Rose despertó por el sonido del timbre de su casa. Buscó su despertador y eran las 7:30 am. Se puso sus pantuflas y una bata encima de la pijama y fue a abrir la puerta. Fue una desgraciada sorpresa encontrar parado ahí a Mike. En cuanto la vio, el sólo le dirigió una mirada osca y pasó adentro sin ninguna invitación.
- Claro, puedes pasar -dijo Rose con evidente disgusto.
- ¿Me puedes explicar lo de tu renuncia?
- Creí que había sido muy clara. No quiero tener nada más que ver contigo. Rompí nuestro compromiso, y por supuesto que rescindire de nuestra relación laboral también.
- No me puedes hacer esto por una simple discusión Rose, sabes lo que la gente hablará.
- Esto no es por una simple discusión. No es la primera vez que te diriges a mi con palabras tan hirientes. Nuestra relación se acabó hace mucho tiempo, solamente no nos habíamos dado cuenta.
- Cariño, puedo cambiar, pero no tires todo por la borda -dijo Mike suplicante.
- No Mike, no cambiarás, hace mucho tiempo que eres indiferente a mi y mis necesidades. Yo he puesto todo de mi en que nuestra relación y el trabajo funcionen, y lo sabes. Nuestra última discusión fue la gota que colmó el vaso.
- Rose, escúchame, te necesito junto a mí. Dentro de tres meses firmaríamos un contrato para un nuevo hotel en Montecarlo y otro en Santorini. Necesito que estés junto a mi, somos un equipo perfecto.
- Si, lo somos -Rose puso una sonrisa triste-, pero solamente en los negocios. Tus motivos para no romper se basan en lo que la gente hablará y en qué me necesitas para hacerte más rico. No has mencionado tus sentimientos por mi o si me extrañas. Esta relación sólo se ha basado en que soy una pareja ideal en los negocios y en que salimos bien en las entrevistas, pero nada más.
- Eso no es cierto Rose. Si hablo del trabajo es porque tu y yo hemos construido juntos este imperio, es como nuestro bebé. Sabes que Montecarlo y Santorini nos impulsarán a un nuevo nivel, y podremos competir contra los mejores. Es tu esfuerzo y el mío. Además tienes acciones en la empresa, el 25% no es cualquier cosa, esto también es de tu interés.
- No me importa esto por el momento. Sabes que puedes encontrar asesores más calificados que yo. Quiero estar alejada de ti por el momento, quiero descansar y encontrarme a mi misma.
- Si no quieres volver a la empresa, esta bien, puedes tomar un par de meses como vacaciones, serán pagadas. Pero por favor, piensa lo nuestro ¿sí?
- Lo nuestro está acabado. Murió. No quiero repetirlo.
- Pará mí no a acabado. Puedo cambiar, y te lo demostraré.
- Vete de mi casa ahora.
- Esta bien, cuidate, Rose -Mike se acercó para abrazar a Rose, pero esta lo esquivó, y sólo le dio un beso en la frente, antes de llegar a la puerta se giro para verla de nuevo-. Te sigo amando Rose, quizá no soy el mejor para demostrar lo que siento, pero me esforzaré por ti.
La llegada de Mike fue solamente un motivo para generar más problemas en ella. Por lo menos se dio cuenta que no cayó rendida a sus brazos, y que sus cinco años juntos fueron tal vez por la costumbre, y no por amor. Tras su partida se quedó agotada, como si la hubieran drenado de toda su energía. Lo mejor que podía hacer en ese momento, era desayunar, se haría unos deliciosos waffles con crema de avellanas y pistaches, un capuchino y un cuenco de frutas, nada mejor que el azúcar para levantar el ánimo, pensó.
Mientras cocinaba, pensó inevitablemente en ese lindo chef de la noche anterior, Roberth. Era un hombre apuesto y dulce, definitivamente le gustaba, se había sentido tan conmovida cuando le mando una nota con su número telefónico, le recordaba a los días de escuala, pasándose notas mientras los profesores no se daban cuenta. Se mordió el labio pensando en él, tenía algo dulce y tierno en sí actitud, pero al mismo tiempo era sexy y refrescante a comparación de los empresarios que estaba acostumbrada a tratar. Desayunaba alegremente, pensando cual sería el momento indicado para hacerle una llamada, ¿era adecuado hacerlo con la excusa de la cena que le había prometido? Quizá solo fue la cortesía propia de un restaurantero, pero no podía pensar en ninguna otra razón para llamarlo. Santa Virgen Inmaculada, hacia años que no coqueteaba con nadie, ni si quiera sabía que se suponía que debía decir o como actuar. Debía parecer una tonta, hacía muchos años que no se planteaba como acercarse a un desconocido, y ahora no sabía cómo actuar, ya no era una niña, pero sin duda seguía siendo ingenua en algunas cosas.
Mientras sus pensamientos divagaban sobre cuál sería un motivo razonable para llamar a Roberth y no parecer una mujer interesada por la oferta de una cena gratis, su celular comenzó a sonar, cuando lo tomó, se le escapó un grito, era el número de Roberth, ayer mismo lo había guardado. Oh Dios, ¿que haría ahora?, ¿que debía decir?
- Respira Rose, el marca por algo, tu solamente sigue la conversación.
Con nerviosismo, deslizó su dedo por la pantalla y se acercó el teléfono a la oreja.
- ¿Bueno?
- Hola Rose, soy Roberth, nos conocimos ayer.
Su voz varonil la envolvió en una calidez que hace mucho no sentía, y sin poder evitarlo, ella sonrió.
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Updated 37 Episodes
Comments
Sonia Nereida Pérez Pitre
Así tengas 100 años el amor es bello
2022-12-25
2
Adry
🥰
2022-02-23
0
Liz Hernandez
comenzaron muy bien
2021-06-07
4