo.

El capitán Raymund Morgan era el mejor de su clase y no era para más, su vida era el trabajo. Yo, su hija, quedamos en segundo lugar y para él, ese fue el motivo de abandono de mi madre. No la culpaba, vivir con un autoritario hombre que solo sabía ladrar órdenes no era la mejor compañía de esposo. Pero yo, como su hija, no tenía opción y la verdad, me acostumbré a ello.

Y a pasaba el suficiente tiempo como para gobernar mi vida. Pero eso solo lo sabia yl quería tener todos los hilos de mi crecimiento en la mano y se sentía seguro moviendolos desde la comodidad de su asiento en la guardia costera.

La alarma en mi celular vibró y supe quien era. Conteste a la tercera vibración.

—¿Donde estás, perra?

—Hola, buenas noches para ti tambien—Susurre.

—No jueges conmigo, hay demasiada gente pidiéndote ¿Donde te metiste? Llegarás tarde.

Dyna era la encargada de La Bruja, una mujer esbelta con curvas peligrosas y con buena visión para los negocios. Ella también participaba en el club de las Brujas y por supuesto era la estrella principal. Al parecer era mi jefa pero era más como una compañera para nosotros. No había posiciones desiguales, solo trabajo.

Mire mi reloj y estuve a punto de maldecir cuando Dyna le gritó a alguien en la barra.

—Lo siento, Dyna, corro enseguida para allá.

—Pues será que te apures, porque no tienen mucha paciencia.

Sin esperar a que terminara su oración, colgué. Tome mi abrigo y abri mi ventana sigilosamente, aunque estaba en el segundo piso, las escaleras de emergencias de la casa me daban la seguridad que nesesitaba para bajar de ahí.

Cuando estuve en terreno seguro, saque mi bicicleta del arbusto y camine sobre los árboles nublado mis acciones al piso de arriba.

Cuando estuve lejos del ojo de mi casa, me monté en la bicicleta y manejé lo más rápido posible. Tenia exactamente tres segundos para llegar y dos para cambiarme de ropa.

Afuera me esperaba Rosé, la tercera bruja de la lista. Tomo un cigarro de sus labios, inhalo un poco para luego dejarlo salir en forma de O de su boca.

—Llegas tsrde—Me recordó.

Agitada solo le di un asentimiento.

Cuando estuve enfundada en mi traje de lentejuelas, me sentí otra chica. Una hermosa, con cabello castaño y labios color rosa. Bajo el antifaz podía ver mis ojos color gris que resaltaban en las decoraciones doradas del accesorio.

En aquel traje me sentía hermosa, poderosa y con carácter.

Me acomode mis plataformas cuando Dyna entro como rayo a la habitación. No sé veía claramente feliz. Su rostro moreno revelaba una belleza que era un peligro para los hombres que se le pusieran enfrente.

—Tracy entras en cinco segundos.

Camine hacia el pasillo y acomode perfectamente mi antifaz antes de salir a escena. Cuando mi nombre sonó en los altavoces, camine hacia la luz y comencé mi baile.

En la posición en la que estaba solo podía observar los ojos que me miraban, el deseo era una llama de fuego ardiendo en cada mirada, cada paso y cada movimiento de caderas.

Era simplemente preciosa y nadie decía en voz alta mis imperfecciones. Solo gritaban dejándose hipnotizar por el deseo de las brujas.

Cuando mi baile acabó, la ronda de aplausos me dio la bienvenida que nesesitaba.

—¡Perfecta, como siempre!—Dijo el altavoz. —Despidamos a Edwina.

Cuando me quité mis plataformas, alguien me esperaba en la entrada de los vestidores. Un chico cliché esperaba por mi, cuando me vio sus ojos se iluminaron y la pequeña rosa destacó en sus manos.

—Edwina— Dijo con voz seductora.

Casi me vomitó encima de él.

—Creo que no debes estar aquí, chico.—Me límite a ignorarlo. Si lo dejaba pasar, violaba mi propia regla.

Cero chicos cerca de mi.

Y el que estuviera en mi puerta ya era demasiado.

—Estuviste, divina. Típico de una bruja.

Lo miré de arriba a abajo, su cabello era rubio, sus ojos color azul bebé y sus labios parecían inyectados de bótox.

No era mi tipo en lo absoluto.

—¿Nesesitas algo?

—A ti.

Por poco y me río en su cara. Intente dejar las palabras sarcásticas para Tracy.

—Huy, mal paso chico. No soy de nadie.

—Bueno, acepta que te dé esta rosa.

—¿Y te largas?

El cansancio de la adrenalina caía sobre mis hombros, solo quería regresar a la cama y volver a ser niña buena normal. Como toda cenicienta normal. El encanto solo duraba unas horas y yo no iba a ser la excepción.

Pero el chico insistió mientras extendía la rosa hacia mi.

Era bonita, claramente no era real, era simple y sencilla, sus pétalos rojos eran del más fino terciopelo. Y el tallo era de un verde precioso.

Era una divina joya en un pequeño y delicado regalo.

No lo iba a negar, me encantó el regalo.

—Esta bien, ahora vete.

El chico sacó su mejor sonrisa y camino hacia la puerta sin perderme de vista. Cuando dio su última mirada, parpadeo y se perdió detrás de la pared del cabaret.

*********************************

—Por supuesto que es mejor Pitágoras que Baldor. Es obvio. — Dije en voz alta y mi amiga solo se quejó.

—No quiero tener nunca más está conversación. Prometelo— Dhapne levanto la mano y la puso en el aire.

Ella odiaba matemáticas y yo lo amaba. Eramos las típicas amigas con gustos diferentes, pero aún así, siempre me acompañaba a hacer la tarea. Ella en realidad solo ojeba revistas de chismes pero hacia el intento de conseguir tiempo para estar juntas.

—Perdón.

—No pidas perdón, simplemente odio las matemáticas eso es todo. —Se encogio de hombros y siguió viendo su revista— ¿Ya sabes del comité de bienvenida de Virginia High.

Detuve mi lapiz ¿qué sabia ella que yo no?

—¿De que hablas?

Ella se detuvo y abrió los ojos de par en par. En su mirada se veía la emoción avecinandoce.

—Dime ¿el comité no te dejo afuera?

Me encogi de hombros, no todo era decisiones mías, si no de la rectora. Y solo era útil cuando me nesesita y no después.

—El chico nuevo también es un genio como tú.

—Mientras no me quité el puesto de primer lugar por mi que sea presidente de la preparatoria si quiere.

—¿No estas ni un poquito preocupada?

La mire, ella si lo estaba.

—En realidad, no.

Ella se paró de mi cama y camino hacia mi, me tomó de la mano y me miro a los ojos, cuando no encontró lo que buscaba palmeo molesta. La reina del drama había posicionado su lugar y no planeaba moverse.

—¿Porque no?

—Porque lo que dices en primer lugar no es muy...—Moví mi mano para enfatizar

—Coherente que digamos, ¿un chico cliché siendo el cerebrito de la clase? Típico de una novela.

—Pero toda la escuela dicen que es real, que lo único malo de él, es su conducta.

Me reí y ella arrugó el entrecejo.

—¿Un chico guapo, inteligente y con mala conducta? ¿No crees que suena s un chisme? Por favor, tu eres más inteligente que eso.

Ella lo pensó un poco, pero no la convenció.

—No, puede existir un chico de esa magnitud en la vida real si no, ¿Como aparecía en los libros?

—Imaginación —Le dije enfatizando con las manos. Me sentí bob esponja hablándole a Patricio.

Me despidió con la mano.

—Eres demasiado aburrida para apostar, pero cuando lo veas, hasta tú, la virgen hasta el matrimonio, se le caerá las bragas. Y cuando eso pase, me reire en tu cara.

La ignore, necesitaba terminar mi tarea y no involucrarme más allá con los chismes de Virginia High.

Siempre había todo tipo de comentarios en los pasillos, eran el peor juez para adolecentes como nosotros. Y aquel chisme no iba a ser la excepción, Virginia High ya se estaba preparando para comerse vivo al chico nuevo.

Cuando termine mi tarea, Dhapne ya se había quedado dormida encima de la revista. Ella era adorable, sin embargo, era un torbellino cuando se trataba de limpieza.

Guarde mis libros pero algo llamo mi atención.

La rosa que me había regalado el chico descansaba en mi mesita de noche, la había cuidado lo suficiente para que sus pétalos no se maltrataran. Así que no sabía en qué lugar ponerla y solamente la había puesto ahí.

El regalo me había encantado lo suficiente como para meterlo en mi vida como Tracy, en La bruja siempre te mandaban regalos pero aquellos siempre se quedaban en el camerino del cabaret. No quería a mi padre hurgando mis cajones después de ver que alguien había mandado rosas o ropa interior.

Solo esperaba que aquella flor no me metiera en problemas en mi perfecta vida hasta ahora.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play